Pese a los intentos de Yolanda Díaz de enterrar a Podemos, los morados no van a dejarse echar tierra encima. El partido liderado por Ione Belarra ha decidido nadar a contracorriente y enseñar los dientes a la líder de Sumar. Por eso, la cúpula del partido, en vistas de la conformación de un nuevo gobierno de coalición con el PSOE, está decidida a dejar claro a sus votantes que no son ellos quienes se han corrompido y que es la propia vicepresidenta segunda en funciones quien está traicionando a la izquierda por "entregarse al PSOE", según cuentan a este diario fuentes moradas de peso.
La propia portavoz del partido, Isabel Serra, lo deslizó por escrito en una tribuna en El País, en la que acusa a Yolanda Díaz, de forma velada, de trabajar por reinstaurar el bipartidismo que tanto combatió Podemos desde su nacimiento, en 2014: "Sabemos que la subalternización al PSOE acaba con la invisibilización y la pérdida de acción política. Sabemos que las oportunidades de seguir avanzando en nuestro país no se han cerrado porque hay una crisis que sigue abierta (territorial, social, política, institucional). Como hace cuatro años, el camino sigue siendo el que planteó Podemos: reforzar las alianzas con las fuerzas progresistas, feministas y soberanistas, establecer la conversación sobre los avances pendientes y plantear para nuestro país un proyecto republicano como horizonte que vuelva a dejar atrás los intentos del bipartidismo de restablecerse".
Sumar, mientras, intenta replicar el modelo parlamentario que instauró Unidas Podemos. Este mismo viernes, el partido de Yolanda Díaz se conformó en la Cámara como Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR a cuyos mandos estará la propia vicepresidenta, la portavoz, Marta Lois, y el secretario, Txema Guijarro. Pero los morados temen que haya cero pluralidad en el grupo.
El temor a un grupo vertical en el Congreso
Las fuentes consultadas en su partido no dejan lugar a dudas: temen que la dinámica que se instale dentro del grupo parlamentario sea la misma que llevó a Yolanda Díaz a despachar con el Rey sin consultar con nadie más dentro de Sumar, ni ofrecer al resto de fuerzas conversar con el Monarca, como sí hizo Pablo Iglesias hace cuatro años. En plata, que sea ella quien decida todo. "Creo que es una muestra de cómo se va a funcionar. Cero pluralidad", lamentan en algunos sectores de Sumar en conversación con este diario. Fuentes cercanas a Díaz, no obstante, restan importancia al asunto y aseguran que se trata de una coyuntura puntual para tener una mejor organización: "Se ha optado porque sea solo Yolanda [Díaz] quien vea al Rey", explican.
Además, estas fuentes inciden en que los mecanismos de comunicación entre las distintas fuerzas de Sumar están engrasados. Es más, apuntan que la coalición volverá a formar un "grupo confederal" como el que existió en la anterior legislatura con Unidas Podemos. Aunque no todos los ven tan fácil. En Sumar hay quien piensa que será muy difícil constituir un "subgrupo" dentro del grupo confederal.
No obstante, Serra solo siguió la corriente dominante de su partido. El propio exportavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, ya divagó al respecto en otro artículo en Canal Red: "Yo creo que esta preferencia absolutamente evidente —y militante— de la gran mayoría del poder mediático (y económico, y político) por el alma transaccional de la izquierda tiene que ver con que conocen perfectamente la poca o nula capacidad de transformación que ésta puede desplegar y la consideran, en última instancia, una pequeña molestia funcional al statu quo precisamente porque nunca va a conseguir cambiar nada estructural. Incluso estoy bastante seguro de que existen pactos explícitos, pero ocultos, de no agresión a este respecto".
Los morados lamentan que tanto Errejón como Díaz se esfuercen en ser una suerte de marca blanca del PSOE, aceptable para la élite. En Podemos molesta que solo ellos sean el rostro enfadado, fuerte y duro que dice las cosas como son. Por eso consideran que hay una concertación entre Yolanda Díaz y el PSOE para destruirles.
La relación con los socialistas
El conflicto formal está claro. Yolanda Díaz parte de la premisa de que para construir mayorías, y sobre todo, para llegar al poder, toca mostrarse como una izquierda asumible y no confrontar en ciertos asuntos, porque son batallas perdidas de antemano que les descartan como opción transversal. El penúltimo ejemplo lo puso el propio Pablo Iglesias hace unas semanas, cuando quiso retratar a sus compañeros. "Todos los partidos del espacio comparten su rechazo a la OTAN. Pero solo han escuchado a las ministras de Podemos atacarla. Ni el ministro de Consumo, ni la ministra de Trabajo, ni por supuesto, el ministro de Universidades, lo han hecho".
La forma en la que la izquierda a la izquierda del PSOE debe relacionarse con Ferraz es clave. Es uno de los más agrios asuntos de discusión en la galaxia morada (ahora Sumar). Ya lo fue antes de que se formara el Gobierno de coalición, cuando hubo una parte importante, con Izquierda Unida a la cabeza, que quería un acuerdo programático con los socialistas y dejarles a ellos el desgaste de gobernar. Pero enfrente estuvo Iglesias, que nunca quiso despreciar la oportunidad de demostrar que la izquierda radical podía llegar a Moncloa y gobernar con sentido para transformar. Ahora, en Podemos vigilan con lupa los pasos de Yolanda Díaz y sus correligionarios.
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