Podemos recupera su discurso antisistema para reventar al bipartidismo a costa de la tragedia de Valencia. Los morados se apoyan en las intervenciones mediáticas de Pablo Iglesias, quien este lunes dijo en TVE sobre la ola de indignación en Paiporta: "La gente está diciendo al Rey, al PP y al PSOE: 'váyanse ustedes a la mierda". Los morados están aprovechando la zozobra que atraviesa el Estado y la política para resurgir de sus cenizas.
La dura posición que de los morados respecto a los Presupuestos está justificada para ellos, que se quieren abrir paso por la izquierda. Lo cierto es que en Moncloa preocupa la posición beligerante de los de Ione Belarra. Y aunque creen que su exigencia de bajar el precio del alquiler un 40% y de cortar relaciones con Israel puede ser un farol porque no se atreverán a ser los responsables de tumbar las cuentas de un Gobierno progresista, nadie se fía.
Moncloa ve inasumible ambas exigencias, que cuentan con el respaldo de las bases de Podemos. El partido inició una consulta para legitimar su fuerte postura. Fuentes gubernamentales la achacan a la previsión de gatillazo presupuestario. "Si no salen las cuentas, no se quieren poner como los culpables. Por eso han hecho esa consulta", explican en el núcleo duro del presidente del Gobierno. Lo cierto es que los Presupuestos aparecen como un rompecabezas imposible para el Gobierno, que tiene que hacer auténticos malabares para conjugar los intereses de fuerzas tan dispares como Junts o el PNV con ERC y Bildu, ya que se mueven en coordenadas ideológicas contrarias.
Muestra de ello fue el compromiso del Gobierno de dejar caer el impuesto vigente a las energéticas; un guiño acordado con los abertzales y con los de Carles Puigdemont al que el resto de socios de la coalición ya ha puesto mala cara. A cambio, el Ejecutivo ha provocado un hachazo fiscal en el diésel para intentar contentar a las fuerzas de izquierda. Pero parece que no será en absoluto suficiente. Moncloa sigue albergando esperanza de anunciar más pronto que tarde, ya pasado el congreso de Junts que ha revalidado el liderazgo de Puigdemont, un acuerdo para sacar adelante el techo de gasto que los independentistas catalanes tumbaron el verano pasado y obligaron a retirar en otoño.
El escenario, en efecto, es un infierno. Y Podemos busca sacar provecho. La caída de Errejón les ha abierto una oportunidad. La crisis que ha absorvido a Sumar les está permitiendo encender los altavoces que les sitúen como la referencia de la izquierda. El liderazgo de Yolanda Díaz está tocado. La vicepresidenta segunda no cuenta ya con el fervor de hace apenas dos años. Y todos los partidos que conforman la coalición de Sumar demandan sus parcelas de poder. Del todos a una se ha pasado casi al cada uno por su cuenta. Y en ese interín, los morados advierten de que ellos son la auténtica garantía de que el Ejecutivo adopte medidas de izquierda.
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