Ha sobrevivido a todo tipo de rumores, empujones y tarascadas. Xavier García Albiol será el nuevo presidente del PP de Cataluña en el congreso que celebrará el partido a finales de mes. Alicia Sánchez-Camacho abandona la dirección de los populares catalanes para centrarse en Madrid, donde ocupa la vicesecretaría del Congreso de los Diputados. Albiol, que en la práctica ha ejercido la labor de máximo responsable, asumirá formalmente esa función.
Albiol, amparado por María Dolores de Cospedal y Javier Arenas, se siente firme, comentan sus allegados. Desde la puesta en marcha de la ‘Operación diálogo’, que conduce la vicepresidenta del Gobierno, se sentía preterido y hasta menospreciado. Su perfil duro y beligerante con los separatistas no se adecuaba a la política de gestos amables y mano tendida que ofrecía Soraya Sáenz de Santamaría. El nombramiento de Enric Millo como delegado del Gobierno en la comunidad le relegó a un papel secundario en la interlocución de Moncloa con la Generalitat.
Cambio en la secretaría general
El recalentamiento del ‘proceso de desconexión’, la feroz intransigencia de los independentistas y los escasos frutos de la política negociadora han reforzado la imagen de Albiol, quien se apresta a dar un vuelco a su organización una vez sea confirmado como el nuevo presidente regional. La primera providencia será la presumible salida de Jordi Cornet de la secretaría general, un elemento insustituible en el diseño de las campañas electorales, quien alterna su cargo con el de director de la Zona Franca, el epicentro de los negocios donde prosperó durante años Enrique Lacalle, que se mudó luego al mundo inmobiliario. Cornet es un excelente componedor, eternamente situado en la segunda línea de acción.
Necesita Albiol gente más bregada, audaz y joven. Llevará a cabo un relevo generacional, según apuntan en fuentes ‘populares’. También planea introducir incorporaciones independientes, ajenas al partido y muy activas en la pugna contra el secesionismo. Reforzar la línea de acción contra el movimiento separatista figura entre los objetivos de la nueva etapa, con el horizonte de unas posibles elecciones anticipadas tras el verano.
El recalentamiento del ‘proceso de desconexión’, la feroz intransigencia de los independentistas y los escasos frutos de la política negociadora han reforzado la imagen de Albiol
El referéndum no tendrá lugar, insisten en el PP catalán, la misma letanía que repite Mariano Rajoy. La clave la dio el propio presidente en su mensaje de clausura del Congreso Nacional. Hay que recuperar el terreno perdido, el PP tiene que arrebatarle espacios a Ciudadanos y convertirse en el único estandarte de quienes le plantan cara a los secesionistas. Albiol salió del cónclave de Madrid con un discurso mucho más enérgico. Ha hablado de que los independentistas elaborarían una 'lista de Schindler’ entre los funcionarios si logran sus metas. O que “nos echarían de Cataluña” si redondean sus planes.
No olvida Albiol en sus intervenciones referirse a la oferta permanente de mano tendida, algo que también hace Rajoy. Pero en un tono de mayor firmeza que el que se ha venido escuchando desde Moncloa en paralelo con los intentos de conseguir avances en la ‘Operación diálogo’. En la gran asamblea de este fin de semana en Madrid, pudo palparse en la militancia 'popular' un rechazo frontal a cualquier tipo de cesiones hacia los independentistas. “No estamos dispuestos a comerciar con la unidad de España”, sentenció Rajoy. Este es el hilo argumental sobre el que Albiol, con el PP catalán renovado, se dispone a arrancar la etapa que ahora comienza.
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