Hablar inglés no le ha servido a Pedro Sánchez para mejorar la capacidad de atracción global de España. Siempre se destaca la habilidad del mandatario para moverse como pez en el agua en cauces internacionales, pero lo cierto es que los analistas del prestigioso think tank Real Instituto Elcano determinan que nunca España estuvo tan abajo en el ranking de 'poder blando' como con el presidente Pedro Sánchez. Es decir, nunca fue menos atractivo. Y es que en 2022, según el índice de Elcano, España se sitúa en el puesto 16 de poder blando a nivel global, 5 más abajo que cuando dejó la Presidencia Mariano Rajoy.
En primer lugar, cabe aclarar en qué consiste el concepto 'poder blando', muy utilizado en Relaciones Internacionales pero pocas veces citado en prensa nacional. En 2004, el exsubsecretario de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional de los Estados Unidos, Joseph Nye, acuñó este término, 'soft power' (poder blando), para referirse a la capacidad de los países de influir en asuntos internacionales mediante el poder de la atracción. Su tesis, recogida en el libro Soft Power: The Means To Success In World Politics, se resume en que la imagen exterior que proyecta un Estado es tan importante como su poder duro (armas, sanciones, capacidad económica, soldados, etc.). Y es que esta imagen puede influir en el tablero internacional a largo plazo.
España se sitúa en el puesto 16 del ranking de poder blando con una puntuación de 175. Es decir, obtenemos menos puntuación que Arabia Saudí (176), que se encuentra en el puesto 15. Por delante de nosotros aparecen, además del citado país árabe: Países Bajos, Australia, Turquía, Italia, Rusia, Kuwait, Canadá, India, Francia, Reino Unido, Japón, Alemania, China y Estados Unidos. Es una posición muy baja para un país con la segunda lengua más hablada del mundo por habitantes nativos (solo superada por el chino).
Para elaborar su ranking, el Instituto Elcano ha tenido en cuenta hasta 10 variables distintas: ciencia, migraciones, tecnología, cooperación, clima, educación, turismo, información, cultura y deporte. Estas tres últimas, información, cultura y deporte, son las que más bajo puntúan para nuestro ranking de poder blando.
Los analistas atribuyen el descenso de España en el ranking de poder blando a la incapacidad del país de recuperar las cifras de turismo previas a la pandemia. "España ocupaba mejores posiciones en presencia blanda por el peso del sector turístico en su proyección exterior, lo que a su vez explica la fuerte pérdida de presencia por la pandemia", reza el documento.
El Ejecutivo español ha destinado hasta 220 millones de euros en lo que llaman "turismo resiliente", un intento por modernizar las infraestructuras turísticas y transformar el modelo. Su objetivo es "desarrollar productos turísticos alternativos al sol y playa, como el turismo de compras o el de naturaleza". Precisamente, la exministra de Industria, Reyes Maroto, gastó 1,2 millones de euros en que la asesorasen en su Estrategia de Turismo Sostenible. Pese a ello, nuestras cifras turísticas siguen lastrando la recuperación del poder de atracción del que gozaba nuestro país hace años.
El poder blando es una de las tres variables generales que Elcano utiliza para hacer el índice de presencia global. Este centro de análisis también tiene en cuenta la dimensión económica y militar. Si se tienen en cuenta las tres se obtiene el ranking de presencia global, en el que España ocupa el puesto 13, el mismo desde 2019 y por debajo de anteriores Ejecutivos (entre el 2000 y el 2012 estuvimos en el 11).
Caída en picado con el gobierno de PSOE-Podemos
Cuando Pedro Sánchez arrebató la Moncloa a Mariano Rajoy en la moción de censura de 2018, España se encontraba en el puesto 11 en el ranking mundial de poder blando, una posición que nunca ha recuperado desde entonces. El primer año de mandato de Sánchez, estando en funciones, España cayó al puesto 13. En 2020 consiguió remontar una posición, alcanzando el 12, pero desde entonces no ha hecho más que caer. En 2021, nuestro país bajo a la decimocuarta posición, y en 2022 a la decimosexta.
Los mejores tiempos para el poder blando de nuestro país se dieron con José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Con el socialista, España estaba en el puesto 11 en 2005, lugar que mantuvo hasta 2011. Coincidiendo con los momentos más duros de la crisis, nuestro país cayó al puesto 12 (mucho mejor que en la situación actual con Sánchez), aunque se remontó al 11 en 2017, en la segunda legislatura de Rajoy.
El poder blando es un concepto con el que Sánchez y su equipo están, desde luego, familiarizados. Hace un año, cuando el Gobierno fue preguntado por escrito en el Congreso de los Diputados por el famoso documental de Sánchez que todavía no ha visto la luz, se señaló que "reforzaría el poder de atracción de nuestro país". La legislatura acaba y no se ha estrenado, así que no lo sabremos.
Pero esta misma semana, Sánchez ha tenido un patinazo diplomático que no favorece, precisamente, nuestro poder blando. La Comisión Europea ha corregido este jueves al Gobierno confirmando que el plan de recuperación y resiliencia español aprobado por Bruselas incluye el compromiso de adoptar una ley sobre movilidad sostenible y financiación del transporte y de introducir un mecanismo de pago por el uso de carreteras a partir de 2024, algo que desmintió el propio Sánchez en el 'cara a cara' con Feijóo. La política exterior de Sánchez ha sido errática; el escándalo de permitir aterrizar en Madrid a la vicepresidenta venezolana vetada en Europa, Delcy Rodríguez; la crisis diplomática con Marruecos por ofrecer asistencia médica al líder del Frente Polisario; el viraje en la postura española respecto al Sáhara... En definitiva, un desconcierto internacional que no ha beneficiado mucho a nuestro poder de atracción.
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