Galicia se convierte en el epicentro de la guerra abierta entre Podemos y Yolanda Díaz. La terminal gallega de los morados ha iniciado su proceso de primarias y este viernes dio a conocer las candidaturas de quienes buscan hacerse con el control del partido. El actual secretario general, Antón Gómez-Reino, mano derecha de la vicepresidenta segunda, cedió su primer puesto a Borja San Ramón. Aunque él se mantiene como 'número tres'. Pero desde la dirección estatal, en Madrid, se ha fomentado otra candidatura liderada por Gonzalo Busqué, quien pese a apostar por la "unidad" de la izquierda, también quiere "preservar a Podemos".
Las cosas pintan mal. No obstante, la candidatura de Busqué se ha quejado de que San Ramón, actual secretario de organización, está manejando las redes del partido y empleando a los miembros de la Comisión Técnica y Electoral "en su favor". Lo cierto es que este proceso interno es importante. Porque se desarrolla en la rama de Podemos más cercana a Yolanda Díaz. Las fuentes consultadas entre los morados son claras: se viene guerra. Algo similar a lo que ocurrió en Podemos Asturias, donde se acabó imponiendo la candidatura de la diputada Sofía Castañón, promovida por la dirección estatal.
El aparato del partido, según algunos sectores, no va a tolerar que los territorios se entreguen por su cuenta a la vicepresidenta segunda. La dirección en Madrid quiere manejar el proceso. Y Díaz se niega a ceder a los morados y a su exlíder, Pablo Iglesias, el control de su proyecto político. Y más ahora que Podemos amaga con ir por su cuenta en las generales, si finalmente no hay entente con Sumar. Todo eso es lo que rodea también el 'caso Alberto Rodríguez'. Cabe recordar que en la militancia morada hay runrún por si el canario termina siendo el enlace de Díaz en las islas de cara a las generales. Por ahora, el exdiputado morado Alberto Rodríguez tiene intención de presentar su proyecto.
Los porqués de la guerra
Eso sí, antes se acercan las elecciones municipales y autonómicas. El objetivo de Podemos es atar primero los pactos con Izquierda Unida y con los 'comunes' y luego abrirlos a otras fuerzas alternativas de la izquierda, como puede ser Compromís en la Comunidad Valenciana, donde comienza a cuajar la posibilidad de llegar a algún trato. El gran escollo sigue siendo Madrid, donde la fuerza predominante, Más Madrid, sigue cerrando la puerta a cualquier coalición con Unidas Podemos. Y por si había alguna duda: los morados han vetado a la 'dama roja' cualquier apoyo en plena campaña a cualquier candidato que no sea estrictamente de Unidas Podemos.
Los dardos morados a Yolanda Díaz responden a una doble derivada. Por un lado, presionarla a Díaz para arrancarle una cuota de poder que garantice la supervivencia de sus principales activos políticos (Irene Montero e Ione Belarra) y, por otro, diferenciarse de ella de cara al electorado más de izquierdas. Pese a que Díaz es la preferida para encabezar la reconversión del espacio de Unidas Podemos, las bases del partido no están alineadas con sus resultados. Cabe recordar que ni les llenó de alegría la reforma laboral ni el apoyo al envío de armas a Ucrania. Con esa presión, los morados pretenden dejarle claro a su lideresa que los votantes morados deben ser atendidos si pretende contar con ellos. Porque si no, en Podemos ya tienen alternativa: Irene Montero.
En verdad, pese a los esfuerzos de Yolanda Díaz por apartarse de la desgastada marca morada, en el fondo, el cuartel electoral de la vicepresidenta sabe que el grueso de sus apoyos en caso de que decida concurrir como candidata a la presidencia vendrán de los simpatizantes de los partidos a la izquierda del PSOE. Y ahí Podemos sigue siendo la superestrella. Pero Díaz intenta atrapar más votos. Por eso, se lanzó a seducir a los electores socialistas con su grupo de 35 expertos, algunos de ellos de claro perfil socialdemócrata.
Podemos ha recuperado su relevanciaUna fuente que conoce bien la maquinaria del partido morado
En la sede de Francisco Villaespesa creen que Yolanda Díaz ha cometido el gran error de darles por muertos, algo que evidenció, piensan en Podemos, apoyando el veto del PP a Victoria Rosell, la candidata morada para entrar en el Poder Judicial. Aunque todavía apuestan por aliarse con la 'dama roja' por ser la mejor candidata posible. Eso sí, en él mientras tanto y por si las moscas, los morados ya han catapultado a Irene Montero como candidateable tras sus polémicas: "Podemos ha recuperado su relevancia y la hipótesis de Yolanda y su equipo de que Podemos ya no contaba, tesis que coincidía con los intereses del bipartidismo, se ha desvanecido", zanja una fuente que conoce bien la maquinaria del partido.
Algunas direcciones regionales de Podemos, como la asturiana, ya alzaron la voz y se revolvieron contra la política territorial de la secretaria general, Ione Belarra a quien acusan de desplegar una estrategia autonómica basada en el "dedazo". La actual cúpula morada sabe que el talón de Aquiles del partido es su escaso músculo por España. Por eso, Belarra cerró a hace un año un encuentro municipalista encaminado a apretar las filas. El partido ha estado todo este tiempo inmerso en un proceso de consolidación territorial encaminado a depurar y laminar todo lío interno.
Por su parte, Yolanda Díaz está empeñada en levantar un cordón sanitario a la cúpula estatal de Podemos. La vicepresidenta segunda, abiertamente enfrentada a Pablo Iglesias e Irene Montero, se rodeó hace unas semanas de todos los partidos a la izquierda del PSOE. También Podemos, pero de la rama valenciana, encabezada por su líder, Pilar Lima, quien arropó a la 'dama roja'. Y es que, según fuentes moradas consultadas por este diario, el problema es que la titular de Trabajo no invita a ni un solo miembro de la dirección. Mientras que sí tiene a bien sumar a los equipos territoriales de Podemos. Y es que la titular de Trabajo busca rodearse de morados por España dispuestos a sumar.
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