Podemos, según reconocen fuentes moradas de peso, asume que la guerra contra el ministro de Consumo, Alberto Garzón, durará hasta las elecciones en Castilla y León. Eso sí, los de Ione Belarra confían en mantener los dos escaños que tienen y lograr uno más el próximo 13 de febrero, cuando las urnas saldrán a la calle para que los castellano y leoneses elijan nuevas Cortes.
Los morados están muy cabreados con el PSOE, porque consideran que el hostigamiento al que está sometiendo a Garzón tiene una única motivación: las elecciones autonómicas. En verdad, los socialistas se juegan mucho allí, porque un batacazo supondría un revés considerable para el presidente, Pedro Sánchez, y para el aparato del partido, aupado a los mandos de la estrategia del Gobierno.
Altos cargos del partido no dudan en señalar en privado a Sánchez como estratega en jefe del ataque a Garzón. Es más, la propia vicepresidenta segunda y lideresa del espacio morado en el Gobierno, Yolanda Díaz, llamó al socialista para recriminarle que llamara a inoportuno a su ministro de Consumo y lamentara la polémica.
La defensa de Díaz, más necesidad que impulso
Lo cierto es que la defensa de Díaz sobre Garzón, según fuentes moradas, ha sido más necesidad de impulso. En plata: la titular de Trabajo se ha visto obligada a bajar al barro para defender al ministro de Consumo porque los disparos que estaba recibiendo ya afectaban a todo el espacio político y a los propios intereses políticos de la también titular de Trabajo.
Por eso, los morados han emprendido una feroz campaña contra Sánchez. El exlíder del partido Pablo Iglesias ha guiado esta semana los cañonazos contra su exjefe, a quien acusa de haber hecho algo muy grave —comprar "un bulo"— por electoralismo puro y duro.
La tesis que defiende el exvicepresidente es que es más rentable para el PSOE replicar que Podemos ha atacado a los ganaderos para no perder opciones que aclarar que la postura de Garzón en contra de las macrogranjas es la que mantiene el Ejecutivo en su conjunto.
Ocupar el espacio del PSOE
Pese al ruido de las granadas, lo cierto es que en Podemos se respira cierto optimismo. Y todo porque creen que el PSOE, con su alineamiento con las tesis de la derecha, les ha dejado libre la vía izquierda. Ese es el motivo por el que el candidato a la presidencia de la Junta, Pablo Fernández, se ha lanzado a retar al PP de Alfonso Fernández Mañueco a debatir sobre las macrogranjas.
"Ahora tenemos legitimidad de hablar por todo el Gobierno progresista una vez que el PSOE se ha abonado a la teoría del bulo de la derecha y de la ultraderecha", sintetiza una alta fuente de Podemos. En definitiva, los de Ione Belarra, que van coaligados con Izquierda Unida y Alianza Verde, pretenden erigirse como la única fuerza del Gobierno que se presenta a las elecciones adelantadas por Mañueco.
Además, según explican las fuentes consultadas, en el cuartel general de Podemos se están empezando a detectar algunas fugas de voto del PSOE hacia sus filas. Los morados explican que habrá personas que no entiendan cómo el presidente del Gobierno defendió en una alocución en Twitter la reducción del consumo de carne y de la producción ecológica. Y, por eso, Podemos se ha lanzado a recordarla.
Por el momento, los socialistas cedieron este miércoles a la presión de Podemos y anunciaron que frenarán todas las iniciativas en el Congreso encaminadas a hacer comparecer a Alberto Garzón ante los diputados. Y todo porque Podemos se revolvió y acusó al PSOE directamente de incumplir el pacto de funcionamiento de la coalición.
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