Los agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional seguían las andanzas de varios grupúsculos radicales de carácter supremacista. Lanzaban sus proclamas en grupos comunes de WhatsApp o en Internet y compartían material de marcado carácter neonazi. Entre sus mantras figuraban los constantes comentarios despectivos contra minorías étnicas o colectivos LGTBI, entre otros. La amenaza era real: los investigadores decidieron detenerlos ante la posibilidad de que uno de ellos actuase por su cuenta y riesgo, "al mismo modo que lo hacen los lobos solitarios del terrorismo yihadista", señalan fuentes de la investigación. Pero había más. Uno de ellos, el principal instigador, había manifestado su intención de crear un partido político en España inspirado en los postulados del nacionalsocialismo alemán, pero "adaptados a los tiempos actuales".
La Policía Nacional informaba este viernes de la desarticulación de un grupo supremacista que se organizaba en torno a células. El nombre de la investigación no podía ser más descriptivo: Operación Ario. Siete personas fueron detenidas en Madrid, Barcelona, Valencia y Alicante acusadas de delitos de odio, tenencia ilícita de armas, injurias a las Instituciones del Estado y pertenencia a grupo criminal. Además de material radical de diversa índole, la Policía intervino en los registros un revólver, tres carabinas, armas de fuego simuladas, munición, armas blancas, bates de béisbol y manuales de fabricación de explosivos. Las pesquisas arrancaron gracias a una denuncia anónima en la página web de la Policía.
Las investigaciones policiales
Según fuentes de la investigación consultadas por Vozpópuli, los individuos contactaban entre sí a través de diversos espacios en los que retroalimentaban su radicalismo. Uno de ellos era un grupo de WhatsApp titulado "Supervivencia en el monte", en la que compartían diferentes manuales relacionados con esta temática o cómo hacer frente a apagones eléctricos, pero todo ello "aliñado" con "mensajes de odio", apuntan estas fuentes. Si los participantes de los grupos simpatizaban entre sí, contactaban por privado para seguir lanzando sus proclamas.
Entre los mensajes que compartían había numerosas referencias a sus intenciones supremacistas y neonazis: "Hay que limpiar este país", apuntaban, al mismo tiempo que arremetían contra los citados colectivos. Y, teniendo en cuenta el radicalismo de los participantes, los agentes temían que pudiesen llevar a cabo sus acciones de manera efectiva. No en vano, a algunos de ellos se les han intervenido armas de fuego o manuales para confeccionar explosivos. A uno se le atribuye la participación en un ataque a una sede LGTBI en la localidad alicantina de Alcoy.
Pero sus intenciones no se remitían exclusivamente al desarrollo de actividades marcadas por la violencia física. Las fuentes de la investigación señalan que uno de los detenidos, al que consideraban el "principal instigador" en los grupos y foros compartidos, tenía la intención de fundar en España un partido político inspirado en el nacionalsocialismo alemán, el mismo que encumbró -y al que también dio forma- Adolf Hitler en los años 30. Muchas de las premisas, no obstante, habrían quedado "obsoletas" o no tendrían "encaje" en la España del siglo XXI, por lo que se habían propuesto adaptar los postulados a la situación y escenario actuales.
El partido político aún no estaba inscrito en el registro del Ministerio del Interior, pero el principal ideólogo de la iniciativa había propuesto crear un fondo de contingencia para su puesta en marcha. Una decisión, consideran los investigadores, que revelaría la escasez de financiación real en sus acciones, así como la poca "preparación económica" de sus planes. Con todo, este individuo presumía de haber formado parte en el pasado de otro partido político no reconocible.
Así las cosas, la Operación Ario explotada por la Policía Nacional y articulada en base a las pesquisas de la Comisaría General de Información no sólo ha frustrado cualquier posible intento de perpetrar una acción violenta en España contra colectivos vulnerables, sino que también ha impedido de forma colateral la creación de un partido claramente neonazi inspirado en los preceptos más radicales del supremacismo.
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