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El curioso comportamiento de los perros con altas temperaturas, según Harvard

Las altas temperaturas y la contaminación del aire no sólo despiertan la agresividad en humanos. Un estudio de Harvard demuestra los efectos de estos condicionantes en los perros

Las altas temperaturas hacen que no sólo estemos más cansados, sino también que nos enfademos más fácilmente; y los animales no se escapan de esta regla. Ya había sido confirmado por la ciencia como los monos, las ratas y los ratones se ponen más violentos con temperaturas cálidas. Ahora, gracias a un estudio de Harvard, los perros también se suman a esta lista.

Investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard y del Centro de Rehabilitación Spaulding han realizado un análisis con 69.525 casos en ocho ciudades de EE. UU. donde han descubierto que las mordeduras de perros incrementan con el calor. Los investigadores hallaron que las mordeduras de caninos aumentan un 3% los días con alta contaminación de ozono, un 4% con temperaturas altas y hasta un 11% con la radiación ultravioleta es elevada.

Clas Linnman, uno de los autores de la investigación, comentaba que esto no es un 'fenómeno' exclusivo de los meses de verano. De acuerdo con su análisis de sensibilidad, el efecto es algo más fuerte en los meses de invierno. Lo que no refiere a un mayor riesgo en esa época del año sino a que aún sigue presente.

Linnman afirma también que, según estudios a animales, el ozono afecta al eje HHA (hipotalámico-hipofisario-adrenal), influyente en la respuesta al estrés. Asimismo, hay evidencias de que la exposición al ozono altera la dopamina. Vincular la dopamina con la violencia cuando suele ir ligada a cosas placenteras puede llegar a impactar. Pero hay que tener en cuenta que la dopamina está la relacionada con la respuesta a corto plazo del comportamiento y a la impulsividad. La agresividad tiende a ser impulsiva y una respuesta a corto plazo, de ahí el nexo. No obstante, aún queda mucho por investigar para entender cómo este fenómeno afecta tanto a los humanos como a los animales.

Por el contrario, los días con precipitaciones muestran un menor nivel de agresividad. Los perros aman los días lluviosos. Además, el hecho de que haya una menor interacción entre humanos y perros esos días también puede ser uno de los puntos claves a esta reducida agresividad.

¿Es mi culpa que mi perro esté de mal humor?

Primero que nada, cabe mencionar que, de acuerdo con diferentes estudios, los humanos también nos ponemos más agresivos cuando aumentan las temperaturas y con la contaminación del aire. Inclusive hay estudios que demuestran la influencia del viento en un aumento de los delitos de violencia. No obstante, demostrar la influencia que puede tener el comportamiento humano en la actitud canina es casi imposible.

Si bien, hay que tener en cuenta que, normalmente, un perro no muerde porque sí. Suele tener algún tipo de provocación, aunque sea involuntaria por parte del humano. Además, antes de morder, el perro avisa a través de un ladrido o un gruñido.

Los investigadores de Harvard recomiendan mantener a nuestros perros felices, frescos y bajo control. La mayoría de mordeduras ocurren con perros que conocemos, así que aprender a leer el comportamiento de los perros también es esencial.

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