La política está repleta de códigos invisibles y la docuserie de cuatro capítulos que narra la vida en el Palacio de la Moncloa, disponible en El País está repleta de ellos. Quizá uno de los más relevantes es el protagonismo de Fran Martín Aguirre, hoy delegado del Gobierno en Madrid, pero, hasta marzo del año pasado, secretario general de Presidencia. Martín Aguirre es uno de los candidatos de Ferraz, del aparato socilista, para sustituir a Juan Lobato al frente del PSM.
Durante los primeros capítulos de la docuserie, el entonces secretario general de Presidencia es el conductor de la vida interna de Pedro Sánchez; aparece como la persona meticulosa que se encarga de todos y cada uno de los detalles; transmite pasión por su trabajo y la política. Su imagen de gestor solvente durante la cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid en 2022, no es casual. El papel principal que desempeña es todo un aviso a navegantes. Así lo comparten las fuentes consultadas en el PSM: "En Moncloa trabajan muchos de los nuestros y de los mejores", explica a este diario una fuente del partido a nivel regional.
El asunto no tendría mayor relevancia de no ser porque el PSM afronta un corrimiento de tierra. La federación más revoltosa del PSOE sigue igual: sumida en conspiraciones y batallas de poder que tienen a su actual secretario general hastiado pero a la vez firmemente convencido de que su proyecto es el que Madrid necesita. Y no va a dejarse mover la silla. La marcha de Mónica García al Ministerio de Sanidad le abrió una ventana de oportunidad que está aprovechando, ya que Lobato se ha convertido en la voz de la oposición de Isabel Díaz Ayuso pese a ser tercera fuerza en la Cámara autónimica.
Segun fuentes de la dirección socialista ya está preparando un próximo encuentro con el presidente del Gobierno para transmitir que él si se encarga de llevar a Presidencia las demandas de los madrileños tras la espantada de la presidenta autonómica, que debió haber comparecido ante Sánchez en Moncloa este viernes en la ronda de contactos bilaterales previa a la próxima gran conferencia de presidentes de diciembre -aún sin fecha exacta-.
Lobato está centrado y aliviado, porque como contó este diario, Ferraz impuso un alto el fuego para evitar un drama mayor en el PSM a las puertas del Congreso Federal de finales de noviembre. El aparato del partido no quería que los navajazos llegaran más, como ocurrió en Castilla y León. Por eso, dio orden a todos los implicados en las tramas de juego de tronos que terminaran la función. Al menos hasta que se celebren las primarias para elegir candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Esa será la guerra que esté por venir.
A saber, los nombres de los implicados en el juego de tronos son los de Fran Martín -delegado del Gobierno en Madrid-, Emma López -concejala en el Ayuntamiento de Madrid-, Javier Ayala -alcalde de Fuenlabrada y exrival de Lobato-, Javier Rodríguez -exalcalde de Alcalá de Henares-, Pilar Sánchez -exdiputada en la Asamblea de Madrid y ahora pieza clave del gabinete del Ministerio para la Transformación Digital- y José Cepeda -exsenador por Madrid afín al ministro de Presidencia, Félix Bolaños-.
Altos cargos del partido a nivel regional han estado presionando a Moncloa, a Bolaños en concreto, para que 'controle' a Lobato, quien apenas lleva tres años a los mandos del PSM. Pero en este tiempo ya está comprobando cómo se las gastan sus compañeros. Para entender lo que pasa en el PSM hay que tener en cuenta que Lobato, un político de 39 años y con proyección, no está dispuesto a ser un mero lacayo de Ferraz.
El pasado mes de junio, tras los comicios europeos, y con el fracaso del PSOE todavía caliente, Pedro Sánchez abrió la veda y señaló a los barones que, considera, no están cumpliendo con los objetivos impuestos por el partido. Y apuntó especialmente a Madrid y a Andalucía. Pero Juan Lobato encabeza la lista negra. El exalcalde de Soto del Real llegó a la secretaría general del PSM en octubre de 2021 tras vencer en las primarias al alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala. Supuestamente, desembarcó con las manos libres para hacer y deshacer a su antojo, pero el paso del tiempo ha enfriado su relación con Sánchez. Madrid es una comunidad eminentemente conservadora y debe diferenciarse de alguna manera si quiere derribar al PP.
Este estilo propio no gusta en Ferraz. Por eso, le buscan sustituto. El momento idóneo para lanzar el ataque era el congreso de los socialistas madrileños, que el propio Lobato había pensado celebrar, como su colega de Castilla y León, Luis Tudanca, antes que el Federal precisamente para evitar tentativas de asalto a su silla. El problema ha sido el veto de Sánchez a organizar cualquier cónclave autonómico antes de tiempo. A Lobato le sentó muy mal y no le quedó más remedio que negociar con Santos Cerdán, con quien pactó celebrar el congreso a partir del próximo 5 diciembre, días después de la gran cita de Sevilla donde Pedro Sánchez será reelegido por aclamación.
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