El puente entre ERC y Unidas Podemos está a punto de derrumbarse. La reforma laboral cocinada por la lideresa in pectore de los morados, Yolanda Díaz, está a punto de volar una entente que estabiliza el Gobierno de Cataluña en el Parlament. Según ha sabido Vozpópuli de fuentes de Unidas Podemos, un 'no' de los republicanos supondrá automáticamente una revisión de las relaciones en la Cámara autonómica. "Se enfriarán y eso que ahora están muy bien", explican estas fuentes.
No obstante, los 'comunes', integrados en la coalición morada, fueron quienes brindaron al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), el respaldo para sacar adelante los presupuestos de su Gobierno entre las críticas de sus socios en el Ejecutivo, que le acusaron de volar la mayoría independentista en aras de su interés político. Hasta ahora, el presidente de la Generalitat había encontrado en En Comú Podem una suerte de flotador que le ha permitido sobrevivir a las tensiones que parten su gabinete en dos. Pero el flotador puede pincharse.
Lo cierto es que el cabreo con ERC en Unidas Podemos y, especialmente, en los 'comunes' es mayúsculo. No se pueden creer que los de Oriol Junqueras hagan oídos sordos a la tremenda presión que está ejerciendo sobre ellos el mundo sindical. Es más, consideran que anteponer sus cálculos electorales les inhabilita para erigirse en representantes de los intereses de los trabajadores.
Cálculos electoralistas
Además, altos cargos morados comentan en privado que el misil de los republicanos contra Yolanda Díaz, a quien señalaron por hacer de la reforma "un proyecto personal" y "político", hay que entenderlo en clave electoral. Y es que, dicen, en el cuartel general de ERC hay nervios porque la valoración de Díaz entre los suyos es muy superior a la de los principales rostros republicanos.
A ERC, la presión política le está llegando por cuatro frentes: Podemos, 'comunes', Comisiones Obreras y UGT. Es más, los morados han designado a una persona del más alto nivel para estrujar en exclusiva a Gabriel Rufián y a los suyos en el Congreso. Más allá está el equipo del Ministerio de Trabajo que sigue, con discreción y en silencio absoluto, negociando con los independentistas catalanes.
Según ha sabido este diario, el equipo de Díaz ha dado ya por imposible el acuerdo con Bildu, el otro partido soberanista de izquierda, y aliado habitual del Gobierno, que reniega de la reforma laboral. En estos momentos, Trabajo negocia de manera prioritaria con ERC y con el PNV. Ambas son las formaciones que pueden salvar la cara a Unidas Podemos.
La trampa del PSOE
En Podemos están convencidos de que el PSOE ha conducido a la vicepresidenta segunda del Gobierno, y máxima rival de Pedro Sánchez, a una trampa. En verdad, consideran que Yolanda Díaz se ha topado con un acuerdo cocinado con los agentes sociales que, una vez firmado, es inamovible por gracia socialista. Y eso ha puesto a Díaz contra las cuerdas.
Para los morados, negar cualquier posibilidad de cambio en el texto por parte del PSOE supone un mensaje evidente: que Sánchez no quiere alumbrar la reforma laboral con los partidos de la izquierda soberanista (ERC y EH Bildu). De esa manera, creen, los socialista han conseguido poner a Díaz en un brete justo cuando estaba a punto de iniciar su proceso de escucha encaminado a construir un "proyecto de país" en forma de plataforma política con la que concurrir en las próximas elecciones generales.
Para más inri, Moncloa dio este martes por convalidada para reforma labora. La vía de Ciudadanos está casi hecha. Faltan 24 horas para que el Congreso someta a convalidación el proyecto estrella de Yolanda Díaz. La coalición sumó este martes el apoyo de Compromís y de Más País y eso sirvió para que el lado socialista de Moncloa diera por convalidado el real decreto, aunque espera que se sumen más grupos. Tiene amarrados 161 y los previsibles 9+1 de Ciudadanos. La clave está en el PDeCAT, que decide este miércoles, y en UPN.
Los dilemas de ERC
Fuentes de los comunes explican a este diario que en ERC pesa más defender los intereses de los sindicatos nacionalistas. Pero no solo. También hay quien apunta que la cuestión independentista supone un problema para los republicanos. Lo cierto es que Díaz vende la reforma laboral como la primera que pondrá fin a la precariedad juvenil en el mundo laboral.
Y claro, apuntan algunas fuentes, el independentismo tiene en la juventud precaria un combustible ideal para su causa: "En una Cataluña independiente viviréis mejor". De manera que para algunos sectores de ERC, los más duros en la cuestión soberanista, se hace difícil aprobar la reforma laboral. Además, las fuentes consultadas recuerdan que ERC casi siempre se paraliza cuando le sobrevienen grandes disyuntivas.
En plata: y como publicó La Vanguardia, en el mundo republicano saben que tienen que tomar los mandos de la hegemonía política catalana que durante décadas llevó Convergència. Pero consideran que una cosa es tomar la iniciativa y otra asumir los postulados de la derecha política de Cataluña, que ve con buenos ojos la reforma de Díaz. Los mismos buenos ojos con los que la ve Ciudadanos, la pesadilla morada.
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