España

Pedro Sánchez no descarta un encuentro "casual" con Carles Puigdemont en los pasillos de Estrasburgo

Moncloa asegura que no habrá ninguna reunión más allá de las previstas en la agenda. Pero que, en caso de que el expresidente catalán se cruce con el presidente del Gobierno, puede haber algún un saludo

Si hay una foto buscada hoy día es la de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont. El presidente del Gobierno arranca este miércoles un viaje que le llevará a Estrasburgo y a Bruselas hasta el viernes. Y por allí está el expresidente catalán, flamante eurodiputado independentista y pieza clave de la gobernabilidad de España. Fuentes oficiales precisan que el jefe del Ejecutivo no mantendrá ninguna reunión más allá de las previstas en la agenda. Pero lo cierto es que estas mismas fuentes explican que, en caso de que el líder de Junts se cruce "casualmente" con el secretario general del PSOE, puede haber algún un saludo. El entorno de Puigdemont no responde cuando se le pregunta.

Hace tiempo que el PSOE dio comienzo a la operación blanqueo de Puigdemont en previsión de que los votos de Junts pudieran ser determinantes para revalidar la coalición. Cabe recordar que el propio número tres de Ferraz, el secretario de organización, Santos Cerdán, tuvo su primer contacto con el expresidente de la Generalitat en marzo, cuatro meses antes de las elecciones del 23-J. Y en todo este tiempo Cerdán se ha visto en varias ocasiones con él. La última, al menos que haya trascendido, fue el pasado 2 de diciembre en Ginebra (Suiza) junto al diplomático salvadoreño Francisco Galindo -el famoso mediador-. Pero ahora es el Gobierno el que va un paso más allá.

No solo porque el equipo de Sánchez no descarta tajantemente el cruce con Puigdemont, sino porque Moncloa lleva varios días emitiendo un mensaje directo cargado de significado. "Sin estar todavía aprobada [la ley de amnistía], hay efectos positivos que son claros. Todos los actores [en referencia a Junts, el partido de Puigdemont] estamos bajo el mismo paraguas: la política. Y bajo el mismo mecanismo: el diálogo, la Constitución y mejorar la convivencia", precisa una fuente del núcleo duro del presidente. En el PSOE emiten la misma opinión. "Solo el hecho de que ellos se sienten a negociar de política española es un logro impresionante", explica un destacado socialista.

La ley de amnistía, en el Congreso

El problema es que ni Moncloa ni Ferraz aceptan discutir sobre la idoneidad de que la gobernabilidad del país se negocie en el extranjero con un individuo que a día de hoy si pisa España es detenido. Por el momento, Sánchez cumplió este martes su parte del trato. Y el Congreso dio luz verde a la tramitación de la ley de amnistía en la Cámara, como exigían los independentistas para hacer presidente a Sánchez otra vez. Los diputados encaran ahora un periodo de varios meses en el que la medida sufrirá modificaciones "técnicas" en el articulado según reconocieron fuentes del propio Ejecutivo. Y también enmiendas de varios grupos, entre ellos Junts y ERC. No obstante, esos cambios deberán ser acordados por la mayoría con la que se pretende dar luz verde definitiva a la ley.

Sánchez será recibido a las 10.10 por la presidenta del Parlamento Europeo, la italiana Roberta Metsola. Y veinte minutos más tarde se dirigirá al plenario de la Eurocámara para resumir allí ante los eurodiputados los resultados de los seis meses de Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, marcados por las elecciones generales, las negociaciones de Gobierno y su investidura. De ahí partirá a Bruselas, donde se sentará el último Consejo Europeo del año. Y en la Cumbre de los Balcanes Occidentales. Ya el viernes a las 13.30 comparecerá ante los medios junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Hasta el momento, solo la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se ha reunido con luz y taquígrafos con Puigdemont. La foto, que se hizo en verano, molestó en Moncloa, porque dio al traste con la estrategia del PSOE. Entonces, Ferraz comenzaba a contemplar la posibilidad de sentarse con el expresidente catalán. Y Díaz, necesitada de foco mediático, acudió a la llamada de Puigdemont.

El "mal trago"

No hay que olvidar que el expresidente catalán pidió a Sánchez un emisario de mayor categoría que Cerdán, especialmente tras el encuentro que tuvo con Díaz. El líder independentista quería entrevistarse con un ministro socialista. Pero Ferraz no cedió y, finalmente, le "tocó" a Cerdán. Y al PSOE pasar un "mal trago" por aquella estampa con la urna del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Aunque en el PSOE se trabaja con el convencimiento de que ninguna imagen puede perjudicarle lo suficiente. Casi todo vale, piensan, por evitar un gobierno del PP.

El PSOE está dispuesto a seguir transitando la senda de lo desconocido con Junts. No solo porque mantiene en secreto el contenido de la cita que última cita entre Cerdán y Puigdemont, sino porque cualquier futuro acuerdo que se materialice entre ambas fuerzas pondrá en jaque el pacto constitucional de 1978, ya que los independentistas no se apean de una consulta sobre el futuro político de Cataluña y el PSOE se abre a explotar las posibilidades del Estatuto de 2006, que puede incluir una votación sobre el encaje catalán en España, según se desprende del acuerdo de investidura.

El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, intenta tranquilizar sobre la opacidad que mantiene su partido y el Gobierno: "Cuando haya acuerdos se explicarán", dice cada vez que se le pregunta, en alusión a la cita de Ginebra. El PSOE ya advirtió de que ese encuentro no acarrearía acuerdo alguno. Pero el hecho de que no se diera detalle alguno sobre la reunión, no indica que no se cerrara algún pacto. Como un encuentro "casual".

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