El escritor Arturo Pérez-Reverte, que ha publicado recientemente "El puente de los asesinos" -la séptima entrega de las aventuras del capitán Alatriste- ha lamentado hoy que España haya vuelto a "echar al mundo a muchos Alatristre que intentan salir del hambre y de la miseria".
En un encuentro con los medios de comunicación antes de presentar esta tarde su libro en Sevilla, ha explicado que los "Alatriste" de ahora son la gente honrada y valiente que sale fuera a buscarse la vida, heredera de quienes emigraron a Europa y a América para "buscarse la vida porque eran unos muertos de hambre".
"España creció así por su propia desesperación", ha apostillado Pérez-Reverte, quien ha añadido que el "hambre, la injusticia y la miseria fue la que los echó fuera" y ahora se repite.
También los "Alatriste" de hoy son los que viajan en transporte público y "trabajan con dignidad y conciencia y vergüenza, y que intentan ser honrados y decentes aunque estén rodeados de golfería y de poca vergüenza".
"Esos pequeños 'Alatriste' anónimos o héroes aislados en el tablero me hacen sentirme muy bien", ha confesado Pérez-Reverte, quien considera que uno de sus personajes más conocidos sería hoy "un marginal, un presidiario o un sicario" porque la España de hoy "no es un mundo" para el aguerrido capitán.
En su opinión, parte de los problemas de España se resolverían con educación y cultura, que ha estado durante décadas en manos de ministros "analfabetos, incultos o demagogos".
Ha repartido críticas por igual, al afirmar que el PP cuando estuvo en el poder "también desmanteló la educación" y "dejó el paisaje tan devastado como estos (PSOE)".
También ha clamado contra el "despojo" que han hecho las autoridades educativas del Siglo de Oro español, ya que mientras en Inglaterra los niños conocen muy bien a Shakespeare, en España hay que hacer un esfuerzo para saber quién es Quevedo o Cervantes, lo que ha reprochado a la política educativa.
Pérez-Reverte también se ha pronunciado sobre la nueva ortografía de la Real Academia Española, institución de la que forma parte, y ha mostrado su oposición a la misma, al igual que otros escritores y académicos, hasta el punto de que sigue acentuando como siempre se hizo.