A Podemos le sale un sarpullido solo de pensar que Pedro Sánchez coquetea con la idea de indultar al expresidente andaluz José Antonio Griñán, condenado por malversación en el caso ERE, uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia de España. Por eso, los morados han atizado este jueves al presidente del Gobierno y le han sacado el colmillo: "Nosotros nacimos con un mandato muy claro. Somos la fuerza que mas trabajo para echar a Mariano Rajoy".
El hecho fundacional de la presidencia de Sánchez tras la moción de censura a Mariano Rajoy fue precisamente la de depurar la corrupción de Moncloa y mandar al PP a la oposición para que iniciara un particular viacrucis con el que resarcir los pecados. Por eso, en Podemos han saltado todas las alarmas en previsión de que el secretario general de los socialistas levante el castigo a Griñán, cuya condena sentenció este miércoles el Tribunal Supremo, la máxima instancia judicial del país.
"Nosotros pensamos que la prerrogativa gubernamental de los indultos no se debe usar para este tipo de cosas", ha espetado el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique. En el PSOE están convencidos de que su expresidente paga justo por pecador. Sánchez, alineado con la vieja guardia de Ferraz tras el congreso federal del año pasado y más coordinado con el partido tras los cambios de este verano en la ejecutiva, tiene una bomba política que sus aliados a la par que adversarios no van a desaprovechar.
El guantazo de Yolanda Díaz
Y todo porque las más de 1.200 páginas de la sentencia -avalada por la mayoría de los jueces- son una sucesión de pruebas contra el expresidente de la Junta. El PP, sin embargo, ha optado por un perfil más bajo. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, se ha limitado a dejar claro que no tiene interés alguno en ver a un expresidente socialsita en la cárcel. Pero el problema para Sánchez no está en Génova, sino en su vicepresidenta segunda.
Yolanda Díaz, impulsora de un proyecto político de izquierdas, ya sacó los colores del PSOE por el caso ERE. La vicepresidenta fue la voz dura contra los expresidentes Manuel Chaves y Griñán. Atacó con contundencia el comportamiento de ambos exdirigentes socialistas, a quienes el Tribunal Supremo confirmó la sentencia por delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos. El razonamiento de Díaz y de su equipo electoral, según las fuentes consultadas, es que al menos una fuerza de la izquierda "debe ser contundente contra la corrupción".
En el cuartel general de la 'dama roja' sabían que los socialistas se pondrían de perfil para valorar la condena. El propio Sánchez salió en defensa de ambos cuando dijo que "pagan justos por pecadores". El PSOE no quiere remover heridas dentro de la federación socialista más importante, que se encuentra en un momento convulso tras el batacazo en los comicios autonómicos del 19 de junio que otorgaron al PP la primera mayoría absoluta de su historia al Sur de Despeñaperros.
La vicepresidenta, además, se encuentra inmersa en las "escuchas" a la ciudadanía, la herramienta disfrazada de asamblea del 15-M, con la que está impulsando Sumar, su criatura. Por eso, tiene que lanzar un mensaje contundente contra la corrupción. En el "proyecto de país" que imagina no pueden caber medias tintas contra la corrupción. Y lo deja claro siempre que puede.
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