La previsión del PSOE y de su secretario general, Pedro Sánchez, es mantenerse en Moncloa. El partido está convencido de que logrará articular una mayoría en el Congreso que permita al presidente del Gobierno en funciones revalidar la coalición con Sumar. Pero eso no es óbice para que esté ultimando cambios en su núcleo duro. Según ha sabido este diario por fuentes socialistas cercanas al presidente, Sánchez estaría pensando en situar a su jefe de gabinete, Óscar López, como portavoz en el Congreso en sustitución de Patxi López.
El ruido de ese cambio resuena por todas las plantas de Ferraz. "Ya fue portavoz en el Senado y es un gran orador. También conoce los entresijos del Gobierno y del partido por su experiencia previa. Y sabe organizar el grupo. Lo veo factible", explica a este diario una fuente socialista de peso. En estos momentos, el entorno de Pedro Sánchez es un mar de nervios, porque solo el presidente sabe qué terminará haciendo con su equipo más cercano de colaboradores, al que, en verdad, salvó la buena campaña electoral que cocinaron y que permitió a los socialistas lograr el 23-J casi un millón de papeletas más que hace cuatro años.
El búnker de Moncloa llevaba tiempo alertando de la desmovilización de su electorado. Por eso, cuando vio que el mapa de España se tiñó de azul el 28 de mayo, en los comicios municipales y autonómicos, y previendo que los populares no sabrían gestionar correctamente sus pactos con Vox, el presidente y su equipo se lanzaron a convocar a los españoles para decidir entre él o "túnel del tiempo tenebroso". Y ese fue el marco de la campaña que logró arañar votos a los socialistas. López tiene mucho que ver con ese 'triunfo' de Ferraz. Pero el puesto de jefe de gabinete desgasta mucho. Eso sí, su hipotética llegada al Congreso tampoco sería un pasillo precisamente.
Los choques en Moncloa
En efecto, López ha echado varios pulsos en Moncloa. Aunque el contrincante habitual casi siempre ha sido el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, quien le ha ganado algunos. Como cuando Sánchez terminó siguiendo la tesis Bolaños de que debía girar a la izquierda y pegarse a Unidas Podemos. Y eso fue lo que hizo cuando el verano pasado decretó un hachazo fiscal de 7.000 millones a bancos y empresas energéticas, junto a otras 17 medidas que reclamaban los morados, para frenar la escalada inflacionista alimentada por la guerra en Ucrania.
Y es que Bolaños es partidario de seguir esa línea de izquierdas. Mientras que López se empeñó durante buena parte de la legislatura en romper con Yolanda Díaz y el resto de Unidas Podemos dentro del Consejo de Ministros para despejar el liderazgo del presidente. La dupla López-Bolaños devolvió al núcleo duro de Moncloa a una época de tensiones pasadas. Ambos han chocado por sus papeles y se han entrometido en las decisiones del otro. Durante buena parte de su convivencia profesional se dedicaron a replicar una dinámica similar a la que enturbió la relación de sus predecesores: Iván Redondo y Carmen Calvo.
Los dos se consideran la mano derecha de Pedro Sánchez. Y en esas, pese al convencimiento de que aún queda Sánchez en Ferraz, tanto López como Bolaños se miran al espejo y se preguntan cómo les sentaría el poder ahora que viven en Moncloa. Es más, algunas fuentes apuntan que de los dos, es Bolaños quien se considera más sucesor de Sánchez. Aunque ahora su nombre está encima de la mesa para presidir el Congreso.
Los 'chicos de Blanco'
La correlación de fuerzas que dejó las urnas el pasado 23 de julio deja una Cámara en la que el PSOE tendrá que pactar la mayoría de sus iniciativas legislativas con Junts. Casi un Vietnam diario. Sin el beneplácito de Carles Puigdemont, Sánchez tendrá muy difícil mantener con vida a su Gobierno. Puede que por eso piense en López, quien con un perfil más moderado dentro del PSOE, podría poner a prueba el talante moderado del PP de Alberto Núñez Feijóo. Es casi seguro que buscará sacar algunas medidas con el consenso de los populares.
López es, junto con Antonio Hernando -director del gabinete de Presidencia- y el propio Pedro Sánchez, uno de los tres 'chicos de Blanco', en referencia al exsecretario de organización socialista y exministro de Fomento José Blanco. Los tres llegaron a la dirección del PSOE en el 2000 de su mano y trabajaron en todas las campañas del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Son viejos amigos, aunque en política la amistad se ponga en pausa. El líder socialista, desde la tranquilidad que da el poder, se encargó de coser a los suyos en la gran crisis de Gobierno del verano de 2021, cuando sacó al ex todo poderoso Iván Redondo de su gabinete y llevó a Óscar López. Dos meses después repescó a Hernando.
Si hay que definir a López, se puede decir que es un hombre de partido que ya tuvo cargos orgánicos con José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general y con Alfredo Pérez Rubalcaba después. De hecho, fue el político cántabro quien le nombró secretario de Organización, es decir, número tres del partido en febrero de 2012, cuando este relevó a Zapatero al frente del PSOE. Cuando Sánchez llegó a Moncloa, en junio de 2018, le nombró consejero delegado de Paradores, la empresa pública que gestiona los paradores nacionales, muchos de ellos localizados en edificios históricos. Un puesto que le granjeó 190.000 euros anuales.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación