Herenegun [‘hace dos días’ o ‘anteayer’, en euskera] es el proyecto educativo del Gobierno vasco para que los alumnos de la región se asomen al horror del terrorismo y la violencia política. Asesinatos de ETA diluidos en “miles de personas torturadas”, ausencia de historiadores y casi tantas entrevistas a víctimas de la banda terrorista como de abusos policiales, los GAL, etarras o exetarras: cinco vídeos, de veinte minutos cada uno, que se distribuyen entre los centros educativos cuyos profesores los reclamen. Y que, pese a las polémicas que registró en su esbozo inicial -voces críticas denunciaban su equidistancia con el terrorismo-, apenas ha recogido cambios sustanciales.
Las primeras controversias en torno a Herenegun llegaron desde su nacimiento, con una primera versión en 2018, donde asociaciones como Covite o la Fundación Fernando Buesa criticaban la ausencia de contenidos que consideraban clave para entender la historia reciente del País Vasco, como la creación de Basta Ya, o la incorporación de testimonios que se niegan a condenar el terrorismo de ETA.
Desde entonces se hicieron algunas modificaciones, como la incorporación de entrevistas a personal de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y eliminado los de dos personas vinculadas a Covite, que una vez visto el resultado del proyecto rechazaron su incorporación definitiva a los vídeos.
Proyecciones de 20 minutos que tienen su origen en la serie Las huellas perdidas, de ETB, cuyos capítulos duraban una hora y se emitían en la televisión. Los que se proyectan en las aulas vascas -su difusión depende de cada profesor- duran veinte minutos y cada uno aborda una década de la historia reciente, hasta alcanzar cincuenta años de violencia política en el País Vasco. Aunque en la descripción del proyecto se anuncia que contó con el “asesoramiento editorial” del historiador Juan Pablo Fusi, lo cierto es que en ninguno de los vídeos se entrevista a académico alguno de esta especialidad.
Los cinco vídeos recogen 16 entrevistas a víctimas de ETA. Cuatro corresponden a políticos vinculados al PSE, uno del PP y otro de UCD; otros tres son guardias civiles, seis atienden al ámbito civil y hay un funcionario de prisiones. No se recoge el testimonio de ningún policía nacional, militar, gente acusada de ser chivatos o narcotraficantes -objetivo prioritario de la banda terrorista-. Tampoco jueces o ertzainas.
Los capítulos, además, incluyen seis entrevistas a víctimas de abusos policiales, dos víctimas del GAL, a un etarra y a otros cuatro exterroristas. También el de una víctima del terrorismo yihadista. Del ámbito político entrevistan a dos personas vinculadas al PSE y una autoridad de este partido, tres de la izquierda abertzale y dos del PP, dos del PNV y otras cuatro autoridades procedentes del partido jeltzale. Un total de catorce políticos.
La terna de entrevistados la completan otras once personas procedentes del ámbito civil -destacando voces antinucleares, del cooperativismo, antimilitarismo o profesores de euskera- y cuatro profesionales: una juez, un neuropsicólogo, un antropólogo forense y una periodista. Ningún historiador.
La década de los 60
El primer capítulo hace hincapié en la inmigración que hubo en los años sesenta con destino al País Vasco, así como en los movimientos obreros y las huelgas. Se habla de la represión policial contra estas iniciativas y de que la Guardia Civil torturaba. Esta última valoración es del abogado Patxi Zabaleta, cofundador de Herri Batasuna, quien es entrevistado junto a Gorka Landaburu, objetivo de ETA y voz destacada del antifranquismo.
También se recoge el testimonio de Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA, quien critica que “el PNV estaba sumido en un inmovilismo total”: “Nosotros vamos a intentar hacer algo”. Poco después, la narradora del vídeo añade que “los jóvenes veían que nada estaba cambiando”. Finalmente se recoge una reflexión sobre lo injusta que fue la dictadura y que, con el paso del tiempo, se ha visto que usar la violencia contra ella fue un error.
