Después del disgusto, reflexionó el fin de semana y el lunes les hizo saber a sus concejales que finalmente había decidido dimitir. Esperanza Aguirre, exportavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, reunió a sus concejales antes de renunciar y darlo a conocer a la prensa.
Les contó el engaño de que había sido objeto por parte de Ignacio González, pero se habló poco de política. Hizo un repaso de las anécdotas que le habían sucedido con algunos de los presentes.
Cuando llegó el momento serio, les pidió a sus compañeros que continuaran luchando por sus ideales y que trabajaran duro los dos años que les quedaban en el Ayuntamiento. Luego les dijo: "Defended España y desenmascarad a Podemos".
Estos dos planteamientos fueron las dos ideas que le hicieron volver a la política tras su primera dimisión. Aguirre estaba especialmente indignada con los planteamientos "totalitarios" de Podemos y ha confesado varias veces que fue la principal razón que le hizo volver a la política.
Posteriormente, firmó algunos ejemplares de un libro y pidió a una de sus colaboradoras que le recogiera los trastos y se los enviara a casa. Quiso evitarse la ya clásica ceremonia de recoger los enseres personales y meterlos en una caja.
La ya exportavoz se planteó que había que darle forma legal a su dimisión, por lo que llamó a los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Madrid, uno de cuyos funcionarios levantó acta de la renuncia.
Y llegó el momento de volver a casa. Aguirre dijo a sus colaboradores que ya no podía regresar en el coche del Ayuntamiento porque ya no era concejala. Se despidió de sus escoltas.
Pidió a uno de los concejales que le llevara a casa. Se ofreció de voluntaria Isabel Martínez Cubells, que cogió su coche del aparcamiento del Ayuntamiento y la trasladó a su domicilio. Allí terminó una carrera política de más de treinta años.
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