Unidas Podemos se hartó este martes de la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, tras su 'defensa' de la la ley del 'solo sí es sí'. El descontento en filas moradas lleva tiempo gestándose, según ha sabido este diario por fuentes gubernamentales. Pero la patada de la también ministra de Política Territorial y Función Pública a las preguntas sobre los casos de reducción de penas a violadores conocidos en las últimas 24 horas, tirando de argumentario, han encendido a los de Ione Belarra. "No lo hace bien", zanjan.
La portavoz del Gobierno comenzó excusándose por no tener conocimiento de los casos publicados desde primera hora en diferentes medios que advertían de que varias revisiones de sentencias firmes por delitos sexuales desmentían la afirmación de Igualdad de que la ley del 'solo sí es sí' no bajaba las penas de prisión. Rodríguez se limitó a tirar de argumentario y explicó que para "hablar con rigor" debería conocer los pronunciamientos de la Justicia. Eso sí, recordó que el Ejecutivo tiene "un claro compromiso en la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres". Horas más tarde, fue la ministra de Hacienda, la socialista María Jesús Montero, quien se abrió a revisar la ley en nombre de todo el Gobierno. Todo un misil a Unidas Podemos.
De manera que, tras eludir valorar las rebajas de pena a violadores, tuvo que ser la delegada del Gobierno para violencia de género, la juez de Podemos Victoria Rosell, quien se lanzara en Twitter para hacer una defensa férrea de la ley preparada en el Ministerio de Igualdad: "Tremendo. Un tribunal decide rebajar la pena por agresión sexual a menor, que sigue siendo de 5-10 años. (Art. 181.2 CP). Para rebajar, obvia el abuso de superioridad del padrastro (181.4) Ya lo dijo el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer: la justicia machista crea impunidad. El problema no es la ley".
Crisis de Gobierno... a las puertas
La candidatura de la ministra socialista de Industria, Reyes Maroto, a la alcaldía de Madrid, anunciada este lunes, abre la ventana de una crisis en el Ejecutivo que, previsiblemente, también pondrá la etiqueta de salida a la titular de Sanidad, Carolina Darias, para hacerse con las riendas de la lista en Las Palmas de Gran Canaria. Pero hay más candidatables para abandonar Moncloa.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, está en una posición política complicada tras el varapalo del informe del Defensor del Pueblo negando la versión de Interior sobre la actuación de la Guardia Civil en el salto a la valla de Melilla, que se saldó con decenas de muertos, algunos en territorio español, según desveló un documental de la BBC y denuncian diputados de la Comisión de Interior del Congreso tras visitar la zona y visionar imágenes grabadas de los hechos.
El problema para los morados es que su guerra abierta con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, les puede costar algún asiento en el Consejo de Ministros. Como contó este diario, la presión del entorno de la 'dama roja' para que aproveche la crisis y expulse a ministros morados va en aumento. En algunos sectores de Izquierda Unida y de los 'comunes' hay ganas de venganza tras el bombardeo del exlíder de Podemos Pablo Iglesias al proyecto Sumar de la ministra de Trabajo.
Tensión en aumento
Aunque son los morados quienes, de un tiempo a esta parte, asumen que su matrimonio con el PSOE puede estar cerca de romperse para afrontar el ciclo electoral por separado. Y todo por interés del presidente Sánchez. Lo cierto es que la tensión entre PSOE y Unidas Podemos va 'in crescendo' según se despeja el horizonte electoral de los comicios municipales y autonómicos de mayo del año que viene y, en general, según se acerca el precipicio de las elecciones generales. Los cañonazos resuenan en la coalición. Sin ir más lejos, hace poco más de una semana, los morados acusaron al PSOE de comportamiento antidemocrático.
Todos estos izquierdazos entre socios han dejado tocado el funcionamiento de la coalición en el Congreso. Ninguno de los grupos advierte al otro de sus intenciones pese a que se comprometieron a "actuar con unidad de criterio y de sentido de voto en lo que afecte a acuerdos explícitos alcanzados en el programa de gobierno progresista". Y a informar al aliado en todos los demás supuestos. Pero el recelo y la desconfianza se han tatuado en la piel de cada uno de ellos.
Además de la presión que sufre Yolanda Díaz de los suyos para dar la patada a Podemos, el entorno de Pedro Sánchez en Moncloa también debate cada vez más sobre la posibilidad de dar expulsar a los ministros de Unidas Podemos. El más entusiasta con la idea de decir adiós a los morados es el jefe de gabinete del presidente, Óscar López, quien quiere despejar el liderazgo del PSOE para encarar las citas electorales de 2023 sin ruido que contamine la acción de gobierno.
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