Los 70: transición y torturas
El segundo capítulo arranca con el testimonio de una víctima de la cafetería Rolando -Madrid, 1974, 13 víctimas mortales-, para seguir con los de Xabier Larena, Izko de la Iglesia y Francisco Letamendía, miembros de ETA condenados a muerte en el proceso de Burgos y abogado en el mismo procedimiento, respectivamente.
El exdiputado del PNV Iñaki Anasagasti introduce el asesinato de Carrero Blanco y la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, habla del atentado de Atocha, perpetrado por la extrema derecha contra abogados laboralistas, asesinando a cinco de ellos. Se detallan casos de torturas, como el de la sindicalista Amparo Arangoa con electrodos. No obstante, se obvian casos como el secuestro, tortura y asesinato de tres ciudadanos gallegos a los que ETA presumiblemente confundió con policías, ni tampoco el número de víctimas durante la dictadura.
Al llegar a la transición, y tras entrevistar a Inés Núñez, hija de un asesinado por torturas, se recoge la primera entrevista a una víctima de las fuerzas de seguridad del Estado: Milagros Durán, hermana de un guardia civil asesinado por ETA en 1974. Se habla del referéndum del Estatuto vasco, pero no de la Constitución. Los años de plomo de la banda terrorista, con cientos de asesinatos, quedan despachados con unos breves comentarios.
Hipercor, pero no casas cuarteles
La matanza de Hipercor del año 87 es el punto de partida del tercer capítulo, con entrevistas a dos de sus víctimas: José Vargas y Rosa Peláez, quien participó en los encuentros restaurativos de la vía Nanclares. Más tarde habla de los inicios de Gesto por la Paz, destacando que su primera manifestación fue en Bilbao en 1987 -cuando realmente fue en 1985-. El vídeo cita sendos informes del Gobierno vasco, uno sobre extorsión a empresarios y otro sobre torturas, en el que se afirma que miles de personas fueron víctima de estos abusos.
Sobre las torturas se destacan los ejemplos de víctimas destrozadas física y psicológicamente, para después abordar el GAL. La crisis económica de los ochenta da pie a hablar de las protestas de trabajadores y la posición de la policía como represora de las mismas. En ningún caso se refiere a los atentados de ETA con coches bomba de los ochenta, como los de Vic, Madrid o Zaragoza; éste último se incluirá en un capítulo posterior para ilustrar la dureza de los inicios del mandato de José Antonio Ardanza como lehendakari.
“Como sociedad hemos hecho autocrítica, debimos reaccionar con más claridad frente a la violencia y debimos haber mirado mucho antes a las víctimas y a su sufrimiento inmenso. ¿Ayuda la autocrítica a reparar el pasado en alguna medida?”, reflexiona el narrador. A renglón seguido se incide en que la mayoría de los asesinatos de ETA fueron contra guardias civiles y militares, sin citar aquellas personas acusadas de chivatos o narcotraficantes, además de políticos o simpatizantes de UCD o Alianza Popular.
Los convulsos 90
El cuarto vídeo, sobre la década de los noventa, arranca con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, resolviendo en apenas unos segundos el secuestro de Ortega Lara. Tras duras imágenes de la kale borroka, del asesinato de Gregorio Ordóñez y varias entrevistas, se aborda el convulso escenario político de estos años: se sugiere que el pacto de Ajuria Enea es respuesta al ‘ruido de sables’ en los cuarteles por atentados como el de Zaragoza, mientras que del pacto de Estella se dejan de citar quiénes fueron los implicados, con una reflexión sobre la “ilusionante” referencia al proceso irlandés.
La entrevista a un antimilitarista es casi tan extensa como la de Sara Buesa, vicepresidenta de la Fundación Fernando Buesa, en recuerdo a su padre, histórico dirigente del PSE asesinado por ETA en el año 2000. Tras citar otro informe del Gobierno vasco, en este caso sobre la violencia de persecución, se habla de los encuentros restaurativos entre víctimas y terroristas, con una entrevista a Maixabel Lasa.
