La Policía Nacional acudió este viernes a una residencia de enfermos mentales de Madrid en cuya inspección se encontraron con dos de los cuidadores ya muertos sin que nadie hubiese acudido a certificar el fallecimiento y retirar los cadáveres. Es un centro en el que hay 68 personas internas de los cuales había 11 aislados por síntomas claros de padecer el coronavirus, según informan fuentes policiales a Vozpópuli.
La Policía considera que con esta intervención se ha evitado una tragedia mayor porque el la orden que gestiona la residencia es "muy hermética" y "no se prodiga en pedir ayudas y recursos al exterior". Uno de los muertos falleció el viernes y el otro el jueves. Las mismas fuentes consultadas indican que nadie ha acudido hasta ahora a atender a estas personas y que las únicas indicaciones que habían recibido hasta ese momento había sido solo por teléfono. El centro cuenta con 12 cuidadores para todos los enfermos. De ellos, además de los dos fallecidos, ocho se encuentran en cuarentena.
El centro lo gestiona una orden religiosa y solo quedan dos cuidadoras para atender a los 68 residentes. Las fuentes consultadas informan de que una de ellas presentaba 38 grados de fiebre y no cuentan con ningún material sanitario de protección.
Se trata de la residencia psiquátrica Cottolengo del Padre Alegre, ubicada en la localidad madrileña de San Sebastián de loa Reyes. La Policía Nacional se personó en el lugar a las 16 horas después de que Protección Civil solicitara colaboración para acceder al interior del centro por riesgo grave de Covid-19.
La inspección en las instalaciones la hizo un miembro de Protección Civil y un agente en prácticas de la Policía Nacional. Durante todo el recorrido estuvieron acompañados por una de las religiosas de la orden que gestionan el lugar.
900 mascarillas
Las mismas fuentes consultadas aseguran que las condiciones higiénicas eran buenas y que se procedió a dar parte de lo encontrado a las autoridades sanitarias de la Comunidad Autónoma de Madrid. Se les facilitó 900 mascarillas. Ese material había intervenido hacía días por la Policía en una fábrica de helados y todavía sido recogido por la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Además se les facilitó una caja de guantes y dos litros de hidrogel.
La Policía se encuentra en contacto directo con las religiosas para que puedan pedir cualquier tipo de ayuda y se ha decidido establecer un seguimiento diario de la situación en el centro.
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