Rajoy reaparece en Torremolinos por vez primera desde el estallido de la crisis del PSOE. Le preocupa la imagen transmitida por sus 'capitanes' sobre las condiciones impuestas al PSOE de cara a negociar la salida al atasco institucional. "Ni condiciones ni exigencias", dijo Rajoy al romper el silencio. "Ni terceras elecciones", añadió.
El PP corría el riesgo de aparecer como 'el malo de la película'. Con el ánimo crecido por el estallido del PSOE, ahora le tocaba levantar la voz, vengarse del 'no' de Sánchez. Condiciones o elecciones, era el sortilegio. Rajoy ha roto su silencio para trasmitir un mensaje de colaboración y tolerancia. "Se ha especulado mucho, pero cuando hable con Fernández le diré que lo que se necesita es un gobierno en España rápidamente". "Todavía tenemos tiempo" para evitar las urnas, insistió.
El PP teme que la abstención del PSOE dé paso a un gobierno de mínimos, 'un gobierno de cinco días'. De ahí las exigencias que habían deslizado algunos altos cargos a lo largo de la semana. El plan estaba escrito. Ahora se modula. Pero, quizás, haya que recuperarlo. "Lo más importante es no aparecer ahora que somos nosotros los que provocamos las elecciones", comentó en la mañana del jueves un dirigente de Génova tras escuchar las palabras del presidente. "No podemos ser ahora el malo de la película".
El Partido Popular tiene previsto llevar a su futura negociación con la Gestora del PSOE una serie de condiciones, aunque nunca han usado ese término. Garantías, solían decir.. El objetivo es evitar que, tras una posible investidura de Rajoy, los socialistas impulsen un bloqueo parlamentario que haga inviable cualquier acción de Gobierno. “No se trata de imponer una rendición sin condiciones”, comentan fuentes del PP, “sino de alcanzar acuerdos que faciliten la gobernabilidad y nos evite volver al atasco”. En palabras de Rafael Hernando, portavoz del grupo parlamentario de los populares, se pretende “un Gobierno que gobierne y un legislativo que legisle”. Cuatro son los puntos fundamentales que presentará el equipo de Rajoy a la cúpula interina del PSOE.
-Aprobación de Presupuestos del 2017. Cuestión primordial, clave y urgente sobre la que el presidente en funciones ha alertado con insistencia. El titular de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, mantiene un diálogo fluido con los Gobiernos autonómicos a fin de solventar las cuestiones de tesorería más perentorias. El PSOE se muestra remiso a asumir las medidas impopulares que habrán de adoptarse en el paquete presupuestario. Ciudadanos se ha ofrecido a actuar de mediador. Moncloa no aspira a cerrar un pacto sobre los Presupuestos en tres días, pero confía en arrancar un compromiso formal de colaboración por parte de los socialistas. Sin presupuestos no habrá investidura, comentan las fuentes mencionadas.
-Reformas intocables. Antes de la erupción del volcán socialista, el Gobierno en funciones estaba dispuesto a retirar algunas de sus leyes 'estrella'. Las cosas han cambiado. No admitirá ahora que se retire ni una de ellas. Como mucho, aceptará algunos retoques. El Congreso aprobó este martes, sin efecto práctico alguno, sendos proyectos no de ley para derribar dos de estas medidas de los populares: la Ley de Educación y la prisión permanente revisable. Ciudadanos se sumó desde la abstención a esta embestida parlamentaria de la oposición. Un serio aviso de cómo puede ser el próximo curso parlamentario si el PP no ata sus condiciones. Rajoy pretende defender los principales jalones de su acción de Gobierno. Ni una de sus leyes clave irá a la papelera.
-Los dictados de Bruselas. La UE viene reclamando al gobierno español una serie de medidas para controlar el déficit y ajustar las cuentas del Estado. Atender estas demandas exigirá dar pasos impopulares aunque imprescindibles. Imposibles de impulsar sin un amplio respaldo parlamentario. Moncloa pretende comprensión y complicidad del PSOE en un asunto “que nos afecta a todos”. Este no es un punto de ‘condición previa’ para suscribir el acuerdo de investidura, pero sí de ‘ineludible compromiso’, comentan las fuentes mencionadas.
-Estabilidad parlamentaria. Rajoy insiste, desde el 20D, en lo imperioso de alcanzar un acuerdo de Gobierno con sólida base parlamentaria, algo imposible con Pedro Sánchez al frente del PSOE. En el nuevo escenario, el líder del PP pretende un compromiso por parte de la oposición para permitir una continuidad del Ejecutivo del PP al menos por dos o tres años. Sin esta garantía, asumir la presidencia de la Nación se convertiría en un esfuerzo inútil, en una intentona frustrada.
El PSOE aspira a evitar de nuevo las urnas. Deberá, para ello, abstenerse en una posible investidura de Rajoy. Será ese el primer paso. Vendrá luego la negociación con Moncloa. “No está en condiciones el PP de poner condiciones a nadie”, declaró el miércoles Mario Jiménez, portavoz de la gestora y mano derecha de Susana Díaz. Recordó que Rajoy tuvo 180 diputados en su intento de ser investido. Un guiño a su parroquia, desorientada y abatida.
Un subidón de escaños
Hasta la aparición de Rajoy, en la cúpula del PP no se compartíca esa opinión. El PSOE acaba de vivir el mayor cataclismo de su reciente historia. Le toca ahora a Rajoy plantear sus exigencias, después de diez meses del bronco soniquete del ‘no, no, y otra vez no’. El equipo de Génova se mueve estos días con prudencia y sigilo. Debe evitar la idea de ensañamiento o venganza con un rival quebrado. O la de buscar ahora el camino hacia las urnas, después de meses de predicar la urgencia de un Gobierno.
“Le corresponde al PSOE tomar la decisión de si quiere el desbloqueo o ir a las elecciones”, es la cantinela oficial de los populares. Toca ahora matizar, aunque el diálogo con el PSOE será firme. Se siguen considerando imprescindible alcanzar un gobierno sólido que permita abordar un periodo de estabilidad. Nada se habla de condiciones, ni de exigencias. Ya saldrán. “Hay dirigentes en nuestra formación que nos reclaman una actitud de mano firme con el PSOE”, mencionan. Incluso de que 'les toca a ellos tragarse el sapo'.
La familia socialista está fracturada y desolada. Sin más salida que permitir la continuidad de Rajoy en la Moncloa. El PP, mayoritariamente, prefiere elecciones. Un ‘subidón’ de veinte escaños, mencionan. Y un desplome seguro del PSOE. Las negociaciones serán rápidas y directas. No hay tiempo para más. La presión cae del lado socialista. Javier Fernández, líder de la Gestora, ya ha abierto la senda hacia la abstención. ¿Estratégica? ¿Técnica? De momento, Rajoy ha despejado, de palabra, todos los obstáculos. La pelota sigue en el tejado del PSOE.
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