El cierre
Eduardo Madina es el primer entrevistado del quinto vídeo. El tiempo dedicado al cierre del periódico Egunkaria es similar al que se dedica a los casi cuarenta asesinatos perpetrados por ETA en los años 2000 y 2001. El exlehendakari Juan José Ibarretxe habla sobre su nuevo plan de Estatuto para el País Vasco, mientras que a Arnaldo Otegi se le destaca por apostar “claramente por las vías democráticas”, sin citar su militancia previa en ETA o su justificación de la actividad terrorista desde Herri Batasuna.
El capítulo destaca los gestos de reconciliación entre diferentes tipos de víctimas y concluye con entrevistas a Hasier Arraiz, expresidente de Sortu, y a Íñigo Urkullu, actual lehendakari, sin citar iniciativas como Basta Ya, el Foro de Ermua y el movimiento cívico.
Cinco vídeos, veinte minutos cada uno, que suponen uno de los pilares del proyecto educativo Herenegun. La base con la que los alumnos vascos aprenden las razones de la violencia política en el País Vasco de las últimas décadas, del surgimiento y derrota policial de ETA.
Caballeria
Si cuando esos asesinos mataron a su primera víctima, se hubiera hecho el dicho de ·ojo por ojo y diente por diente" otro gallo nos hubiera cantado, que todos sabíamos quien era quién en el país vasco, ellos matan a uno, pues nada, aparecen dos de ellos con la "misma enfermedad", veríais que pronto se les terminaba el ir matando gente por las calles, pero claro,se ponía la otra mejilla y asi paso lo que paso, mas de 800 asesinados y todavía tenemos mas de 350 asesinados sin saber quien los mató, y estos canallas cobrando sueldos en las instituciones......
Pontevedresa
Sería bueno que ademas de hacer un relato veraz, decirles a los niños vascos que su territorio es el único en España que creó una organización terrorista para matar, para aterrorizar a gente que muchas veces ni conocían, simplemente por pensar diferente únicamente, que empezó con Franco, y todos creíamos que después de la Transición eso desaparecería, pero al revés, la mayoría de los asesinatos se cometieron en plena democracia, y que eso no debe volver a pasar nunca más. Y que en el País Vasco tienen que pedir perdón por haber matado a casi mil personas, herido a miles y expulsado de su tiera al menos a 200.000. Los niños deben saber la verdadera historia de su tierra.
RAFA PEREZ
Cuando se escribe sobre la banda criminal ETA, es habitual ver sólo las siglas ETA. Lo adecuado, es acompañar las siglas del calificativo que corresponde BANDA TERRORISTA o CRIMINAL. Con siglas ETA únicamente, sin calificativo, parece que hablamos de una O.N.G. o algo similar. Las nuevas generaciones pensarán que era asociación benéfica para la asistencia a los desfavorecidos o perseguidos. La utilización del calificativo es imprescindible para escribir correctamente la Historia, ahora y siempre. El relato no se le puede ceder a quienes no quieren la unidad de España.
José
Los nazis vascos nos quieren hacer creer que sus Hitler, Arana y Arzallus, sus SS y sus ejecuciones a inocentes han sido buenas. Y el gobierno les apoya y ayuda en el relato.
Mazarino
¿De qué hablan ustedes ? en lenguaje indio o de dioses de quinta. IRENE TIENE IDEAS QUE NO OCURRENCIAS Y TIENE RACIOCINIO SEA AUDITORA O INGENIERO DE TELECOMUNICACIÓN, COMO YO
yameacordare758
¡ Que asco de país de mansos que consiente fechorías como esta pseudojustificación del terrorismo !
ma
Exactamente, y conozco esos casos de primera mano por mi familia, pero se te olvida decir que la condena efectiva no pasaba de los dos, seguramente el tiempo que tardaban en ver quién de verdad era un delincuente y quién no
Ibero
Herenegun: la TROLA contemporánea más grande que ha ideado una mutación neuronal
HUNTER
Un gobierno corrupto y decrépito para una sociedad enferma.
Paco Carretero
Memoria, dignidad y justicia!!