El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, vende este lunes en Nueva York el compromiso de España con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030. La sede de Naciones Unidas está albergando una cumbre sobre el asunto. El núcleo duro del Ejecutivo presume de que España ha sido invitada precisamente por su implicación. Pero el problema para la credibilidad de Sánchez es que el último dictamen del Consejo de Cooperación -dependiente de Exteriores- que fiscaliza la labor del Ejecutivo en este campo echa un jarro de agua fría: "Lo característico del período 2018-2020 es el estancamiento de la Ayuda Oficial al Desarrollo". Este diario ha preguntado a Moncloa si va a comprometer ayudas directas en esta sesión sin obtener respuesta. Es más, ni tan siquiera el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 conoce si el presidente destinará mas recursos. Hace un año, también en la ONU, comprometió casi 600 millones en ayudas.
El dictamen, emitido sobre el informe de seguimiento de la Ayuda Oficial al Desarrollo del año 2020 -el último analizado- apunta que no se observa tendencia de crecimiento alguna: "El estancamiento en las cifras de ayuda se entiende que es la consecuencia de la prórroga obligada de los Presupuestos Generales del Estado de 2018, que impiden una alteración de las partidas de gasto en el año al que remite este dictamen. No obstante, conocida esta restricción, la Administración debería haber hecho una formulación de objetivos y planes de acción que se acomodase de una manera más ajustada y realista a las posibilidades de los recursos disponibles".
La preocupación de la ONU por la falta de financiación
Naciones Unidas considera que la cumbre de los ODS "marcará el comienzo de una nueva fase de progreso acelerado hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible". Es más, la cita marcará el ecuador del plazo fijado para alcanzar la Agenda 2030 y será el tema central de la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General que se celebra en paralelo, en el marco de la 78 edición. Precisamente, cómo lograr dinero y financiación para los ODS es algo que preocupa al secretario general, Antonio Guterres.
Según oficiales, uno de los lastres para lograr estos objetivos es la falta de financiación. Por eso, en esta cumbre se repensará la arquitectura financiera internacional que los sustenta. El turno de intervención del presidente Sánchez será en el segundo diálogo y abordará cómo construir sociedades resilientes ante los choques que enfrentan, como las pandemias y las consecuencias del cambio climático.
Justo hace un año, durante su anterior visita al plenario de Naciones Unidas, Sánchez comprometió 573,5 millones de euros menos de dinero público. El jefe del Ejecutivo anunció que España destinaría más de 237 millones de euros a salud global, 236,5 millones de euros para la seguridad alimentaria y 100 millones de euros para la igualdad de género.
Gatillazo internacional
Sánchez solo estará en Estados Unidos tres días frente a los cuatro o cinco habituales, según admiten fuentes oficiales, que justifican el viaje más corto de la delegación española por haber logrado mover el discurso del presidente del jueves al miércoles en negociación con la ONU. Pese a que el equipo de sherpas del presidente se esfuerza en argumentar que la situación de interinidad del líder socialista no tiene nada que ver, lo cierto es que la agenda del presidente evidencia que tiene la mente en las cosas de casa; en su investidura y en las conversaciones informales con Junts. Es más, ex altos cargos diplomáticos socialistas zanjan en conversación con este diario: "No es una agenda muy ambiciosa".
En esta ocasión, Sánchez apenas tiene dos citas más allá de los actos en la sede de la ONU: un foro económico organizado por al Cámara de Comercio para patrocinar la marcha de la economía y un encuentro con el consejo editorial de la cadena NBC. Ni rastro de entrevistas en medios estadounidenses o actos en laboratorios de ideas. Tampoco encuentros con magnates o filántropos como Bill Gates. Precisamente también el año pasado, Sánchez fue invitado a la iniciativa "Goalkeepers", impulsada por la fundación Bill y Melinda Gates, para que los líderes mundiales aceleren la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas. Pero este año, Moncloa no ha dado más de sí.
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