Podemos muestra sus cartas poco a poco. Los morados encumbraron este fin de semana a su 'número dos', Irene Montero, tras los ataques que sufrió desde Vox. El plan del partido, según reconocen las fuentes consultadas, pasa por catapultarla como candidatable en las próximas elecciones generales mientras mete prisa a Yolanda Díaz para que concrete ya qué quiere hacer. En la sede de Francisco Villaespesa cunde el nerviosismo. Y no están dispuestos a esperar a nadie. Tampoco a la líder del espacio en Moncloa. Cada día que pasa es un día perdido.
Los mensajes públicos del partido ahondan en esa idea. Podemos no hace más que recordar que todo lo que rodea al proyecto de Yolanda Díaz es una entelequia, que ellos sí son algo real. Y, además, capaz de crear una candidauta en apenas un fin de semana. Pero Sumar les sigue generando incertidumbre, ya que creían que a estas alturas de año, los planes de la 'dama roja' ya se habrían definido. Ante esta situación, los morados ya han empezado la guerra por su cuenta para las municipales y autonómicas. Y casi también para las generales, donde esperan llegar a un acuerdo de tú a tú con Yolanda Díaz, aunque no les va la vida en ello.
Lo cierto es que Montero, cuestionada por su ley estrella -la conocida como 'solo sí es sí' de garantía sexual- ha estado sometida a una enorme presión. Desde la judicatura hasta su propio socio de Gobierno, pasando por la oposición. Una gran mayoría puso en entredicho la redacción de la norma tras la rebaja de penas a los condenados por abuso sexual. Un efecto indeseado que ha manchado el currículum político de Montero por mucho que el criterio de la Fiscalía echara un capote a Igualdad. Por eso, en Podemos echaron la culpa al Ministerio de Justicia. La situación política de Montero era controvertida.
Una campaña impulsada por insultos de Vox
En el entono de Sánchez se llegó a especular con su duración en el consejo de ministros. En teoría, la ministra de Igualdad iba a durar lo que su capacidad de resistencia determinara. Pero en su semana más negra, Vox la echó un capote. A ella y al Gobierno en su conjunto. Como ya contó este diario, los insultos de los de Santiago Abascal sirvieron a la coalición en bandeja un relato político con el que defenderse: frente al ruido, utilidad. Lo reconoció Moncloa. Montero, en efecto, usó los ataques que recibió para levantar un cordón a las críticas que la tenían contra la espada y la pared.
Yolanda Díaz, mientras, prefiere no meterse en camisas de once varas. Y mantiene un perfil prudente, alejado de histrionismos y de soflamas tan habituales entre los morados. Las formas de una y otros no pueden ser más diferentes. Y, encima, Podemos ha vetado a la 'dama roja' hacer campaña por candidatos que no pertenezcan estrictamente a alguno de los partidos que forman la coalición de Unidas Podemos o a cualquier otro con quienes los morados cierren alguna lista conjunta. En plata: los morados no quieren que los intereses de Sumar interfieran en sus planes. Nada de fotos con Mónica García (Más Madrid) o Joan Baldoví (Compromís).
En verdad, Yolanda Díaz está empeñada en levantar un cordón sanitario a la cúpula estatal de Podemos. Vamos, a hacer oídos sordos. La vicepresidenta segunda, abiertamente enfrentada a Pablo Iglesias e Irene Montero, no tiene problemas en rodearse de todos los partidos a la izquierda del PSOE. También de Podemos. Pero solo de algunas ramas autonómicas. Y es que, según las fuentes consultadas por este diario, el problema es que la titular de Trabajo no invita a ni un solo miembro de la dirección estatal. Mientras que sí tiene a bien sumar a los equipos territoriales de Podemos.
La indiferencia de Yolanda Díaz
En el equipo electoral de Sumar molesta mucho la influencia de Pablo Iglesias, porque le consideran un estorbo para la reconfiguración de la izquierda a la izquierda del PSOE. El razonamiento que hacen es que si ahora el exlíder morado vive de análisis políticos en medios y en su pódcast, que se dedique a ellos y a no a la política pura y dura en actos de partido que, además, cierra como si aún fuera el máximo dirigente del partido. Es más, le llegan a desafiar: "Si se dedica a la política, que vuelva". No por casualidad antiguos altos cargos de Podemos consultados por este diario no dudan de que volverá.
Aunque en público la ministra de Trabajo sea prudente, su entorno se ha hartado e intenta cortar de raíz la ínfula de Iglesias, a quien algunos sectores de la militancia morada comienzan a ver con ganas de estar de nuevo en primera línea agitando a los suyos ante el posible desembarco de PP y Vox en La Moncloa.
El exdirigente de Podemos sigue marcando la línea de Podemos a través de sus tribunas en prensa y de sus intervenciones en algunas de las tertulias radiofónicas más escuchadas de España, consciente de que puede ganarle el pulso a Yolanda Díaz. Iglesias, según las fuentes consultadas, no tendrá reparo alguno en acelerar hasta el final. Casi hasta el punto de provocar el accidente que deje el coche de la izquierda siniestro total. Iglesias y los suyos no pueden aguantar una segunda versión de la coalición sin Podemos y sí con Yolanda Díaz.
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