Ramón Tamames vuelve al hemiciclo 34 años después. Dice sentirse con más fuerzas que un zagal para encomendarse a la misión que el destino o la providencia le deparan. El ex miembro del Partido Comunista (PCE) desconcierta a propios y ajenos, probablemente porque es imposible no estar de acuerdo, y al mismo tiempo en desacuerdo, con él en múltiples temas. ¿Viva prueba de que se trata, en realidad, del mejor candidato de consenso posible? Lo que está claro es que incluso una formación tan en las antípodas de Vox, que propone a Tamames para la moción, puede firmar de su puño y letra partes del discurso del candidato filtrado a los medios. Su visión de la Guerra de Ucrania es idéntica. Ni Podemos ni Tamames están por la labor de enviar más armas a Ucrania, lo que supondría su invasión de facto por parte de la Rusia de Vladímir Putin.
En la parte final de su discurso, Tamames indica que le "preocupa especialmente la guerra de Ucrania, a la que desde Bruselas no se ofrece una salida a la paz". Para el candidato a la moción de Vox, "es difícil entender cómo se envía un ingente armamento de guerra a Ucrania, sin haberlo discutido en este hemiciclo, que se supone es sede de la soberanía nacional". Esta misma petición fue realizada por partidos tan antagónicos a Vox como EH Bildu y ERC.
"Sobre todo, con una política en la que la UE de la que España es parte, ¿no seguimos siendo, Sr. Sánchez, un protectorado de EEUU? (sic) Para frenar lo que está empezando a convertirse en una carrera hacia un destino final tan imprevisible como seguramente catastrófico, no hay más remedio que negociar ya desde ahora mismo un fin a la guerra", concluye el profesor Tamames.
Va a resultar extraño comprobar cómo la bancada de Podemos aguanta sus ganas de aplaudir un mensaje que es idéntico al que ellos defienden en política exterior. Tamames, en vez de fijarse en Putin como principal escollo para la paz (como sería lo lógico dado que es quien ha iniciado la invasión) sitúa a Bruselas como culpable de "no ofrecer una salida a la paz". Lo que esta apelación a la paz implica, en términos reales, solo se ha atrevido a admitirlo Pablo Iglesias: una rendición humillante del pueblo ucraniano con la cesión de todo el terreno que exija el Kremlin. Detrás del invento de la 'diplomacia de precisión' o las llamadas a negociar la paz solo hay, en el fondo, la exigencia de claudicación de Ucrania para que Occidente viva tranquila sin el temor de una posible guerra nuclear entre las dos potencias (Estados Unidos y Rusia).
La única negociación posible
Llama la atención esta postura en alguien que combatió en primera persona el totalitarismo del régimen de Franco, pese a sus duras y violentas consecuencias, abogue ahora dado que el pueblo ucraniano ceda su soberanía sin más a un sátrapa como Putin. El tono antiotanista de Tamames es perfectamente compatible con la Proposición No de Ley presentada por Podemos en el Congreso para que España deje de mandar armas a Ucrania. En su escrito, el socio del PSOE en el Gobierno advertía que había actores internacionales que se estaban beneficiando claramente del conflicto. ¿Mencionó a Rusia entre ellos? No, se refirió a Estados Unidos: "EEUU ha aumentado de forma significativa su papel como proveedor de gas natural licuado a Europa y el dólar ha superado, recientemente, al euro por primera vez en dos décadas. Todo esto sin mencionar que las empresas armamentísticas, especialmente las norteamericanas, están viendo aumentar de forma obscena sus beneficios gracias al discurso bélico y de rearme que EEUU ha inyectado en Europa a través de la OTAN".
Por el contrario, expertos en Relaciones Internacionales como el catedrático de la Universidad Complutense, Rafael Calduch, consideran que Ucrania tiene una oportunidad única para inclinar la balanza de la guerra a su favor. Si bien es cierto que se está agotando el arsenal occidental, Rusia ha de estar en una posición peor, pues, cuenta con menos misiles. Si los ucranianos llevan a cabo una contraofensiva exitosa, los complejos militares industriales rusos (el conjunto de empresas rusas a las que interesa mantener la guerra) podrían cambiar de parecer y presionar a Putin para que negocie una paz. Es en este punto cuando una negociación de paz adquiriría sentido, pues es la única manera de que Ucrania conserve la soberanía que tanto está luchando.
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