Sin sorpresas. El presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, ha logrado este jueves el apoyo de la mayoría del Congreso a sus terceros Presupuestos: 187 votos a favor y 156 en contra. La coalición de PSOE y Unidas Podemos que habita Moncloa firma las terceras cuentas de la legislatura, de nuevo, con el apoyo, entre otras fuerzas regionalistas y nacionalistas, de los independentistas de ERC y Bildu, a quienes ha concedido 2.500 millones durante la negociación para lograr su 'sí'. Ahora, Sánchez tiene vía libre para agotar su mandato.
El presidente ha salido eufórico de la votación. “Quiero agradecer a los diez partidos que representan a 12 millones de españoles anteponer el interés general. Se han aprobado unos Presupuestos muy importantes que protegen a la mayoría social. Sobre todo a los más vulnerables. Lo he dicho hoy, creo que los ciudadanos lo que nos exigen es hacer política útil. El insulto demuestra una ausencia total de proyecto político. A pesar de todo el ruido se han aprobado los presupuestos. Imprescindibles. Es una muy buena noticia para los españoles".
Moncloa, además, se ha valido del ruido de Vox, tras su bochornoso ataque este miércoles a la ministra de Igualdad, Irene Montero, para poner en valor sus cuentas aunque lleven el sello de dos partidos que no gustan en algunas comunidades gobernadas por el PSOE, como Aragón o Castilla-La Mancha: "Los insultos del hooliganismo de la derecha y la ultraderecha tienen que reafirmarnos en la política útil que hoy en el Congreso va a aprobar unos presupuestos para proteger a la mayoría social del país", ha lanzado Sánchez a primera hora. Los de Santiago Abascal han contribuido a opacar el debate sobre la redacción de la ley del 'solo sí es sí'.
No cabe duda de que el Ejecutivo ha logrado, en un Congreso fragmentado, armar una mayoría suficiente para que la ley más importante de un Gobierno, y una de las más ideológicas (no hay nada más ideológico que decidir cuántos recursos se destinan a qué), entre en vigor. Pero también es cierto que el presidente Sánchez, presionado por su socio en Moncloa, ha quedado atado a fuerzas políticas que no comparten la estructura del Estado, desde la monarquía parlamentaria hasta el modelo territorial, y que persiguen abiertamente su derribo.
Un balón de oxígeno
Los aliados en el Congreso del PSOE y de Unidas Podemos que han apoyado las cuentas han dado un balón de oxígeno a Sánchez, obcecado en agotar su mandato y confiado en que las medidas sociales que su gabinete está aprobando aliviarán la tensión que está sufriendo el bolsillo de los ciudadanos por culpa de una inflación desbocada hasta el 7,3%. Ese es el escenario que anhela el presidente del Gobierno: una mejoría económica que no le tumbe en el envite electoral de finales del año que viene.
Hasta entonces, aguantará, según reconocen fuentes gubernamentales a este diario. Y, mientras, intentará que la guerra abierta entre su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y sus 'aliados' de Podemos no tumbe la coalición antes de tiempo. Sánchez, pese a la presión que recibe de un sector de Moncloa para que rompa con sus socios, no puede permitirse incendiar ahora su gabinete echando a los ministros morados aprovechando la crisis de Gobierno que se creará cuando las titulares de Industria y Sanidad, Reyes Maroto y Carolina Darias respectivamente, salgan del consejo de ministros para competir por las alcaldías de Madrid y Las Palmas.
Cabe recordar que el bombardeo de Podemos a Yolanda Díaz ha sentado muy mal en el lado socialista. En el PSOE, destacados barones del partido no esconden su preocupación por el enfrentamiento cainita a su izquierda, porque amenaza con despojarles del poder en Aragón, Baleares, Comunidad Valenciana y La Rioja. Pero el miedo no solo recorre a los presidentes autonómicos socialistas. En privado, ministros socialistas no tienen duda de que las opciones de que la izquierda concurra fraccionada en tres (PSOE, Sumar y Podemos) cotizan al alza.
La urticaria a Unidas Podemos
No es ningún secreto a voces que un amplio sector del PSOE tiene urticaria por compartir el salón de mandos de Moncloa con Unidas Podemos. Aunque el núcleo duro del presidente confía en que su adversaria íntima saque músculo electoral para ser competitiva cuando se abran las urnas. Todo depende de ella; que Sánchez siga presidiendo el consejo de ministros depende de que la 'dama roja' no sea hundida por Podemos.
Hasta ahora, en el búnker monclovita, solo el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se ha mantenido como gran partidario de la alianza con Podemos. Bolaños es consciente de que abrazando a la izquierda el PSOE puede movilizar a los votantes progresistas que les llevaron al poder. Pero la gran batalla ahora está en el centro, en la masa de votantes que puede optar por Alberto Núñez Feijóo o por Sánchez indistintamente. Esa es la pelea que explica el trato que el PSOE dispensa al PP.
Sánchez perjura que no adelantará las elecciones. Moncloa quiere aprovechar el tirón del semestre de presidencia española de la Unión Europea. De nuevo, Yolanda Díaz es quien más prisa tiene. Y ahora, con las cuentas cerradas, los cuchillazos dentro de Unidas Podemos son más que visibles. Son sangrantes.
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