La intención de voto del PP ha descendido entre el electorado menor de 45 años, según datos que manejan en el cuartel general de Génova. Ciudadanos les ha desplazado en la franja de edad que abarca de los 35 a los 45 años, un segmento de la población dominado hasta ahora por el PSOE, en tanto que Podemos y el PP se disputaban la segunda plaza. El partido de Rivera, sin embargo ha crecido en esta franja de edad y ya se coloca en el tercer puesto. El PP queda desplazado del podio y ni siquiera aspira a la medalla de bronce.
Relativa inquietud
El dato despierta una relativa inquietud entre los dirigentes del PP. El grueso de sus seguidores se sitúa por encima de esa edad, en especial a partir de los 55 y, mayoritariamente, más allá de los 65 años. Esta es una tendencia creciente y que no provoca más alarmas que las justas si se piensa que en nuestro país hay más de ocho millones de pensionistas y que, salvo en oportunidades excepcionales, es la gente de mayor edad la más fiel en las cita con las urnas. Se trata de un enorme vivero casi asegurado, que comparten el PP y el PSOE y en el que apenas se adentran los partidos de nueva creación, como Ciudadanos y Podemos. El único problema es que las leyes biológicas juegan en contra de los intereses de ambos partidos.
El objetivo del PP es intentar revertir este panorama. Recuperar algo del respaldo del voto joven parece misión imposible, pero imprescindible si se pretende frenar el crecimiento de Ciudadanos, que rebaña muchas papeletas populares en este segmento de entre los 35 y 45 años. Génova puso en marcha una renovación en su cúspide antes de las elecciones catalanas, con la llegada del equipo de Jorge Moragas y sus cuatro vicesecretarios generales. Gente joven, sin corbata, sin pasado tenebroso y con cierta soltura en los medios y en las redes sociales.
La renovación reciente de las vicesecretarías del PP busca gente joven, sin corbata y pasado tenebroso
El resultado de las elecciones catalanas ha supuesto un relativo revés para la nueva cúpula. Un patinazo nada más aterrizar en sus nuevas responsabilidades no es fácil de digerir. El hecho de que Andrea Levy, uno de los 'cuatro magníficos', figurara como número dos en las listas de García Albiol tampoco ha colaborado en afirmar la nueva estructura. La primera en la frente, sin apenas haber tenido tiempo de enterarse por dónde van los tiros.
La conferencia política del partido, celebrada antes del verano, señaló una serie de medidas renovadoras, como la elección de candidatos por parte de los militantes en 'congresos asamblearios'. Poco se ha vuelto a hablar en el PP de aquel soplo de aire fresco, que incluso algún analista llegó a describir como 'giro histórico'. En un abatido PP, paralizado tras cinco derrotas consecutivas, como recordaba el opúsculo emitido por José María Aznar el lunes, no cabe demasiado margen para la confianza. Estos estudios demoscópicos, elaborados antes de los comicios catalanes, tampoco mueven a la confianza. Poco tiempo queda para modificar esta tendencia del electorado.
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