El ministro de Justicia ha mostrado a su equipo y a alguno de sus colaboradores la estupefacción y la sorpresa que le producen las reacciones que llegan desde su propio partido en contra del anteproyecto de ley de reforma del aborto, una iniciativa legal de enorme calado y que debería concitar la unanimidad de las filas populares. No está siendo así.
El último "recado" a la ley llegó desde Extremadura donde José Antonio Monago, que preside la comunidad merced al apoyo de IU, espetó aquello de que "nadie puede obligar a una mujer a ser madre". Un torpedo directo a la línea de flotación de la propuesta de Gallardón. Monago, en su mensaje de fin de año, también recordó que con la ley del aborto del 85 no hubo ningún tipo de problemas y estuvo en vigor con gobiernos tan dispares como los de Felipe González y José María Aznar.
No habrá cambios
La dura crítica del barón extremeño se sumaba a la expuesta días atrás por otro líder regional, Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, quien se había mostrado partidario de modificar el texto legal durante el trámite parlamentario en busca de un mayor consenso. Esta sugerencia de quien algunos tienen como "delfín" de Mariano Rajoy, ya había sido respondida por el titular de Justicia, quien en unas declaraciones periodísticas aseguró con rotundidad que el proyecto no sufrirá variaciones sustanciales durante su tramitación parlamentaria.
Gallardón ha transmitido su estupefacción, su profundo desconcierto y su no mal disimulado enojo ante los disidentes de su propio partido
Ruiz-Gallardón no atina a comprender cómo dirigentes del partido de la relevancia de Monago, Feijóo o la propia Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, que no sólo son conscientes de que la modificación de la ley del aborto figuraba en el programa electoral del partido, sino que conocían a la perfección el redactado de la propuesta contra la que se muestren ahora tan beligerantes.
Argumento político del PSOE
Gallardón ha transmitido su estupefacción, su profundo desconcierto y su no mal disimulado enojo ante estas manifestaciones de miembros de su partido contra una iniciativa legal que todos conocían y que deberían apoyar, ya que el aborto va a ser el argumento político del PSOE contra el gobierno durante los próximos meses.
Mariano Rajoy, en su rueda de prensa de la semana última, se mostró comprensivo ante las posibles dudas y críticas que está despertando la norma entre sus propias filas. Quizás no esperaba tal profusión ni tanta intensidad, ya que también han aireado sus críticas los alcaldes de Valladolid y de Zamora.
Otro ministro estupefacto
A la sorpresa de Gallardón se ha sumado, en privado, el minisro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el miembro del gabinete de más reconocidas y profundas creencias religiosas. Fernández ha subrayado que nadie estaba obligado a presentarse a las elecciones bajo unas siglas que anunciaban la reforma de la ley del aborto de Zapatero.
Los ministros guardan silencio en torno al proyecto de ley. Sabido es que no todos comulgan con la iniciativa de Gallardón, como Ana Mato y la propia Soraya Sáenz de Santamaría, según comentan fuentes muy conocedoras del Ejecutivo. Tampoco se pronuncian hasta ahora ni los diputados y senadores del PP, que en su momento tendrán que votar el poryecto. En privado hay algunos a los que ya les tiemblan las piernas ante los ataques y las críticas de que son objeto desde la oposición. "El síndrome guerra de Irak", lo definía muy gráficamente un miembro del Gobierno.
Espíritus melindrosos
Contra estos espíritus febles se pronunció el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, quien recordó a los melifluos que no se les escuchó mencionar nada sobre la ley cuando entraron a formar parte de las listas electorales del partido. No se esperan, desde ese frente, más disensiones que las que se escuchan en privado. Ni siquiera Celia Villalobos ha abierto la boca. Silencio y prudencia.
Sabido es que no todos comulgan con la iniciativa de Gallardón, como Ana Mato y la propia Soraya Sáenz de Santamaría
El partido es otra cosa. Fuentes del departamento de Justicia no disimulan el escaso control que Dolores de Cospedal tiene de sus propias filas en este asunto. Los puyazos y los ataques contra la norma vienen fundamentalemente desde el partido, donde cada cual tiende a defender sus posiciones en aras de intereses propios y no de los del gobierno.
Mariano Rajoy ha convocado a la dirección del partido para el próximo día 8, quizás para abordar y también atajar este asunto incandescente de la ley del aborto y también, cómo no, para disertar sobre el plan de acción del PP de cara a las elecciones europeas. Para entonces el presidente ya tendrá el nombre del cabeza de lista. Asimismo, se hará un repaso a las previsiones para la Convención del partido, que se celebrará previsiblemente en la primera quincena de febrero en Madrid.
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