No llega a ser un divorcio, pero se le parece mucho. Podemos e Izquierda Unida (IU) han decidido mantener la marca Unidas Podemos, que nació tras el 'Pacto de los Botellines' sellado por ambas fuerzas en 2016, solo en aquellos lugares donde tenga tirón de cara a las elecciones municipales y autonómicas del año que viene. Lo cierto es que, según fuentes de los dos partidos, las relaciones están "muy deterioradas". Y lo que se busca es la mejor fórmula para evitar otro desastre como el de Andalucía, donde se crearon unas siglas nuevas que lastraron más que otra cosa.
Lo cierto es que nadie sabe cómo acudirá el espacio de la izquierda a la izquierda del PSOE en los próximos comicios. Todo está en el aire. Todo depende de si hay o no acuerdos de integración entre Podemos e IU en cada ayuntamiento de España y en cada autonomía de las que renuevan parlamento en menos de un año. Pero no solo de eso, también de si las listas se abren a otros partidos o no, como podría ocurrir en Cataluña, en el País Vasco o en Galicia.
La constelación de la izquierda está llena de planetas que aún no saben alrededor de qué estrella girar. Porque la esperanza, Yolanda Díaz, ya advirtió de que no llegaba a tiempo para el test de mayo. Sin ella y sin Sumar, el proyecto de escucha de la vicepresidenta segunda, como opciones, le toca a los partidos que sostienen Unidas Podemos buscarse las habichuelas para evitar daños.
Un reunión en junio
La idea de 'superar' la marca Unidas Podemos partió de Izquierda Unida en una reunión que se celebró en junio, tras el fiasco andaluz. A Podemos no le pareció mal, ya que se trata de repartirse el peso de las candidaturas en función del peso del partido en cada ciudad, pueblo y comunidad. "Si hay zonas en las que IU tiene más peso, pues será normal que la lista se llame IU-Podemos o incluso Unidas Podemos si allí la marca no está gastada", razona una fuente morada a este diario.
En IU piensan igual. Se trata de, reconociendo que la coalición de ambas fuerzas está agotada, evitar batacazos para que los gobiernos progresistas que apoyan junto al PSOE se mantengan. Todos en el espacio confederal saben las elecciones municipales y autonómicos son pequeños laboratorios donde la dinámica nacional apenas tiene repercusión. "No le puedes decir a la gente de Leganés (Madrid) que sea otra cosa que no Leganemos, porque allí se les conoce así. Pero habrá otros sitios donde estarán deseando cambiar de nombre, romper e ir cada uno por su cuenta", zanja una fuente de peso en Izquierda Unida.
Podemos ya decidió no integrarse formalmente en la futura plataforma de Yolanda Díaz. Pero, como ya contó este diario, la 'dama roja' no va a perder ni un segundo en juegos con los morados, a quienes desdeña por su intención de no diluir sus siglas en las próximas elecciones generales. En la sede de Francisco Villaespesa van a jugar fuerte y reclamarán a la titular de Trabajo una relación de igual a igual entre Podemos y todo lo que surja del proceso de escucha para ser "aliados electorales".
Cada uno en su casa y Yolanda Díaz en la de todos
Es más, los morados dieron este viernes el pistoletazo de salida a sus primarias para las elecciones autonómicas y municipales de mayo del año que viene. El proceso arrancará a partir del próximo 10 de octubre y terminará el 4 de noviembre. El partido se sigue agarrando a que es constituye la "fuerza política más grande del espacio confederal". Y por eso están dispuestos a seguir su ritmo.
Con esa convocatoria de primarias, Podemos buscaba imponer a los suyos por encima del resto de candidatos de las fuerzas que integran Unidas Podemos. En especial, por encima de IU. Pero los de Alberto han torcido el brazo morado, ya que ahora asumen que allí donde no son fuertes tendrán que ceder espacio.
Podemos está en guerra con IU La ruptura es total tras el fiasco de Andalucía, donde el 'frente amplio terminó con los morados fuera de juego por lo que consideran una traición en toda regla. Sin su candidato, Juan Antonio Delgado, como cabeza de lista y sin su nombre en el registro oficial de la coalición 'Por Andalucía', los de Ione Belarra sintieron una gran puñalada de sus otrora aliados indispensables. El dolor de la herida, para más inri, fue mayor por la implicación de Íñigo Errejón para orillar a Podemos.
Nada es igual sin Pablo Iglesias
Lo cierto es que solo hay una cosa que explica el inicio de las hostilidades entre dos partidos. La salida de Pablo Iglesias, creador de Podemos, del Gobierno y del partido rompió el status quo dentro de la alianza. Los de Alberto Garzón, cuyas bases detestan lo que queda de Podemos, cuestionan el reparto de poder dentro de la coalición. Se trata de eso. De poder.
El tiempo en el que el éxito de la izquierda estaba subordinado al empuje del exvicepresidente segundo Pablo Iglesais se acabó. Y la histórica fuerza que capitaneó Julio Anguita está revisando la relación, especialmente ahora que el nuevo faro, Yolanda Díaz, tiene carné del PCE, integrado en IU. En plata, Izquierda Unida puso en cuestión quién ha de encabezar futuras listas electorales, así como quién debe cocinar la estrategia política en esas elecciones, que prometen determinar el rumbo del país hasta el puerto de las elecciones generales. Y Podemos lo ha entendido.
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