Podemos vive con preocupación las horas previas a la declaración de cuatro cargos del partido prevista para el viernes 20 de noviembre. El jefe de campaña y miembro del gabinete de Pablo Iglesias, Juanma Del Olmo, acudirá ante el juez Juan José Escalonilla tras una imputación por malversación y administración desleal. Pero quien más asusta en las altas esferas de la formación morada es el tesorero Daniel de Frutos. “Es muy minucioso pero se pone nervioso bajo presión”, comenta un dirigente del partido en conversación con Vozpópuli.
De Frutos es tesorero de Podemos y persona de máxima confianza de la cúpula. Al menos, hasta que explotara el caso de la financiación sobre Neurona, la consultora mexicana que el partido contrató en 2019 y que desembarcó en España de la mano de Juan Carlos Monedero. En los contratos de la coalición de Unidas Podemos destaca el papel de De Frutos, y los morados temen que él u otros cuadros como Rocío Val (persona del entorno de Rafa Mayoral) y la empleada Andrea Deodato traicionen a la cúpula afirmando que la operación respondía a una orden directa del entorno de Iglesias.
El primero que habla, gana
Ese miedo se le conoce en algunos ambientes del partido con la expresión del “dilema del prisionero”. El dilema del prisionero es un problema fundamental de la teoría de los juegos, cuyo padrino es el estadounidense John Nash (su historia inspiró el guion de la película Una mente maravillosa).
La teoría, muy conocida en los ambientes de la politología, plantea la dificultad de lograr el buscado “equilibrio”, es decir la cooperación de todos los actores. El ejemplo más visual atañe a un interrogatorio de la Policía a una banda criminal: nadie será inculpado si todos los miembros del grupo mantienen la misma versión; o sea, si nadie traiciona. Al mismo tiempo, si alguien traiciona, solo el primero en hablar se llevará el gato al agua. El grado de desconfianza mutua entre los actores determinará la probabilidad de una traición.
El dilema del prisionero sobrevuela sobre la declaración de los cuadros y dirigentes de Podemos. Más aún cuando, como adelantó El Mundo, el administrador en España de la consultora Neurona, Elías Castejón, ya intentó descargar la responsabilidad de los pagos a la empresa pantalla en México en el abogado Germán Cobos. Esa declaración deja entender que, al menos desde el frente empresarial, el juez contará con más información de la que ya dispone. Y centra el tiro en la actividad mexicana de Neurona, facilitando la apertura de una comisión rogatoria.
Del Olmo y el tesorero comparten abogado
En la formación creen que Del Olmo aguantará ante el juez. Del Olmo es un político de profesión, acostumbrado a la lucha dialéctica. Pero en el caso de De Frutos varios miembros del partido tienen sus dudas. “Del Olmo no va a tener problema, es sólido. Dani es más flojo”, comentan algunos. “Es muy estricto con la legalidad. Otra cosa es que le hicieran mirar para otro lado”, añaden. Las fuentes consultadas apuntan a que De Frutos puede desconocer algunos detalles de los contratos que firmó.
Es por ello que Podemos le ha asignado el mismo abogado defensor que a Del Olmo. Es una manera de reducir su libertad de movimiento y también para asesorarle según lo que convenga a la cúpula del partido, aseguran otras fuentes. “Es un gran error para él [De Frutos] no elegir a un abogado de confianza”, argumentan. De Frutos ayudó a Iglesias en la compra del chalet de Galapagar. Es el asesor que gestionaba, además, las cuentas de Podemos que se trasfirieron a la entidad Caja de Ingenieros poco después del congreso de Vistalegre II.
La gerente amiga de Mayoral
La segunda imputada es la dirigente Rocío Val. Esta profesional trabajó con Mayoral en la firma Kinema, que se encarga de la gestión de todos los contratos laborales de Podemos en Madrid y todas las regiones. Kinema representa otro canal sospechoso en la relación entre el partido morado y las empresas vinculadas a miembros de la formación. Val militó durante muchos años en Izquierda Unida. Se incorporó como gerente de Podemos poco antes de la firma de los contratos de Neurona. Responde a Mayoral y es considerada una persona de máxima confianza en la cúpula. “Desapareció totalmente cuando la ficharon en la gerencia de Podemos”, revelan en IU para confirmar su figura de dirigente orgánico.
Caso diferente es el de Andrea Deodato, responsable de compras de Podemos y Finanzas. Sobre ella permanecen muchas dudas. Estaba al tanto de la compra de la nueva sede de Podemos, cuya contratación despertó las dudas del exabogado del partido, José Manuel Calvente, que habló de “tapadera” para otras operaciones. "Se puede desmoronar si le aprietan en la declaración; era una mandada y no debería estar investigada porque solo obedecía órdenes", sostienen fuentes del partido.
Hace dos semanas, el juez llamó a declarar a Mónica Carmona, otra abogada de Podemos que como Calvente cree que la formación morada pudo cometer irregularidades para recaudar fondos en la campaña electoral de 2019. La declaración de Carmona duró aproximadamente tres horas, un lapso de tiempo notable para entrevistas como esta y el temor de la cúpula morada es que también los imputados se enfrenten a un interrogatorio difícil y largo.
El pasado viernes, el tesorero de IU, Carlos García Ramos, ya se desmarcó de toda la operación de contratación con Neurona. Como desveló Vozpópuli en exclusiva, él e incluso Alberto Garzón se habían quejado a miembros de la cúpula de Podemos por esas transferencias de dinero y por el miedo a que el Tribunal de Cuentas detectara “facturas infladas”. Así finalmente ocurrió, y ahora Podemos se sienta en el banquillo en el caso más delicado desde su nacimiento con el temor a un efecto dominó generado tras una primera traición.