El Gobierno asegura que busca "desde el primer minuto" una "respuesta común y solidaria" con la Comisión Europea y con otros socios comunitarios para el buque Aquarius, que permanece en el Mediterráneo con 141 migrantes rescatados frente a las costas libias a bordo.
Son "negociaciones intensas que requieren discreción", explican fuentes de Moncloa, quienes confían en que dichos contactos se traduzcan "en una solución compartida en las próximas horas". Desde el Gobierno niegan que haya habido un cambio de postura con respecto a la forma en que se procedió en el mes de julio, cuando en el mismo barco viajaban más de 600 migrantes.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez decidió ofrecer el puerto de Valencia para el desembarco y concedió un permiso especial de residencia de 45 días a los migrantes. Ahora Moncloa asegura que España "no es el puerto más seguro", dado que no es el más cercano. En junio tampoco lo era, pero ante la negativa de Italia y Malta a recibir al barco operado por las ONG SOS Mediterranée y Médicos sin Fronteras, el recién nombrado Ejecutivo socialista decidió dar un paso al frente ante una "emergencia humanitaria".
Si entonces fue duramente criticado por los partidos de la oposición, PP y Ciudadanos, acusado de realizar una política de gestos, ahora esas mismas fuerzas políticas tampoco ahorran en críticas a la postura adoptada por el Gobierno este lunes.
"Si se produce una solución común europea, es la consecuencia de aquello", dicen ahora desde el Gobierno, donde insisten en que el presidente Sánchez trabaja por esa "solución común, ya que los flujos migratorios son un reto que atañen a todos los estados miembros de la UE". El jefe del Ejecutivo pasó el fin de semana en el entorno de Doñana con la canciller alemana Angela Merkel, donde el repunte migratorio fue uno de los temas clave.
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