El Ministerio de Asuntos Exteriores se ha negado a desvelar las directrices enviadas a las embajadas de España para justificar el cambio de postura del Gobierno de Pedro Sánchez con respecto a la amnistía para Carles Puigdemont y centenares de encausados y condenados vinculados al proceso separatista catalán.
La negativa del ministro José Manuel Albares ha quedado recogida en una petición de Transparencia cursada por Vozpópuli. El Ministerio inadmite la solitud de este diario en virtud del artículo 14.1 apartado C de la ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno.
Este artículo prevé limitar el derecho de acceso porque supone “un perjuicio para las relaciones exteriores de España”.
La pregunta concreta demandaba copia de los “documentos, estudios, informes o cualquier otra documentación en poder del Ministro de Asuntos Exteriores que reflejen la postura a adoptar en el futuro por la Embajadas de España y la postura que han de mantener los diplomáticos ante la Unión Europea tras el cambio de postura del Gobierno reflejado en la ley de amnistía.” La respuesta no precisa si esas directrices existen o no, y si se han enviado o no.
Directrices a las embajadas en 2017
Este diario ha informado del desconcierto que reina en las embajadas españolas tras el pacto de investidura entre Sánchez y Puigdemont. Los diplomáticos han pasado de una actitud proactiva desmontando el discurso de Puigdemont a tener que hacer la vista gorda cada vez que los partidos separatistas montan un sarao en algún país para desprestigiar a España.
Exteriores ha esgrimido el mismo argumento para denegar a Vozpópuli la copia de los informes remitidos a las legaciones en 2017 sobre la situación creada en España por el golpe a la democracia del 1-O y las consecuencias y razones de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Otra de las consecuencias de los acuerdos del Gobierno con el separatismo ha sido la proliferación de delegaciones catalanas en el exterior. Y el anuncio por parte de la Generalitat de la creación de un cuerpo diplomático propio.
Vozpópuli ha publicado en exclusiva cómo las autoridades separatistas catalanas han incrementado un 45% el gasto de sus embajadas en los últimos dos años para relanzar el proceso separatista en el exterior.
Sin embargo, Albares ha evitado valorar esta propuesta de la consejera de Acción Exterior catalana, Meritxell Serret. En su respuesta a otra petición a Transparencia se limita a señalar que el “Gobierno defiende siempre la soberanía nacional y vela por los intereses de España”. Pero se niega a desvelar si la iniciativa de este cuerpo autonómico de funcionarios formó parte de las negociaciones de investidura entre el PSOE y Junts per Catalunya.
Alerta por los 'diplomáticos' catalanes
La Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE) –la mayoritaria de la carrera- advirtió expresamente en un comunicado de la preocupación que generaba entre los diplomáticos la cláusula del acuerdo PSOE-Junts que prevé la "ampliación de la participación directa de Cataluña en las instituciones europeas y demás organismos y entidades internacionales".
E hicieron extensiva su preocupación a la creación del cuerpo de acción exterior de la Generalitat de Cataluña. ADE reivindicó la labor realizada en todo el mundo para desmontar la "campaña internacional de desprestigio alentada contra España por el independentismo".
"Esta tarea se ha realizado con notable éxito y los diplomáticos la reivindicamos con legítimo orgullo", dijeron.
El Gobierno viene ignorando de forma sistemática algunos avisos de sus servicios diplomáticos sobre el nuevo procés separatista que alientan las delegaciones de la Generalitat de Cataluña en el exterior.
La dependencia del Gobierno Sánchez de los votos de ERC y Puigdemont ha permitido la reconstrucción del sistema exterior de la Generalitat. El objetivo de estas instituciones es supuestamente fomentar los intercambios comerciales, pero la lista de agravios públicos contra España de los equipos que dirigen estas delegaciones no deja de crecer sin que el ministerio de Albares haga nada por evitarlo.
Es un "proselitismo" similar al de los años previos al estallido del procés. Los delegados catalanes manejan agendas propias y sus mensajes en medios de comunicación, cuando acceden a ellos, mezclan, por un lado, el cuestionamiento de la calidad democrática de España. Y, por otro, la defensa de un referéndum de independencia en Cataluña.
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