El fiasco del frente amplio andaluz ha puesto a toda la izquierda sobre aviso. Los partidos ven con espanto lo sucedido al Sur de Despeñaperros y los territorios comienzan a prepararse para líos similares. En Madrid, Podemos asume que la fuerza liderada por Mónica García tendrá el peso de la versión madrileña de unidad de la izquierda. El problema es que todo parece indicar, según las fuentes consultadas, que más que alianza habrá "opa hostil", como lo define a este diario un cargo morado en un gran municipio de la Comunidad.
La versión de Más Madrid sobre hipotéticas alianzas no ha cambiado en este tiempo. Es más, el lío en Andalucía ha les ha enrocado. El partido sigue empeñado en impulsar su marca y su espacio. Su líder, Mónica García, lo puso negro sobre blanco esta semana siguiendo el criterio de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien se desentendió del primer frente amplio: "No tengo ni la más mínima intención de reproducir nada de lo que está ocurriendo allí [en referencia a Andalucía]". Todo un aviso a Podemos.
En realidad, los morados también están intentando marcar distancias del fiasco de la semana: "Tenemos que tener claro que Madrid no es Andalucía. Estamos a un año de la convocatoria de elecciones en la Comunidad y tenemos que generar las condiciones que nos llevaron a ganar el Ayuntamiento de Madrid como Ahora Madrid, y eso pasa por interpelar y hacerlo de la mano con todas las personas que creen de verdad que hay otro Madrid posible", dijo la portavoz morada, Alejandra Jacinto.
Es inevitable que venga gente de Podemos en las listasFFuentes parlamentarias de Más Madrid
Pero la realidad es otra distinta. Pese a la postura oficial de la formación, los cargos de Más Madrid saben que su futuro pasa por una boda morada: "Sabemos que es inevitable que venga gente de Podemos en las listas, pero tendrán un papel muy secundario. Deben aceptarlo. En Madrid, mandamos nosotros", explican fuentes parlamentarias del partido consultadas por Vozpópuli.
En realidad, entre la militancia morada de la Comunidad de Madrid cunde el desconcierto. "No se está hablando como fuerzas de izquierda para ver a dónde tirar, lo que hacer, cómo construir algo... No hay nada de eso. Se está más a la cuota, al puesto... Y eso lo para todo", explica el cargo de Podemos en la región. Esta fuente explica que ve a Más Madrid en una situación "muy cómoda": "O hay algo que les presiona en alguna dirección o yo lo veo complicado".
El único factor que condiciona es Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda sigue siendo el Sol que orbitan los principales rostros de Más Madrid, conscientes de que sus planes electorales para la región pasan por la titular de Trabajo. Es más, Mónica García no pierde la oportunidad de dejarse ver junto a la lideresa de Unidas Podemos en el Gobierno.
La clave García
Lo cierto es que hoy en día cualquier movimiento político en la Comunidad de Madrid pasa por García. Más Madrid es ahora el partido hegemón en la izquierda. Es la principal fuerza política después del PP y su líder es el alter ego de Ayuso. Todo Gobierno tiene su némesis. Yolanda Díaz lo sabe y, por eso, no está dispuesta a dejar escapar la oportunidad de contar con ella para ganar músculo en la Comunidad. Es más, en el equipo de la vicepresidenta hay quien está levantando puentes directamente entre Díaz y la gente de Más Madrid, como el asesor Rodrigo Amírola.
Eso sí, las fuentes moradas consultadas reconocen la decadencia de su partido en la región y el hecho de que si no llega a ser porque el 4 de mayo en el cartel estaba su exlíder, Podemos se habría hundido. "Gracias a Pablo tenemos grupo parlamentario propio. Y eso es mucho en una plaza tan complicada como la Comunidad de Madrid, donde Ayuso arrasó", zanjan.
Podemos, en definitiva, es una formación condicionada por Más Madrid, aunque tanto morados como verdes coinciden en apuntar las debilidades y fortalezas del otro. Mientras Más Madrid es el partido con más peso parlamentario y con más galones en la capital, Podemos tiene más concejales y poder municipal gracias a su alianza con Izquierda Unida. Pero Andalucía ha puesto todo patas arriba y ha abierto una guerra entre Podemos e Izquierda Unida.
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