"A mi hija le encantaba el colegio. Pero el acoso escolar la sumió en la melancolía. Estaba triste y ansiosa. Perdió el apetito y peso. Sus notas bajaron muy deprisa. No tenía autoestima. Yo me culpaba a mí mismo. Soy vendedor y viajo todo el tiempo, por lo que no podía estar en casa todos los días de la semana para ella. Me partía el corazón salir a trabajar cuando la oía llorar en la otra habitación por la noche. Me sentía impotente cuando lo único que quería hacer era protegerla". Este es solo uno de los miles de testimonios de padres de víctimas de acoso escolar que se dan en España y que permanecen ocultos a ojos de las administraciones.
Según denuncia Amnistía Internacional en su primer informe sobre acoso escolar en España, publicado este miércoles con el título 'Hacer la vista… ¡gorda!', existen miles de casos que no se registran oficialmente. Entre los motivos por los que España no cuenta con una base de datos oficial, el organismo internacional destaca los "errores en la recogida de los datos por parte de la Administración", el desconocimiento "padres y profesores que no saben cómo identificarlo y actuar" y que "las medidas que existen para atajarlo no están funcionando".
El organismo internacional denuncia "errores en la recogida de los datos por parte de la Administración"
"No hay datos claros sobre la incidencia del acoso escolar, y los resultados varían según las diferentes investigaciones", concluye la investigación. Según el Estudio Conducta sobre Salud de los Jóvenes en Edad Escolar (HBSC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud, a pesar de que el índice de victimización en España es inferior que en la mayoría de los países europeos, el 7,5% de los niños y el 4,3% de las niñas fueron víctimas de acoso escolar en España en 2014, último año del que se dispone de datos.
Amnistía Internacional denuncia en su informe que estos datos contradicen las cifras oficiales, "que hablan de tasas mucho más bajas". En 2017-2018 la inspección educativa de Extremadura documentó 188 casos, la de Madrid 83 y la de Aragón 63, es decir, un 0,27, un 0,3 y un 0,1% del alumnado en edad escolar, respectivamente.
Medidas con "lagunas"
"En los últimos años, las autoridades públicas han tomado medidas para responder al problema del acoso escolar. Sin embargo, no se están implementando todas y quedan importantes lagunas por cubrir para garantizar que se respetan y protegen los derechos de la infancia en los centros educativos", advierten.
El Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, que solamente existe de nombre, debería reunir información para realizar análisis, diagnósticos e intervenciones"
El organismo internacional encuentra deficiencias en el Plan Estratégico vigente para combatir el acoso escolar porque, a su entender, "no se ha implementado en su integridad". "El Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, que solamente existe de nombre, debería reunir información para realizar análisis, diagnósticos e intervenciones que puedan ser útiles para combatir el acoso escolar", reprochan.
Y añaden que la mayoría de los casos de acoso escolar identificados de forma preliminar por el servicio de atención telefónica del Ministerio de Educación (900 018 018) en 2017 no han sido denunciados a la inspección educativa. "Las formas no físicas de acoso, como los insultos, el hostigamiento y la exclusión social, incluido en las redes sociales, suelen pasar desapercibidas y no se documentan en los cauces oficiales", insisten.
Sistema de denuncias "útil"
Por todo ello, Amnistía Internacional exige a los departamentos de Educación de las comunidades autónomas, incluidos los servicios de inspección educativa, que aborden todos los casos sin dilación, reúnan datos cuantitativos y cualitativos para observar el acoso escolar e identificar los factores de riesgo, y hagan obligatoria la formación permanente de docentes en las áreas relativas a la convivencia escolar, el género, la diversidad cultural y las tecnologías de la información y la comunicación pertinentes al ciberacoso.
Los chicos me insultaban sobre todo llamándome fea y guarra. El grupo de niñas tenía una jefa y todas las demás la seguían como borregos"
Además, recomienda que el nuevo Gobierno ponga en marcha un sistema de denuncias que los adolescentes utilicen de verdad. "El teléfono actual no es suficiente y son necesarios otros mecanismos que sean empleados habitualmente por estudiantes y que sirvan para atajar esta problemática con rapidez y eficacia". La organización también insiste en desarrollar programas de apoyo entre iguales obligatorios en todos los centros educativos y pide formación permanente para el profesorado a veces es insatisfactoria.
"Los chicos me insultaban sobre todo llamándome fea y guarra. El grupo de niñas tenía una jefa y todas las demás la seguían como borregos. Si una de ellas se atrevía a hablarme, sufría las consecuencias y era excluida. (…) El acoso era en la clase y en el patio. Tenía que estar todo el tiempo sola", recuerda una adolescente desde Extremadura en el estudio realizado por Amnistía Internacional. En la misma comunidad, un profesor reconoce: "Me dijeron que no diera publicidad al número del Ministerio de Educación para evitar el alarmismo". ¿El responsable? También permanece invisible para las autoridades.
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