"Villarejo y el CNI han colaborado desde que el mundo es mundo y se lo he dicho al señor Sanz Roldán". De esta forma Eugenio Pino, el 'exnúmero dos' de la Policía Nacional, definió la relación entre el comisario y el Centro Nacional de Inteligencia durante su intervención en el juicio contra el policía. El que fuera DAO bajo el Gobierno de Mariano Rajoy se desligó de la actividad empresarial privada de Villarejo (que le ha llevado a sentarse en el banquillo de los acusados) pero confirmó algunos de los principales extremos que ha defendido el policía en los últimos años. Uno de ellos es el relativo a sus supuestos nexos con el CNI.
Pino, que figura como imputado en otra pieza del caso Villarejo por el espionaje a Luis Bárcenas (trama Kitchen), compareció como testigo en este primer juicio que acoge la Audiencia Nacional por tres encargos menores de espionaje de Villarejo. El tribunal le citó a declarar junto con los últimos jefes de la Policía Agustín Linares (1986-1994) y Pedro Díaz Pintado (1996- 2004). El objetivo era que se pronunciaran en relación a tres cartas que firmaron en 2018 en las que apuntaban que la Policía Nacional era conocedora de los negocios de Villarejo y que los consintió.
Se trata de un testimonio determinante para el comisario y todos sus clientes investigados en la Audiencia Nacional ya que busca con ello librarse del delito de cohecho que se le atribuye en casi todas las piezas de esta macrocausa. Los investigadores le acusan de aprovecharse de su posición de favor dentro de la Policía para acometer estos trabajos. Él, por contra, sostiene que el Ministerio del Interior era consciente de su situación empresarial.
El rescate del Alakrana
Como ya hicieran en su declaración en instrucción de la causa, los mandos policiales matizaron sus palabras y rebajaron la contundencia del mensaje. Durante su intervención en el juicio en el que el agente encubierto afronta más de 100 años de cárcel aseguraron que rubricaron estas misivas a petición del abogado del comisario. Así, aunque reiteraron que la Policía conocía de la existencia de sus empresas privadas, especificaron que ellos no autorizaron estos trabajos en ningún caso y que, cuando Villarejo retornó tras una década en excedencia, le correspondía a él pedir la compatibilidad de sus actuaciones.
Con todo Pino aportó más detalles de la actuación del comisario durante los años en que ejerció como DAO (entre 2012 y 2016). De hecho respaldó algunas de las tesis que el policía ha mantenido desde incluso antes de su detención en noviembre de 2017. La principal es la relativa a la enemistad manifiesta con el entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán. Tanto es así que cifró en tres las ocasiones en las que el general le pidió que detuviera a Villarejo. "Recuerdo una en el aniversario de la creación de las UIP, otra en la puerta de la Embajada italiana con motivo de la fiesta y otra en un pasillo", dijo.
El exnúmero dos de la Policía respondió a Sanz Roldán que hablara con el secretario de Estado, con el ministro (del Interior) o con el director de la Policía Nacional. "Yo no tengo capacidades", dijo. Preguntado por los motivos de esta enemistad, Pino explicó que la mala relación derivaba de uno de los sucesos a los que siempre apela Villarejo y es el relativo al pago del rescate del barco Alakrana, secuestrado por piratas somalíes en 2009.
Investigación prohibida al Emérito
Sobre este punto Pino explicó que las acusaciones de Villarejo acerca de que el CNI se podría haber quedado parte del dinero ofendió a La Casa. "No se le perdona", dijo en alusión a Sanz Roldán. Del mismo modo sacó a relucir otros capítulos que también han enemistado a Villarejo con el antiguo director del CNI, tales como sus vínculos con Corinna Larsen. De hecho, Pino explicó que solo le prohibió por escrito al comisario jubilado que investigase a Juan Carlos I.
Cuando me preguntó que dónde podía tener Villarejo los archivos le dije que tenía un chalet, un piso o una oficina, pero que seguramente tenía copia de todos sus archivos
Los hechos se remontan a 2015, cuando el policía y la consultora alemana mantuvieron un encuentro en Londres en el que ella, ignorando que estaba siendo grabada, le confesó la fortuna que amasaba el emérito en el extranjero. Aunque Villarejo siempre se ha erigido como un fiel defensor de la Corona, Pino expuso en sede judicial que le frenó los pies para que no investigase nada de este asunto, teniendo en cuenta que el exjefe del Estado era entonces inviolable y que los hechos denunciados (el acoso al que habría sido cometida) se cometieron fuera de España; en Mónaco.
Preguntado por si sabía que el CNI encargó a Villarejo que solucionara este "problema", Pino respondió que "el señor Villarejo y el CNI han colaborado desde que el mundo es mundo" al tiempo que explicó que alertó al exdirector de La Casa de que su actuación contra este comisario le podría traer problemas. Todo esto se convirtió en caldo de cultivo para que, siempre según su versión, Sanz Roldán se interesara en conocer donde podría tener Villarejo todo este material controvertido.
Sin respaldo a sus negocios privados
"Cuando me preguntó que dónde podía tener Villarejo los archivos le dije que tenía un chalet, un piso o una oficina pero que seguramente tenía copia de todo", dijo Pino. También elucubraron sobre qué persona de su confianza podría atesorar estos documentos y grabaciones. Fue entonces cuando el propio Pino sacó a relucir el nombre de "un tal De La Joya", en referencia a Adrián de la Joya. "Le dije: 'Si esto sale Villarejo tiene copias y vas a perjudicar mucho a la monarquía'. Él (Sanz Roldán) me dijo que ofendía a La Casa y yo le dije: 'Allá usted'", explicó a preguntas del abogado de Villarejo.
Pino también se pronunció sobre otro de los aspectos que ha salido a relucir a lo largo de la instrucción de esta causa y es el relativo al toque de atención que le dio el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz en nombre de Mariano Rajoy. Según dijo, el ministro le trasladó la queja del expresidente del Gobierno de que le estaba tratando mal a Villarejo. Pino negó la mayor y precisó que él, en calidad de DAO, ejercía su papel con cierto "aislamiento e inaccesibilidad" pero dijo que no había motivo de queja.
"¿Por qué cree usted que el presidente del Gobierno se preocupa de un comisario con el rango más bajo?", insistió su abogado. Pino respondió: "Pregunte usted por sus amistades". Con todo no confirmó otro de los extremos defendidos siempre por Villarejo acerca de que se le dieron fondos reservados del Estado para algunas actuaciones, como la operación Cataluña. De hecho, de este asunto no quiso hablar. Tampoco dijo que los mandos policiales autorizaron sus actividades en el sector privado, sino que las conocieron.
Mismo extremo pronunciaron previamente en su turno ante el tribunal tanto Agustín Linares como Díaz Pintado. El primero de ellos aseguró que era conocedor de que tenía sus negocios, mientras estuvo en excedencia pero que cuando reingresó como funcionario le correspondía a él declarar estas actuaciones "y pedir la compatibilidad ante el órgano correspondiente". "A mi no me consta que estuvieran autorizadas", apuntilló. Por su parte, Díaz Pintado dijo que firmó la carta por la que ahora han acudido a declarar porque así se lo pidió su abogado, pero insistió en que toda su actividad empresarial no estaba autorizada.
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