España

¿Persecución o corruptelas en Podemos? Iglesias, Monedero, Errejón y Bescansa tienen ya su 'caso' propio

Se han publicado diversas informaciones comprometedoras para los principales dirigentes de la formación. Los afectados hablan de campaña orquestada en su contra, pero el Gobierno niega cualquier relación con las revelaciones… 

Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón y Carolina Bescansa tienen ya sus propios casos por presuntos comportamientos irregulares. Estos cuatro dirigentes de Podemos han aparecido en los últimos días salpicados por diversas informaciones periodísticas que apuntan a los males habituales del sistema: pagos en negro, financiación irregular, defraudar a Hacienda, becas amañadas, contratos a dedo… Desde el partido que encabeza las encuestas apuntan a una campaña orquestada para desacreditarles en este año electoral. En el Gobierno niegan cualquier relación con algunas de las filtraciones. En definitiva, ¿persecución contra la formación o corruptelas similares a las de los grandes partidos?

En lo que va de 2015 se ha publicado un verdadero aluvión de noticias que dejaban en mal lugar a Iglesias y a sus más estrechos colaboradores. Por volumen de dinero, por impacto mediático y por la posible influencia a los propios seguidores del partido, es evidente que el caso Monedero es el más grave para Podemos. Pero no es el único, ni tampoco el último asunto turbio para la dirección de la formación. Esta misma semana Periodista Digital publicó que una empresa de sondeos que dirige Carolina Bescansa habría cobrado 24.000 euros del partido a cambio de un estudio. No es un comportamiento ilegal, pero tampoco es el más ético. 

En los últimos días Monedero ha desaparecido de los medios aunque, eso sí, desmintió por email una información sobre sus cuentas

La estrategia de Podemos frente a las turbiedades que les imputan ha variado según cada uno de los casos. Pero, en general, la dirección del partido ha optado por presentar sus explicaciones y después dejar pasar los días hasta que pase el temporal. La prueba fehaciente de este modo de proceder está teniendo lugar en las dos últimas semanas, con la desaparición mediática de Monedero. El lugarteniente de Pablo Iglesias empezó defendiéndose en los platós de televisión, pero después se guareció de los focos. Eso sí, esta misma semana envió documentación para negar una información de El Mundo sobre sus cuentas. 

Montoro, el señalado

Durante la semana que ahora termina se ha desatado una gran polémica sobre si el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, estaría filtrando informaciones dañinas para Podemos. Es decir, utilizando información privada y privilegiada para fines políticos. Desde la formación liderada por Iglesias han cargado contra el titular de Hacienda, tanto en declaraciones públicas como en diversas tertulias televisivas. Adermás, en numerosas ocasiones los portavoces de Podemos han hablado de una campaña orquestada en su contra, creada, a su juicio, para deteriorar su imagen pública

El propio Pablo Iglesias dijo, en referencia al Gobierno, que "no tienen escrúpulos para usar los ministerios para atacar". Además, dijo sentir verüenza porque "el presidente del Gobierno y los ministros se atrevan a utilizar las instituciones públicas para dañar a una formación política". Mientras, los portavoces del PP y/o el Ejecutivo no dan credibilidad alguna a esa teoría de una persecución y apelan, como hizo el portavoz Pablo Casado, a que "Podemos no mate al mensajero como se hace en Venezuela".

En definitiva, ¿afloran todos estos asuntos por el mero escrutinio mediático o por una operación para destruir al partido? En cada rincón del ring, dan una respuesta opuesta. En todo caso, estos son los asuntos nada edificantes, aunque algunos mucho más llamativos que otros, que han salpicado a los dirigentes de Podemos:  

  • Los pagos en negro de Pablo Iglesias. Desde hace algún tiempo, Enrique Riobóo de la Vega, propietario del 80% de Canal 33, acusa al líder de Podemos de haber cobrado en negro entre finales de 2012 y principios de 2013 a través de su productora Con Mano Izquierda (CMI). Y también de haber pagado a sus empleados en dinero B. Precisamente esta semana el diario El Economista ha revelado que Hacienda ha abierto una inspección contra Iglesias por las sospechas de que habría defraudado al fisco. 
  • El abultado patrimonio de Juan Carlos Monedero. Se trata del escándalo mayor magnitud entre los que afectan a Podemos. Semanas atrás El País reveló que el número dos del partido cobró 425.000 euros de varios países latinoamericanos, entre ellos Venezuela, por varios trabajos. El propio profesor de la Complutense presentó una declaración complementaria ante Hacienda para pagar 200.000 euros en impuestos por sus errores o irregularidades al tributar. Después, El Mundo publicó datos sobre su abultado patrimonio, que rondaría los 700.000 euros, aunque Monedero lo desmintió. 
  • La beca de Íñigo Errejón en la Universidad de Málaga. Este fue el primer asunto espinoso que afectó a la cúpula dirigente de Podemos. El número tres del partido, responsable de la Secretaría Política, cobraba desde marzo 1.825 euros brutos mensuales por un contrato de investigación entre la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía (en manos de Izquierda Unida) y la Universidad de Málaga. El proyecto universitario estaba dirigido por Alberto Montero, miembro de Podemos. El afectado siempre ha negado cualquier comportamiento irregular. Y afirma que presentó los trabajos que se le reclamaron.   
  • El pago a una empresa dirigida por Carolina Bescansa. La secretaria de Análisis Política y Social de Podemos también se ha visto salpicada por presuntos comportamientos poco éticos. Siempre según Periodista Digital, ella facturó a Podemos 24.000 euros como directora de la empresa de encuestas Sondea Investigación Social. El partido encargó a esta compoañía en el primer semestre de 2014 una encuesta sobre las opiniones políticas de los españoles. Por dicho estudio, pagado por la Asociación por la Participación Social y Cultural (PODEMOS), la compañía dirigida por Bescansa cobró 24.000 euros (19.834,71 euros antes del IVA). 

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