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Los 15 meses que tumbaron dos mitos: la gestión del PNV y los servicios vascos

El Gobierno de Urkullu levanta la emergencia sanitaria este jueves. El País Vasco tuvo en varias olas peores datos que el resto de España. Las críticas han sido muchas, pero electoralmente no ha habido desgaste

La 'ejecutividad' de la medida
El lehendakari, Iñigo Urkullu. Europa Press

Ni la gestión del PNV era tan impoluta. Ni los servicios del País Vasco eran tan perfectos. Ambos asertos, convertidos casi en mitos desde hace décadas, han quedado cuanto menos en entredicho durante los quince meses de emergencia sanitaria (desde el inicio de la pandemia con un paréntesis de tres meses) que se han vivido en Euskadi. Este mismo martes el Gobierno que dirige Íñigo Urkullu anunciaba el final de la mayoría de restricciones desde el próximo jueves. Hecho ya esperado que se interpreta casi como el propio final de la pandemia.

El lehendakari declaró el estado de emergencia sanitaria en marzo de 2020, justo antes de que el Gobierno central anunciase el estado de alarma en toda España. Desde entonces la comunidad autónoma ha vivido en esta emergencia salvo tres meses, entre mayo y agosto del pasado año. El Ejecutivo vasco tuvo que levantar esta declaración para que se celebrasen las elecciones autonómicas, en julio de 2020, cuando además parecía que los contagios por coronavirus disminuían. El posterior empeoramiento de las cifras provocó que poco después, a finales de agosto, Urkullu volviese a declarar una situación de emergencia que se ha mantenido hasta ahora.

Quince meses de emergencia sanitaria y dieciocho de pandemia. Un tiempo inolvidable por demasiadas cosas. Al decir de numerosos agentes políticos y sociales, en este período en el País Vasco se han evaporado por la fuerza de los hechos al menos dos lugares comunes íntimamente relacionados. La gestión del PNV no era tan perfecta como siempre se decía. Y, también al contrario de lo que solía repetirse en muchos ámbitos, el funcionamiento de los servicios vascos no era tan diferente a lo que ocurre en otros lugares del país.

Los números rara vez engañan. Durante varias de las olas de la pandemia el País Vasco presentaba datos de contagios y de ocupación hospitalaria superiores al de la mayoría de comunidades autónomas. Y, por ende, las restricciones tenían que ser igualmente más severas en esta región

La pandemia ha golpeado en Euskadi con tanta fuerza como en el resto de España (o incluso con más). Los números rara vez engañan. Durante varias de las olas de la pandemia, el País Vasco presentaba datos de contagios y de ocupación hospitalaria superiores al de la mayoría de comunidades autónomas. Y, por ende, las restricciones tenían que ser igualmente más severas en esta región. En tres de las oleadas del virus Euskadi batió récords de infectados y tuvo que endurecer las medidas con más ahínco porque acumulaba cifras peores que en otras regiones. En esa línea, las tres capitales vascas y otros muchos municipios padecieron fuertes confinamientos por al incidencia del virus.

Enfrentamientos entre PNV y los jueces

Asimismo durante estos quince meses el Gobierno de PNV y PSE, en general, pero su lehendakari, en particular, han vivido momentos de enfrentamiento tanto con los jueces, que anularon algunas de las medidas estrella, como con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, quien hizo caso omiso a las propuestas de Urkullu en numerosas ocasiones. Precisamente a cuenta de las desavenencias con Moncloa, tampoco faltaron los roces entre los socios gobernantes. Además, el jefe del Gabinete autonómico tuvo que ver cómo la virulencia de la pandemia se llevaba por delante a dos personas de su confianza: la ex consejera de Sanidad y el Fernando Simón vasco.

Pese a las críticas desaforadas de la oposición y de los sindicatos, especialmente los de la función pública, lo cierto es que electoralmente la pandemia no ha erosionado un ápice a los partidos gobernantes, que mejoraron sus resultados en los comicios celebrados en 2020

Todos estos sucesos durante la emergencia sanitaria han provocado fuertes grietas entre el PNV y otros grupos nacionalistas. Bildu, segunda fuerza en apoyos, ha sido uno de los más duros en sus críticas a los jeltzales por la gestión de la pandemia. Ese es uno de los motivos de la pésima relación entre ambos partidos ahora mismo. Por otra parte, el sindicato ELA, tradicionalmente afín a Sabin Etxea, se ha distanciado sobremanera de Urkullu y los suyos durante este tiempo.

No obstante, pese a las críticas desaforadas de la oposición y de los sindicatos, especialmente los de la función pública, lo cierto es que electoralmente la pandemia no ha erosionado un ápice a los partidos gobernantes, que mejoraron sus resultados en los comicios celebrados en 2020. Tanto el PNV como sus socios del PSE aumentaron sus diputados en el Parlamento vasco. Las encuestas publicadas en los últimos meses refuerzan esa misma tendencia. Con o sin esos viejos mitos, la verdad es que no se atisban grandes cambios en el equilibrio de poder de la política vasca.

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