Si Susana Díaz no ha pasado todavía por las urnas en Andalucía para demostrar que tiene el favor ciudadano ha sido porque está condicionada por los intereses de Izquierda Unida, su socio de Gobierno, y también por el empuje de Podemos en esta comunidad, aseguran en el PSOE. Cuando el pasado julio Pedro Sánchez fue elegido secretario general, gracias a la renuncia de la presidenta andaluza a competir por el cargo, todos pensaron que tenía despejado el camino de su candidatura a las elecciones generales, teniendo en cuenta que las primarias no se celebrarán, si es que llegan a buen puerto, hasta el próximo verano. Sin embargo, aunque Susana Díaz todavía no ha enseñado sus cartas, en la dirección del PSOE se teme que haya cambiado de planes.
Todos en el PSOE miran ahora al Palacio de San Telmo, pendientes de los planes de Susana Díaz
La frialdad con la que la lideresa está abordando públicamente el balance de los primeros cien días de Sánchez en la secretaría general, ha llevado a sospechar que puede estar pensando en tirarse finalmente a la piscina, acelerando su salto a la política nacional. “Ella ha asumido como un error no convertirse en referente principal del PSOE en una etapa política tan convulsa como esta. El adelanto electoral en Andalucía es algo que está sobre la mesa y con él conseguiría tener las manos libres, aunque corre el riesgo de quedar atrapada en una coalición infernal, la que tendría que formar con IU y Podemos en caso de no llegar a la mayoría absoluta”, aseguran fuentes cercanas a la presidenta regional. La posibilidad de este adelanto ha sido desmentida por la interesada en varias ocasiones.
Elogios de banqueros y empresarios
El malestar de Susana Díaz con Sánchez no es personal. “Ella está recibiendo elogios de numerosos empresarios y banqueros, pues consideran que es la principal referencia del partido. Y, al mismo tiempo, está viendo que el secretario general no da la talla, ni siquiera en la gestión del problema catalán”, asegura la misma fuente. Este cuadro de situación puede estar animándola a mirar antes de tiempo a Madrid cuando casi todos en el PSOE daban por sentado que no precipitaría su carrera hasta que Pedro Sánchez pasara el examen de las próximas legislativas.
Una clave importante a tener en cuenta, afirman en la actual ejecutiva, es la actitud de los barones regionales. La mayoría acabaron decantándose por Pedro Sánchez en el congreso de julio después de que Susana Díaz renunciara a batallar en las primarias hacia la secretaría general con otros candidatos. ¿Qué pasaría si ahora la presidenta andaluza llamara a rebato? “Pues, muy probablemente, que la mayoría de los dirigentes regionales darían un paso al frente a su favor, ya que siguen con preocupación el recorrido del líder socialista.
Con las municipales de mayo en el punto de mira
Uno de los aspectos que más inquieta a estos barones es la actitud de su partido frente al problema catalán. Consciente de ello, Susana Díaz convocará el mes que viene al Consejo de Política Federal para actualizar la llamada declaración de Granada, pactada por todos los barones en el verano de 2013 para salvar la relación con el PSC bajo el manto de una reforma constitucional que incluye un ambiguo giro hacia el federalismo. El problema de fondo es que el PSOE encara dentro de seis meses unas elecciones municipales y autonómicas con un secretario general que opina que Cataluña es una nación, algo que ni siquiera se reconoce en el documento de Granada. Y esto escuece internamente y levanta ampollas. De ahí el interés de la lideresa andaluza por aclarar la posición de su partido, en un momento en el que el PSC sigue sin brújula y con mayor autonomía que nunca.
Pedro Sánchez opina que Cataluña es una nación, algo que levanta ampollas entre los barones de su partido
Susana Díaz quiere tener bajo control todos los pasos que dé el PSOE en el conflicto territorial, deseo que explica, por ejemplo, la ubicación del andaluz Antonio Pradas como responsable de política autonómica en la ejecutiva federal y también como portavoz de la Comisión Constitucional del Congreso. Todo atado y bien atado y la mayoría pendiente de lo que se cocina a distancia en el Palacio de San Telmo, donde se sigue también con lupa el interés de la juez Mercedes Alaya por conducir sus investigaciones hasta el mismo despacho de la presidenta andaluza.
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