No es una película de terror, aunque podría parecerlo. Paredes forradas, sillas para inmovilizar a sus víctimas y herramientas para causar dolor. Detrás de estas prácticas se encuentran las artes de las 'Mocro Maffia', grupos criminales de origen marroquí y argelino que buscan extender su reinado en España. Su principal dedicación es el tráfico de drogas desde Holanda y Bélgica. La Policía Nacional ha detectado que estas organizaciones, por primera vez, han instalado cámaras de tortura ocultas en lujosas viviendas de la Costa del Sol, según han informado fuentes policiales a Vozpópuli.
Estas habitaciones del terror cuentan con todo tipo de utensilios y son usadas por sicarios contratados para extorsionar y acabar con la vida de sus víctimas. Sanguinarios sin piedad usan estas salas insonorizadas y preparadas para no dejar huella. Su ubicación es altamente secreta y no es conocida por todos los miembros de la organización. Pueden estar instaladas desde en contenedores hasta en villas de lujo. En una de sus últimas operaciones contra la droga, la Policía Nacional ha descubierto por primera vez una de estas estancias en un chalet de la Costa del Sol. Estos habitáculos ya fueron detectados en otros paises. Son utilizadas a sangre fría.
Un periodista en su lista de víctimas
Estas mafias holandesas están vinculadas al asesinato del periodista Peter R. de Vries en 2021 en una calle del centro de Ámsterdam. Este reportero murió tras recibir cinco disparos, uno de ellos en la cabeza. Había estado en el punto de mira de los narcos por sus investigaciones periodísticas sobre unos grupos que tiene como especialidad las torturas, secuestros y ajustes de cuentas contra sus rivales.
El origen de estas alianzas de delincuentes data de la década de los noventa cuando se formaron. En sus filas había inmigrantes de origen marroquí en Bélgica o los Países Bajos. Su facilidad para obtener beneficios viene de las relaciones privilegiadas con los carteles colombianos, gracias a la cual han conseguido importar regularmente drogas a Europa, a través de los puertos de Amberes, Rotterdam y Algeciras.
El principal clan de estos grupos son los conocidos como 'Ángeles de la Muerte' y estaban liderados por Ridouan Taghi. Un hombre con doble nacionalidad neerlandesa y marroquí que, antes de ser detenido en Dubái en 2019, era considerado el criminal más buscado de los Países Bajos.
El principal enemigo de Taghi, Ebrahim Buzhu, fue asesinado en Chiclana de la Frontera. Murió de un disparo en la cabeza ejecutado por dos sicarios que le embaucaron para atraerle a España. Buzhu, apodado el 'Carnicero', fue una de las últimas víctimas de la guerra de los narcos.
Las denominadas mocromafias han ampliado sus hechos delictivos gracias al tráfico de drogas en el norte flamenco de Bélgica. Todo ello gracias al control de los grandes puertos de la región: el belga de Amberes, el holandés de Rotterdam y el alemán de Hamburgo. Según Europol estos puntos son la principal puerta de entrada de la cocaína latinoamericana en Europa.
Control de los puertos
Es tal la violencia de estos grupos que ponen bajo presión a los empleados de estos puertos. Amenazas de muerte, avisos y agresiones son las armas que usan para que estos trabajadores accedan a sus peticiones de 'hacer la vista gorda' ante la entrada de sustancias estupefacientes.
En marzo también se supo que los cuerpos policiales belga y holandés habían conseguido desencriptar un sistema de comunicación conocido como ‘Sky ECC’, unos teléfonos de una empresa estadounidense que se creían inviolables. La información conseguida tras intervenir esa red sirvió para aumentar las incautaciones de droga, para impedir asesinatos y hasta para descubrir cómo algunos contenedores de transporte de mercancías se habían convertido en cámaras de tortura. También permitió localizar estas habitaciones ocultas en lujosas villas de la Costa del Sol.
Porque las costas andaluzas son un reclamo para estas mafias que la ven como una oportunidad de expandir su negocio. Sus propios orígenes, en el norte de África, les ayudan a tener contacto entre los fabricantes de hachís. Una cadena de venta perfecta para lo que es necesario el paso por nuestro país.
Infiltrados en las instituciones
Marruecos con más de 40.000 toneladas de producción de hachís al año, es su principal cliente. Por ello, España es la principal puerta de entrada de esta droga al continente europeo y por consiguiente al espacio Schengen de libre circulación. El negocio está asegurado. Una tonelada al menudeo en la calle, alcanza un valor medio de seis millones de euros. Si tomamos la referencia del mercado negro donde el gramo oscila de 5 a 8 euros.
A pesar de la violencia y el volumen de negocio de estos narcos, las 'Mocro Maffia' son unos grandes desconocidos para la sociedad. En Marbella y Algeciras intentan manejar la llegada de contenedores. Además, están infiltrados en instituciones y son muy violentos.
Base de operaciones fija en España
Estos narcos y sus sicarios tienen en España una poderosa base fija de operaciones. La Policía Nacional ha conseguido intervenir recientemente dos submarinos no tripulados, de 20 metros de escolara, y una flotilla de drones de 12 motores con autonomía para varias horas de vuelo.
Su plan es convertir la Costa del Sol en una narco región. Fuentes policiales alerta de que no tardarán en aliarse con las bandas españolas del hachís que operan violentamente en el estrecho de Gibraltar para unificar el mercado. Su peligrosidad es máxima.
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