Podemos comienza a bajar los brazos. Pese a que el cuartel general morado aún emite mensajes de esperanza sobre la capacidad de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, de sumar a los socios de la investidura al 'sí' a la reforma laboral, altos dirigentes del partido se resignan y asumen en privado que su lideresa in pectore está atada por el núcleo duro de Moncloa (el ministro de Presidencia, Félix Bolaños) y por la CEOE, a la que acusan de torpedear cualquier intento de cambio en el acuerdo del diálogo social.
Lo cierto es que la cúpula morada confía en Díaz porque creen que es la única capaz de desatascar esta situación imposible en la que se ha metido ella misma: querer aprobar una norma "que mejora la vida de la gente", pero rechazar los votos de un partido que lo harían posible. En cualquier caso, según ha sabido Vozpópuli, el sentir del más alto nivel de mando en Podemos es que su actual dirección habría negociado la reforma laboral de "otra manera".
En plata: Ione Belarra se habría plantado ante la patronal y habría antepuesto una reforma laboral más ambiciosa a un pacto en el marco del diálogo social que incluyera a los empresarios. Ahora los morados señalan directamente a CEOE por, dicen, hacer todo lo posible para impedir que la titular de Trabajo logre el acuerdo con los socios de la investidura.
Fidelidad morada
En cualquier caso, el partido capitaneado por Ione Belarra sigue siendo fiel a Yolanda Díaz. Eso sí, en el cuartel electoral de la vicepresidenta caerá como una bomba ese apoyo de Ciudadanos que ya está cerrando el PSOE con los de Inés Arrimadas, porque dinamitará la base política sobre la que Díaz pretende armar su proyecto político.
El precio a pagar de Díaz por la reforma laboral es alto. Ella optó por el acuerdo en el diálogo social precisamente para construir su imagen presidenciable. Y sabe que si cede a las demandas de la izquierda a la izquierda del PSOE, ese espacio "pequeño y marginal" con el que está empeñada en aprobar su ley, los empresarios retirarán su apoyo y el castillo de Díaz en Moncloa se caerá. Además, es consciente de que la entrada de los naranjas la sacará del marco de que la reforma es de izquierdas, su gran público.
La clave del devenir de la reforma electoral sigue siendo ERC. El problema para Díaz es que los independentistas catalanes no han reculado pese a la demostración de fuerza de la titular de Trabajo con los principales sindicatos en Cataluña. Es más, aprovecharon para lanzar un ultimátum junto al resto de partidos de la "izquierda soberanista" (EH Bildu, BNG, CUP): o se cambia la reforma o la tumbarán.
Yolanda compartiría el contenido del manifiesto
La respuesta de la vicepresidencia segunda, tan diplomática como acostumbra, no se hizo esperar: loar a los partidos que la presionan y recordarles amablemente que "quedan dos años de legislatura y habrá muchos cambios normativos". Toda una invitación a aceptar la reforma ahora para incluir sus demandas más adelante a través de otras leyes.
Pero en ERC, al mando del frente común que quiere una reforma "más ambiciosa", presionan fuerte: "Yolanda compartiría el contenido del manifiesto". En verdad, según ha podido saber este diario, el problema de Díaz se llama Félix Bolaños, porque es quien ha puesto la barrera a tocar cualquier aspecto de la reforma y quien está negociando ya con los naranjas, que este jueves reiteraron su disposición a apoyar el texto.
Díaz sigue buscando el apoyo de ERC. Y sabe que es un partido dubitativo y muy sensible a lo que piensen sus bases izquierdistas respecto de su acción política. Por eso, la vicepresidenta segunda se ha lanzado a recordar a los independentistas que los sindicatos, referentes para los partidos de izquierda, están con ella y con el acuerdo que se alcanzó en la mesa de diálogo social para sacar la reforma laboral.
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