Moncloa gusta vender al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como un "actor" con "perfil global". Y el líder socialista ya está calentando la presidencia del Consejo de la Unión Europea que España asumirá el segundo semestre del año. Por eso, el jefe del Ejecutivo arranca este jueves una mini gira que le llevará a Austria, Croacia y Eslovenia.
El plan es potenciar el perfil internacional de Sánchez, quien se reunirá hasta junio con sus homólogos de 15 países europeos para escuchar sus problemas e intentar vender después su etapa el frente de la presidencia rotatoria como un éxito. Cabe recordar que el colofón europeo será el final de la legislatura y está dispuesto a exprimir cada gota para sacar todo el rédito electoral que sea posible.
Sánchez, según fuentes gubernamentales, tiene mucho interés en hacer estos viajes e intentará que no se solapen con la campaña de las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. Aunque su equipo advierte de que la agenda internacional de presidente no le respetará todos los compromisos electorales del PSOE en la primera batalla con urnas del año. Sánchez dedicará tiempo en sus escapadas de día y medio a hablar con los líderes europeos en privado para preparar la presidencia española. La idea es conseguir información para fijar las líneas maestras que armarán el documento de objetivos. Eso sí, el papel no estará listo hasta 15 días antes de que arranque la presidencia española, el 1 de junio.
Desatascar el mayor número de expedientes legislativos
Según las fuentes consultadas, el principal objetivo del semestre español será desatascar el mayor número de expedientes legislativos a base de diálogos tripartitos con la Comisión y el Parlamento, de reuniones informales de negociación y de reuniones del Comité de Conciliación, un órgano que busca crear consensos legislativos. Es de reseñar que la presidencia rotatoria de la Unión representa al Consejo Europeo en las relaciones con otras instituciones de la UE, en particular con la Comisión y el Parlamento Europeo.
Pero el Ejecutivo se ha puesto otras metas más golosas desde el punto de vista político: la gran cumbre de los líderes europeos y latinoamericanos, que lleva sin celebrarse desde 2015. Ese encuentro, que se celebrará al auspicio de la presidencia española, tendrá como gran objetivo impulsar el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur. El convenio entre ambas regiones creará una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo, ya que abarcará a 800 millones de personas. Y, claro está, el presidente del Gobierno está dispuesto a colgarse la medalla.
Sin embargo, el núcleo del presidente no se atreve a fijar el acuerdo comercial como el gran hito de la presidencia española. En todas las citas de Sánchez con los mandatarios europeos se tratarán los grandes temas que preocupan en el Viejo Continente: economía, migración, energía y, por supuesto, Ucrania. A los países a los que no pueda llegar el presidente, irá el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. La siguiente tanda de países será Irlanda, Dinamarca y Finlandia.
El papel de Exteriores
El núcleo duro de Sánchez considera que el talento del presidente en el ámbito internacional se debe también al arduo trabajo del equipo de Exteriores, que se ha encargado de priorizar la agenda del jefe del Gobierno más allá de España desde que se hizo con las riendas del país. Gracias a eso, explican, Moncloa ha podido organizar eventos como la cena euroatlántica en el Museo del Prado del pasado verano para profundizar la sintonía y la unidad de las potencias aliadas de la OTAN y que dio al mundo imágenes "espectaculares". Pero no solo, los 'sherpas' del presidente también destacan las cumbres bilaterales con el canciller alemán, Olaf Scholz, o con el presidente francés, Emmanuel Macron.
Lo cierto es que Sánchez, según reconocen las fuentes consultadas en Moncloa, está mucho mejor valorado fuera de España que dentro. Pero el presidente del Gobierno tiene difícil rentabilizar electoralmente su papel dorado en la escena internacional, porque las cumbres no resuelven las cosas del comer. Tampoco los líos internos. La crisis del 'sí es sí' amenaza la estabilidad y la unidad de la coalición. Y, lejos de resolverse, está llevando al PSOE al nivel más alto de confrontación con sus socios de Podemos de los últimos años que no hacen más que mermar las opciones de Sánchez de seguir en Moncloa cuatro años más.
El líder socialista, como ya adelantó este diario, tiene en mente una salida en caso de batacazo electoral. El líder del PSOE concurrirá en las próximas elecciones generales. Pero no parece probable que Sánchez se quede en la oposición en caso de que los socialistas y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no logren el respaldo suficiente para formar otra coalición. Por eso, Sánchez se plantea dar el salto.