La Paloma Cerámicas ha presentado este miércoles 13 de noviembre un pionero e innovador ladrillo ecológico que permitirá reducir las emisiones de CO₂ un 31,8%. Sus cualidades impulsan el consumo energético eficiente y sacan el máximo rendimiento de los edificios.
Este moderno ladrillo ecológico dispone de un formato inteligente (236 mm por largo x 100 mm de ancho x 119 mm de alto) que disminuye en un 49% el mortero presente en el paño caravista. Asimismo, reduce hasta en 36 el número de ladrillos colocados por metro cuadrado. De esta manera, se consigue un 22% de peso menos en la superficie de la hoja principal de la fachada.
El ladrillo ecológico es uno de los primeros en su categoría a nivel internacional. Por el momento, se está fabricando exclusivamente en los centros más punteros, donde el ratio de emisiones gaseosas es equiparable al de las plantas más eficientes de Europa. Asimismo, desde la directiva de La Paloma señalan que el ladrillo no es transmisor de Compuestos Orgánicos Volátiles (COVs), lo que se traduce en una alta calidad del aire interior.
“La descarbonización es uno de los grandes desafíos del sector de la construcción que genera en torno a un 37 % de las emisiones de CO₂ a nivel global”, explica Francisco Rodríguez, CEO de La Paloma Cerámicas. Cabe destacar que se trata de una empresa que hace ladrillos con diseños en cerámica, por lo que este ladrillo ecológico aporta soluciones para la fachada. La Paloma ha lanzado tres modelos en tres tonalidades diferentes: ‘Doñana’, ‘Monfragüe’ y ‘Garajonay’.
“El ladrillo, a lo largo de sus más de 10.000 años de antigüedad, ha demostrado ser uno de los elementos arquitectónicos más seguros y sostenibles de todos los tiempos. Su resistencia a los cambios de temperatura, la erosión, los fenómenos climatológicos adversos y los efectos del paso del tiempo, así como su capacidad para actuar como un aislante térmico y acústico y contribuir a la eficiencia energética de las edificios; lo avalan”, asegura Julio Pascual, director general de la compañía.
Respecto a la catástrofe vista con la DANA, “no pueden ser prevenidas simplemente con cambios arquitectónicos, sino que requieren de una visión holística del desarrollo urbano y, en particular, la revisión y selección consciente de los materiales empleados en la construcción, con el objetivo de garantizar la seguridad estructural de los edificios ante cualquier incidente o inclemencia climatológica”, comenta Francisco Rodríguez.
En esta línea, señala que “el ladrillo tiene mucho que aportar”. Más allá de su durabilidad superior a los 150 años, es un “material resistente e ignífugo que ha demostrado ser capaz de soportar condiciones extremas”, argumenta el CEO de La Paloma Cerámicas.
“En viviendas y otros proyectos arquitectónicos más concretos, la impermeabilidad y las propiedades de aislamiento e inercia térmica del ladrillo caravista también aportan un gran valor, sobre todo en zonas sometidas a una alta humedad o cambios de temperaturas”, añade Rodríguez. El CEO destaca “el ladrillo gresificado o klinker como solución por su baja absorción de agua”, teniendo la absorción más baja del mercado.
En el área de innovación e inversión en I+D+i está presente en todo el proceso de producción, especialmente en la formulación de los productos, la optimización de los procesos, la eficiencia energética y el uso responsable de recursos. Además, el 50% de la energía eléctrica que utilizan es renovable, lo que contribuye a la reducción de hasta 4.750 toneladas de CO₂.
La Paloma Cerámicas, empresa referente del sector a nivel internacional, hace todos sus ladrillos con materiales 100% naturales y reciclados, generando residuos cero de agua y de los materiales requeridos en cada etapa de producción. Esto se debe a que reutilizan todos los residuos, lo que también ayuda a reducir las emisiones de carbono.
La empresa cuenta con un plan ambicioso de implementación de paneles solares para conseguir energía fotovoltaica, de momento llevan instalados 4.129. La Paloma contribuye también a la población de la España Vaciada ya que muchas de sus fábricas se encuentran en zonas rurales. Cuenta con canteras propias localizadas a menos de 50 kilómetros de las fábricas que se transforman en reservas naturales, lagos recreativos y zonas de uso agrícola o forestal cuando se agotan.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación