Pedro Sánchez justificó su ausencia en la Cumbre Iberoamericana de Cuenca (Ecuador), a la que ha dejado solo al Rey Felipe VI por primera vez, para quedarse en España liderando la reconstrucción de las zonas más afectadas por la DANA en Valencia. Pero en su agenda oficial de este jueves, día que debería estar en dicha cumbre que impulsa España, no consta que vaya a acudir al pleno del Congreso en el que todavía no ha dado explicaciones por su gestión de la DANA. Se da la coincidencia que, este jueves, el Gobierno puede sumar una sonora derrota parlamentaria por culpa de las diferencias fiscales entre sus socios.
Lo habitual es que cuando Sánchez asiste al pleno al Congreso, aunque sea únicamente a votar, salga reflejado en su agenda. Como así aparece en el caso de la vicepresidenta María Jesús Montero y el resto de ministros que acudirán a la sesión plenaria. Pero no en el caso del presidente. Según su agenda oficial, este jueves, Sánchez únicamente presidirá la reunión del comité de crisis que se reunirá a primera hora de la mañana en el Palacio de la Moncloa.
El Congreso votará este jueves la elección de los nuevos consejeros de RTVE que, en la primera votación, no lograron los votos necesarios. La reforma que aprobó el Gobierno hace unas semanas permitirá que, en esta ocasión, salgan elegidos solo con mayoría absoluta. Con los números muy ajustados, el voto de Pedro Sánchez es imprescindible para lograr sus planes de asalto a la corporación pública de radiotelevisión. Pero también podría votar telemáticamente -como ha hecho en otras ocasiones-.
Lo más probable, pese a que no figure en su agenda una vez se ha hecho pública, lo previsible es que Sánchez acabe acudiendo al plenario -como también ha hecho otras veces- si sus negociadores logran la cuadratura del círculo en el último minuto en cuestiones que siguen sin acuerdo. Si no es así, en cambio, lo más probable es que su agenda se quede tal como está y no acuda para no tener que asumir una nueva derrota parlamentaria.
Reforma fiscal del Gobierno
Una de las cuestiones que pesan en la ausencia de su presencia en el pleno de este jueves en su agenda oficial, según fuentes cercanas a Sánchez, es la incertidumbre con lo que pueda ocurrir en la Comisión de Hacienda. Está previsto que vote la reforma fiscal, con la que Sánchez pretende añadir el impuesto a empresas multinacionales. Sus principales socios, Junts y el PNV, lo rechazan. Y salvo un acuerdo de última hora, en una negociación que a última hora de la noche proseguía para encontrar un punto de equilibrio, el Ejecutivo puede sumar una nueva derrota muy sonora.
Se trata del proyecto de ley que inicialmente transpone una directiva europea para crear un nuevo impuesto mínimo global del 15% a empresas multinacionales, pero en la que el PSOE y Sumar han pactado incorporar una reforma fiscal con nuevos impuestos y revisando parte de los existentes. Y es que es la última oportunidad de acometer una amplia reforma fiscal, dado que no se pueden aprobar impuestos por decreto ley y que los Presupuestos de 2025 tienen un futuro incierto.
Junts pactó con el PSOE dejar morir el impuesto energético para no poner en riesgo inversiones en Tarragona, y por otro, ERC, Bildu y Podemos insisten en hacer permanente el impuesto al sector energético ante los beneficios récord de compañías como Iberdrola. Del mismo modo, Sumar aboga por quitar exenciones fiscales a seguros médicos, algo que rechaza de plano el PNV, al ser algo muy extendido entre trabajadores de Euskadi.
Toque a los diputados del PSOE
Es tanta la preocupación por esta votación, lo que hace prever que Sánchez no eludirá su responsabilidad de votar, que la dirección del grupo parlamentario ha dado un toque a sus diputados para que todos estén en su escaño a la hora de la votación. Con Ábalos ya imputado, los socialistas no quieren depender de su exsecretario de Organización. Y todo pende de un hilo.
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