España

Rajoy presiona al Rey para que impida otra investidura fallida de Pedro Sánchez

Rajoy ha advertido al Rey sobre una posible maniobra electoralista de Sánchez: presentarse de nuevo a la investidura, sin garantía de salir elegido. La pelota está ahora en el terreno de la Zarzuela. 

Mariano Rajoy ha advertido en Zarzuela sobre la posibilidad de que Pedro Sánchez lleve a cabo una maniobra sorpresa tras la celebración de las elecciones vascas y catalanas. Moncloa teme que el líder socialista intente de nuevo candidatearse para la investidura, pese a no contar con los respaldos suficientes para lograrlo. Trataría de poner en evidencia la incapacidad de Rajoy para formar gobierno y, al tiempo, metería presión a sus barones y a sus posibles socios nacionalistas. Las relaciones entre Zarzuela y Moncloa no funcionan al nivel de fluidez que algunos desearían. Los diez meses de atasco institucional han pasado factura a las dos instituciones. Rajoy y don Felipe han atravesado momentos de abiertos desencuentros. Ahora el presidente en funciones confía en ser escuchado en la Casa Real. No puede el Jefe del Estado proponer la candidatura del líder socialista, sin garantías de ser elegido. Pedro Sánchez, piensan en Moncloa, lo puede intentar. 

La pelota está en el terreno del Rey don Felipe desde el pasado 2 de agosto, cuando Rajoy fracasó en su intento de investidura a la que se presentó con 170 escaños. Dos meses tienen los líderes políticos para alcanzar algún tipo de acuerdo. Están en ello, sin grandes avances. El Monarca ha decidido esperar. Las elecciones autonómicas del próximo domingo pueden desbrozar alguna parte del camino. Confía en ello el PP. Un retroceso estrepitoso del PSOE, en especial en el País Vasco, sería elemento fundamental que desencadenara la venganza de los barones. Un movimiento anunciado y siempre postergado. Sánchez buscaría una salida a la desesperada, temen en Moncloa. Presentarse ante el Rey con una propuesta de investidura, con o sin garantías de éxito.

La abstención de los socialistas, la clave

Rajoy ya ha anunciado que no moverá ficha hasta obtener los respaldos suficientes. Necesita la abstención de los socialistas, de momento imposible. Sánchez, sin embargo, no ha cerrado formalmente la opción del ‘gobierno Frankenstein’, de acuerdo con la definición de Pérez Rubalcaba. El presidente en funciones ha hecho llegar al equipo de Zarzuela sus recelos ante la posibilidad de que el secretario general del PSOE intente esta maniobra. Proponerse ante el Rey, de nuevo, como candidato. Hay informaciones que emanan de Ferraz que sostienen esta teoría. Fuentes de la Casa Real han hecho saber que el Monarca no tiene intención alguna de promover otra investidura sin garantías de éxito. Si no hay un candidato en firme, asegurado y confirmado, no se intentará. En el caso de que a finales de octubre no se haya despejado el horizonte, Su Majestad procederá a la convocatoria de elecciones en un plazo no superior a los 54 días, es decir, la fatídica fecha del 25 de diciembre. O el 18, si hay finalmente un acuerdo entre las fuerzas políticas para huir de las urnas en navidad. 

Las terceras elecciones sobrevuelan en un horizonte por todos rechazado pero cada vez más próximo

El equipo del PP observa movimientos singulares en el entorno del PSOE. Este mismo martes, tras su desfile ante el Supremo, Francesc Homs, portavoz parlamentario de Convergencia, mostró su disposición a apoyar un gobierno del PSOE sin compromiso alguno sobre la celebración del referéndum. Incluso afirmó que trabajaría con ERC para ‘engrasar’ esa dirección. Algo puede empezar a moverse en Ferraz una vez traspasadas las urnas vascas y gallegas. Las alternativas son escasas. Celebración de Ejecutiva, defenestración de Sánchez y formación de una gestora que no impida un gobierno del PP, o la opción del gobierno de izquierdas/independentista, todavía demasiado lejana y verde.

Las terceras elecciones sobrevuelan en un horizonte por todos rechazado pero cada vez más próximo. De ahí la jugada de Sánchez de proponerse ante el Rey. Rajoy, una vez más, quedaría retratado como un político inmóvil y aislado, pese a su pacto con Ciudadanos. De recibir las bendiciones del Jefe del Estado para intentarlo, Sánchez, sigiloso y en exceso silente desde hace tiempo, aparecería como el protagonista del momento en vísperas de unas terceras elecciones inevitables. Dejaría de ser ‘Pedro no, no, no’, el gran bloqueador, el culpable de la vuelta a las urnas, para  convertirse en el único que se sacrifica para sacar a España de la parálisis institucional.

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