Bajo un fuerte hermetismo, la Policía Nacional, la Justicia y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) investigan, cada uno en el marco de sus competencias, la filtración de informes reservados que dos agentes de los servicios de inteligencia españoles facilitaron a Estados Unidos. La cantidad ingente de documentación intervenida en las viviendas de los dos espías es clave para determinar los movimientos y el modo en que se produjo la injerencia norteamericana. El episodio ha generado un hondo malestar tanto en la inteligencia como en la diplomacia española, en tanto que ha sido una nación aliada la que ha generado la brecha de seguridad.
Los acontecimientos se produjeron a finales del pasado mes de septiembre. En uno de sus habituales controles internos -el CNI cuenta con estrictos protocolos de seguridad tras el caso Roberto Flórez, el 'topo' que vendió información interna a Rusia- se detectó la filtración de informes con el máximo nivel de reserva.
El CNI puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía, que inmediatamente puso las pruebas a disposición del juez. El caso está ahora en manos del Juzgado de Instrucción número 22 de Madrid, donde ya se han instruido diligencias para averiguar los movimientos en las cuentas de los dos agentes detenidos.
Uno de ellos aún permanece en prisión provisional y el otro se encuentra en libertad bajo medidas cautelares para evitar su fuga de España. El primero habría sido el principal autor de la filtración, mientras que el segundo sería su colaborador directo. Ambos se enfrentan a una investigación por revelación de secretos.
La Policía Nacional detuvo a los dos agentes hace aproximadamente dos meses, en una operación que no ha trascendido hasta la fecha. Según ha podido saber Vozpópuli, se incautó "ingente documentación" en varios registros que se efectuaron tras las detenciones, principalmente en las viviendas de los dos miembros del CNI.
Toda esa documentación es ahora objeto de investigación. Se trata de un proceso arduo y complejo, en tanto que se trata de esclarecer los pasos que dieron los dos agentes investigados y la manera en la que Estados Unidos los captó para filtrar la información clasificada.
Contactos entre el CNI y EEUU
Fuentes de seguridad consultadas por este diario admiten que el contacto entre agentes estadounidenses y españoles es muy frecuente, debido a que se trata de dos naciones aliadas que, en principio, no están llamadas a sospechar de injerencias recíprocas. Los canales de comunicación entre ambas partes son más que fluidos y España atiende habitualmente cualquier petición procedente de Washington.
La sintonía entre la embajadora norteamericana, Julissa Reynoso, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, era total, como ha quedado patente en los encuentros bilaterales que han mantenido, especialmente tras la cumbre de la OTAN en Madrid y el acuerdo que supondrá el desembarco de nuevos destructores estadounidenses en la base naval de Rota.
Esa es la razón por la que el episodio ha generado un profundo malestar tanto en el CNI como en el Ministerio de Asuntos Exteriores. La contrainteligencia española -rama del Centro encargada de detectar servicios hostiles extranjeros en España- cuenta con amplios informes sobre cualquier actividad espía en nuestro país; en la mayoría de los casos se trata de naciones autoritarias que persiguen a la comunidad disidente o a la oposición política que haya establecido su residencia en nuestras fronteras.
Información que interesa a EEUU
Los protocolos internos del CNI han servido para averiguar no sólo el origen de la filtración, también el contenido de los informes facilitados a Estados Unidos. ¿Qué clase de información que no fluya por los cauces habituales de comunicación puede interesar a Washington? Fuentes internas apuntan a Vozpópuli que aspectos relacionados con la geopolítica o las amenazas exteriores son compartidos con cierta asiduidad con EEUU, al compartir intereses comunes en el marco de la alianza OTAN.
Las sospechas recaen, así, en asuntos internos relacionados con la seguridad nacional. Lo cierto es que el CNI ya ha adoptado las pertinentes medidas tras detectar el origen de la filtración y, gracias a los mecanismos rutinarios, la brecha de seguridad no debería haberse prolongado en exceso. La documentación intervenida en las casas de los dos agentes y que ahora se encuentra bajo investigación policial será clave para responder a las incógnitas en un caso que se lleva bajo la mayor discreción.
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