Podemos ultima la campaña electoral en Castilla y León con la presencia de Pablo Iglesias. El eterno referente morado, y exlíder de la formación, participará para arropar a los suyos, según confirman a Vozpópuli fuentes del partido. Eso sí, otras fuentes cercanas al exvicepresidente rehúsan explicar cómo intervendrá e insinúan que será algo especial, algo que confirma un dirigente de mucho peso en Castilla y León.
El problema es que el partido sigue pendiente de que su lideresa in pectore, Yolanda Díaz, confirme la fecha en la que bajará al barro electoral. Hay morados que asumen que la vicepresidenta segunda tiene un "marrón" ante el próximo 13 de febrero porque el candidato, Pablo Fernández, la metió en contienda cuando dijo que su candidatura era el primer paso de su frente amplio.
Lo cierto es que desde el equipo de la vicepresidenta insinuaban que la contienda electoral por la comunidad más grande de España es uno de los últimos asuntos que preocupan a la también titular de Trabajo, centrada en apuntalar los apoyos parlamentarios a la reforma laboral y en seguir construyendo su imagen de líder de moda desde foros como el que el pasado viernes la juntó con el economista francés Thomas Piketty.
"Tiene que ir"
Por el momento, el entorno de Díaz no precisa cuándo se producirá la foto de su jefa en modo electoral. Pero fuentes del espacio de Unidas Podemos no dudan de que en ella no aparecerá Pablo Iglesias. Y es que el tema que ha eclipsado la campaña, la calidad de la carne de las macrogranjas, ha evidenciado el poco mando de la también titular de Trabajo sobre Podemos y sus divergencias con Iglesias.
Y es que tras la disparidad entre los estilos de Iglesias y Díaz se esconde, en el fondo, una desconexión sobre cómo hacer política. Algo que las fuentes consultadas circunscriben a los medios y no al fin.
Pese a todo ello, en Podemos tienen claro que Díaz "tiene que ir" a la campaña con Fernández. Y todo porque no arroparle supondría el estallido de un conflicto directo entre el partido que nació al calor del 15M y la persona ungida para liderar la mutación del espacio del cambio. En el cuartel general morado son conscientes de que Castilla y León pinta feo para Díaz. Aunque consideran que eso no es óbice para que la vicepresidenta no se arremangue.
Mientras, Podemos está desplegando en Castilla y León una estrategia similar a los planes de Díaz para levantar su plataforma política. Y, por eso, los morados trabajan, no sin pesar, en hacerle el trabajo a su nuevo referente. Es decir, "en la construcción de una candidatura abierta". El problema es que solo ha atraído a Izquierda Unida y a Alianza Verde, el partido ecologista del diputado Juantxo López de Uralde.
Pese a que la izquierda en Castilla y León apenas se percibe en el radar político, la idea de aliarse con los mismos partidos que quiere trascender puede desincentivar la participación de Díaz en la batalla electoral castellano y leonesa. Y es que la titular de Trabajo necesita poner de tierra de por medio, no solo con la marca morada sino con los rostros y dirigentes del primer Podemos.
Mientras, el partido cacarea que la vicepresidenta segunda ya es la número uno del espacio y que ejerce mando en plaza en la mesa confederal desde el asiento de Galicia en Común, la amalgama de partidos gallegos de izquierda integrados en la coalición morada. Pero a la hora de la verdad, la autoridad de Díaz en el espacio está comprometida por una cosa obvia: Díaz no tiene poder orgánico alguno en la gran casa morada.
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