El mes que ha transcurrido desde que Ciudadanos rompió su pacto de investidura con el PSOE en Andalucía ha sido especialmente tenso para Susana Díaz. La presidenta de la Junta se ha resistido durante semanas a un adelanto electoral que todo su Gobierno le pedía a gritos. Díaz no se fiaba de Pedro Sánchez. Y temía que el presidente se la jugase haciendo coincidir las elecciones generales con las andaluzas. Esa posibilidad ha estado viva más de lo que Moncloa admitía en público.
Díaz ha levantado su agenda de esta semana. Lo más probable es que firme el decreto de convocatoria el lunes o el martes y que anuncie la fecha de las elecciones para el 2 de diciembre (2-D). Díaz cierra una legislatura estable y productiva gracias a un acuerdo con Ciudadanos que ha funcionado relativamente bien. Pero que está marcada por su derrota frente a Sánchez en las primarias del PSOE en mayo del año pasado. Un golpe personal y político, que ha torturado el socialismo andaluz y ha desgastado su acción de Gobierno en la recta final. Todos sus consejeros, en mayor o menor medida, sufrieron con ella el varapalo de las primarias.
Esa derrota y su pésima relación con Sánchez son claves para entender este juego del gato y el ratón que le ha llevado a bloquear un adelanto que se daba por supuesto. La presidenta lo tenía en bandeja. Ciudadanos dio el pacto por roto el 7 de septiembre, pero Díaz, que tenía en mente la convocatoria, se echó para atrás varias veces. La llamada de Sánchez el pasado jueves para anunciarle la celebración de un Consejo de Ministros en Sevilla el 26 de octubre borró las dudas de la presidenta. Esa misma mañana, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, su principal interlocutora en el Ejecutivo central, había dejado entrever la inminente celebración de las andaluzas en una entrevista en A3.
Escenario endiablado
Todas las encuestas predicen una victoria clara del PSOE. Desde la moción de censura, al menos según el CIS de Tezanos, el socialismo está recuperando terreno en todo el país. Díaz necesita esa victoria. No es sólo una cuestión política, revalidar mandato, sino también personal. Quiere sacudirse el estigma de las primarias. Pero el escenario postelectoral se prevé endiablado. De hecho, uno de los motivos del adelanto es evitar lo que ocurrió hace cuatro años, cuando la cercanía entre las elecciones andaluza (marzo) y las autonómicas y municipales (mayo) impidió a Díaz formar gobierno hasta junio.
Los sondeos indican que Ciudadanos está disputando la segunda posición al PP. ¿Puede el centro derecha sumar la mayoría absoluta para desbancar al PSOE del gobierno andaluz por primera vez en 40 años de democracia? Parece difícil, pero tampoco es imposible. El partido naranja, que lidera Juan Marín en Andalucía, prevé pasar de los 9 escaños del 2015 a al menos 20. Si Díaz intenta reeditar el pacto con Ciudadanos, el partido naranja pedirá entrar a un gobierno de coalición.
Otra opción es negociar con Unidos Podemos. La relación de Díaz con Teresa Rodríguez, la líder morada en Andalucía, es inexistente. Sin embargo, la actual correlación de mayorías en el Congreso de los Diputados favorece esa vía.
Casado, primer examen
Andalucía es la primera cita de un ciclo electoral largo. El 26 de mayo del próximo año se celebrarán las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Las elecciones generales, Sánchez mediante, tendrán lugar bien a finales del 2019, bien en 2020 cuando corresponde.
Si Díaz tiene una reválida, el líder del PP, Pablo Casado, se presenta a su primer examen importante. Y pintan bastos. El candidato Juanma Moreno Bonilla obtuvo 33 diputados en 2015 y nada indica que pueda superar o si quiera igualar esa cifra, que era bastante mala ya de por sí. Ciudadanos amenaza con superar al PP por segunda vez consecutiva en las urnas tras su victoria en Cataluña el 21-D.
Casado ha arrancado la precampaña andaluza este pasado fin de semana en Sevilla. El PP reta a Ciudadanos a no pactar con el PSOE. Y Ciudadanos reta al PSOE a no pactar con Podemos. No parece que ganarle a Díaz sea una opción. Miguel Ángel Vázquez, consejero de Cultura de la Junta muy cercano a la presidenta, ha definido este marcaje entre Casado y Rivera como "moral de derrota". "PP y Ciudadanos se ven perdedores", escribió en su blog. "Ambos ven siempre a la líder socialista como ganadora".
El PP tiene intención de celebrar una gran convención para relanzar el partido el fin de semana del 1 y el 2 de diciembre, que todo apunta será el mismo de las elecciones andaluzas. Lo más probable es que Casado se vea obligado a cambiar esa fecha para no coincidir con las urnas.
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