Podemos consumó este jueves la renovación del Tribunal Constitucional. Los morados participaron por primera vez en sus siete años de historia en el juego de sillas con el que populares y socialistas sitúan a sus magistrados afines en altas instituciones del poder judicial. Y lo cierto es que desde ya, Juan Ramón Sáez, próximo a los de Ione Belarra, tiene asiento en el órgano judicial que interpreta y vela por el cumplimiento de la ley de leyes.
No obstante, la entrada de Podemos en las altas instituciones del Estado ha tenido un coste para ellos: un sapo llamado Enrique Arnaldo, el candidato afín al PP con un perfil profesional plagado de incompatibilidades que ha provocado ardor de estómago a la mayoría del grupo confederal. Que la mayoría de Podemos haya votado a este jurista ha sido la "lacerante paradoja", en palabras del portavoz morado Antón Gómez-Reino, que les ha llevado a taparse la nariz.
Por eso, cuando la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, anunció el resultado de la votación de los candidatos, las calculadoras comenzaron a echar humo. Todas las cuentas intentaron despejar las incógnitas de los 232 apoyos que recibió Arnaldo, once por debajo de los 243 esperados que suman PSOE, Podemos PP —los tres partidos que pactaron los nombramientos— y Foro Asturias, que desde un principio dijo que contaran con ellos. Arnau, además, se llevó 8 votos en blanco y uno nulo. En total: 241 de 249 diputados que emitieron su voto.
Las equis
Y, poco a poco, comenzaron a despejarse algunas equis entre juegos sobre quién se saltaba la disciplina a la que llamó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras la llamada a la rebelión de dos parlamentarias moradas, Gloria Elizo y Meri Pita, para no respaldar a Arnaldo. Fuentes socialistas confirman que tres de sus diputados no le apoyaron: José Luis Ábalos y Odón Elorza, que votaron en blanco, y Manuel Sánchez Escobar, que votó nulo. Y fuentes del PP sostienen que no les consta que ninguno de sus diputados se haya saltado el guion.
Fuentes socialistas explican a Vozpópuli que el grupo parlamentario estudiará en los próximos días el caso de Elorza y tomará una decisión al respecto. Sobre el diputado socialista puede recaer una sanción de hasta 600 euros, puesto que los estatutos del partido dejan claro que los miembros del grupo parlamentario están sujetos a "unidad de acción" y a "disciplina de voto".
Y puesto que el PRC de José María Mazón, la Compromís de Joan Baldoví, el Teruel Existe de Tomás Guitarte, la Coalición Canaria de Ana Oramas y la Nueva Canaria de Pedro Quevedo confirmaron que votaron en blanco, el máximo de diputados rebeldes dentro de Unidas Podemos sería de seis. El partido, oficialmente, tacha la cuenta de mera especulación: "Podemos no ha pedido el comprobante de voto de una votación secreta", zanjan fuentes moradas. Incluso algunos socialistas apuntan a errores del PP para explicar el resultado. Pero no hay casi nada claro.
La votación para la elección de estos miembros ha sido secreta pese a que en circunstancias normales se hubiera realizado en urna vía papeleta. El problema es que la Mesa ha decidido esta vez que se vote telemáticamente para evitar aglomeraciones por la pandemia. Por eso, algunos diputados empezaron a votar el miércoles al finalizar el pleno. El plazo se cerró este jueves a las 13.00.
¡Sí se puede!Los diputados de Vox
Lo cierto es que el Podemos sabe que no le quedaba más remedio que aceptar al candidato del PP. Y dadas las escasas excepciones de conciencia que ha habido, con razón los morados no temían este miércoles la llamada al motín de dos de sus diputadas con menos peso. Pese a la pataleta por Enrique Arnaldo, los miembros del partido consultados se afanan en aclarar que es preferible que entren sus afines y cumplir con el mandato de renovación a que se prolongue el bloqueo.
Y con esas, los morados han defendido su postura. Eso sí, enfrente, y una vez ha terminado el pleno, los diputados de Podemos han tenido que soportar a los de Vox cantando un irónico "¡Sí se puede! [colocar a un afín en el Constitucional]" lanzado con sorna.
Los aliados habituales del Gobierno en el Congreso, así como parte de la oposición, con Vox y Ciudadanos como puntales, se han plantado ante la votación de la renovación de algunos órganos constitucionales. Ni ERC ni PNV ni EH Bildu ni PDeCAT ni CUP ni Junts ni BNG han estado en el debate, que han tildado de "ejemplo bochornoso que no hace más que perpetuar la politización de la política". Y todos han sido críticos con Podemos.
De modo que el pleno del Congreso, además de la designación de Arnaldo, también ha dado el visto bueno a la del resto de candidatos pactados para el Constitucional, a los seis consejeros del Tribunal de Cuentas y al nuevo Defensor del Pueblo, el exdirigente socialista y exministro de Educación, Ángel Gabilondo, quien sumó 240 votos, la puntuación máxima del día. Y es que todos tenían que recoger para ser convalidados al menos tres quintos votos de apoyo, es decir, 210.
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