España

El calvario de los garajes en Madrid: pocas plazas, más caras y demasiado estrechas

Las restricciones de Madrid 360, los elevados precios de alquiler de las cocheras y la imposibilidad económica de cambiar de vehículo ha llevado a los conductores a un callejón sin salida

Tener un coche en Madrid ha pasado de ser una solución a un problema bastante grande. Los últimos años en la urbe han transformado por completo el panorama de transporte y movilidad, castigando sin miramientos al conductor de vehículos al uso. Sí, además, usted quiere aparcar su automóvil en una plaza de garaje en cualquier barrio de la capital, le animo a que busque la lámpara de Aladino o el Santo Grial, ya que le será más fácil encontrarlos que un hueco digno y a buen precio.

El devenir de la ciudad desde la instauración de Madrid Central en noviembre de 2018 ha cercado por completo los distritos más céntricos de la metrópoli española. Aunque a los madrileños les costó entender la importancia de una reducción significativa de las emisiones y, por ende, la necesaria protección del centro, se han alcanzado unas cotas de surrealismo medioambiental que roza la persecución institucional contra el conductor.

Antes de entrar en detalle al fondo de la cuestión, un par de cifras. Salir a la zona de Embajadores a hacer recados durante una hora y dejar el coche en zona verde le va a salir a 4,15 euros si tiene etiqueta C y 5,56 si posee la B. Una barbaridad sin parangón. Por hacer la comparación, en el parking de Ronda de Atocha, que se encuentra a escasos diez minutos andando de la zona mencionada, el precio por estacionar el vehículo tres horas es de 7,50 euros. Las conclusiones son más que evidentes.

Cuando el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, accedió a su actual puesto tras las elecciones de 2019, lo hizo por su promesa de erradicar al completo Madrid Central y sus consecuencias. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid suspendió el área en 2020, indicando que no se cumplieron los trámites esenciales, para más tarde, en mayo de 2021, ver cómo el Supremo ratificaba esta suspensión.

Poco le duró la felicidad a los conductores, ya que la imposición por parte de la Unión Europea a través de la directiva europea de calidad del aire para llevar a cabo algo similar a Madrid Central terminó por converger en Madrid 360. Esta estrategia de sostenibilidad ambiental tiene más restricciones si cabe, incluida la última criba para todos los vehículos sin etiqueta que quieran entrar en la M30 y el conocido Distrito Centro, que penaliza duramente a los automóviles antiguos.

En busca de una plaza de garaje

Con todo Madrid plagado de limitaciones a la movilidad vehicular y muchos distritos asolados por las famosas zonas azul y verde, los conductores han optado por buscar una plaza de garaje para resguardar su vehículo de este sinsentido medioambiental que azota a la capital. Porque claro, cambiar de coche, por más que desde las instituciones taladren el oído de los contribuyentes para pasarnos a automóviles menos contaminantes, es una quimera. El mercado tanto de nuevos como de segunda mano está altísimo, por lo que la gente está alargando de más la vida útil de sus propiedades.

Pero, cuando salen a la calle en busca de un sitio donde dejar su vehículo, el bofetón de realidad que se encuentran es tremendo. No solo hay pocas plazas disponibles, las que están en alquiler o venta se hallan contaminadas por el pecado de la especulación, valiendo algunas plazas poco menos que pisos. El precio medio de alquiler se encuentra en los 100 euros, una cifra que muchos ciudadanos no pueden asumir.

Si bien en el barrio de las letras la gente está pagando alrededor de unos 150 euros, coste completamente fuera de mercado, en zonas más al sur como Vallecas la plaza más barata no baja de los 90 euros. Esto ha llevado a decenas de miles de conductores que viven en Madrid a no saber qué hacer con sus coches, unos de los que hay que seguir pagando las ITV, seguro, revisiones, depósitos de combustible y el numerito (irónicamente, para no poder circular). Las nóminas no dan abasto.

Por último, las plazas de garaje en Madrid cuentan con un hándicap, y es que son muy estrechas. Aunque puede parecer una obviedad que los coches de ahora son más grandes y anchos que los de hace un par de décadas. No es porque los parkings no quieran modificarlas o los diseños sean erróneos, responde única y exclusivamente al hecho de que el Plan General de Ordenación Urbana de la capital data de 1997 y se ha quedado completamente obsoleto.

En este texto se establecen las medidas para los diferentes tipos de vehículos: 4 m largo x 2,25 m ancho (pequeño); 4,5 m largo x 2,25 m ancho (mediano); 5 m largo x 2,40 m ancho (grande). La situación no es mucho mejor en otras ciudades como Barcelona, por buscar soluciones fuera de la villa. Las marcas de coches se han ido adaptando a las necesidades de sus usuarios, y estos solicitaban más confort, lo que se traduce en modelos más grandes y cómodos. Lógico.

El cómputo de todas estas circunstancias dibuja un panorama poco halagüeño para los conductores. Todo lo que ha supuesto a nivel ecológico un avance ha traído un retroceso en la calidad de vida de muchas personas. El coche, símbolo sempiterno de mejora en la clase media y baja, ahora es un problema añadido a la larga lista de inconvenientes y gastos mensuales. Una pena.

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