Política

Ayllón, ministro para Cataluña: el 155 que Rajoy no se atrevió a aplicar

El Gobierno del PP cambió en el último segundo su plan de 155 largo por las elecciones ante la secular indecisión del presidente Rajoy y las presiones de Saénz de Santamaría

El Gobierno del PP cambió en el último minuto la aplicación de un artículo 155 duro y prolongado en Cataluña por la convocatoria exprés de elecciones autonómicas hace exactamente un año. El ex presidente Mariano Rajoy ordenó el cambio la misma mañana del 27 de octubre del 2017, mientras el Senado debatía el documento que habilitaba al Ejecutivo a intervenir la Generalitat de Cataluña.

La indecisión de Rajoy y las presiones de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que prefería las urnas, dieron al traste con un plan que preveía nombrar un ministro para Cataluña en funciones de presidente de la Generalitat.

El cargo iba a ocuparlo José Luis Ayllón, que era secretario de Estado de Relaciones con las Cortes en aquel momento. Había otros nombres encima de la mesa, como el de la actual portavoz del PP en el Congreso, Dolors Montserrat. Ayllón era el favorito, según los testimonios de varios protagonistas recabados por Vozpópuli.

Gobierno de secretarios de Estado

El Consejo de Ministros desplegó el artículo 155 de la Constitución por primera vez en 40 años de democracia hace ahora un año. Ni Rajoy, ni Saénz de Santamaría pensaron que la crisis catalana llegaría tan lejos. Se equivocaron. El separatismo llevó su desafío al límite con la declaración de independencia en el Parlament. Rajoy destituyó a Carles Puigdemont y todo su Govern. Pero la sorpresa inesperada de su comparecencia aquel viernes por la noche en la Moncloa fue la convocatoria de elecciones el 21-D. Nadie lo esperaba. Ni siquiera algunos dirigentes del PP. 

El borrador que Rajoy tiró a la basura la mañana del 27 de octubre preveía el nombramiento de un Govern interino de la Generalitat. Se creaba el cargo de ministro para Cataluña, con asiento en el Consejo de Ministros y las funciones propias de un presidente catalán. El ministro para Cataluña tenía su propio Govern, formado por 15 secretarios de Estado que asumían las diferentes consellerías. El 155 que nunca vio la luz dejaba activo el Parlament, con mayoría separatista, pero lo despojaba de sus funciones de control al Ejecutivo. La cohabitación de los dos poderes hubiera sido difícil.

La función del ministro para Cataluña era similar a la figura del Gobernador General que creó el Gobierno de la Segunda República en 1934 después de la proclamación del Estado catalán. La diferencia fundamental era que las autoridades republicanas suspendieron el Estatuto y las instituciones propias de Cataluña. El 155 nunca se planteó en esos términos

Sin embargo, el Gobierno veía necesario la creación de una nueva autoridad para Cataluña. Lo que Rajoy y Sáenz de Santamaría tenían claro era que el cargo debía ser para un catalán. El favorito era Ayllón. Sonaron otros nombres, según las fuentes consultadas. El de Montserrat fundamentalmente. Pero Ayllón, natural de Barcelona y hombre de la máxima confianza de la vicepresidenta, tenía todas las papeletas

La indecisión de Rajoy

Ese 155 nunca se aprobó. La disolución del Parlament y las elecciones cambiaron el escenario de intervención prolongada de Cataluña. El Gobierno central tomó el control de la Generalitat, pero en funciones. Los ministros asumieron las competencias de las consellerías. Sáenz de Santamaría estaba en la cúspide, pero en labores más de coordinación que ejecutivas.

La única decisión política, al margen del cese de Puigdemont y sus consellers, que se tomó en aquel Consejo de Ministros fue el cierre de Diplocat y las llamadas embajadas catalanas en el exterior. 

El argumento que deslizó el Ejecutivo fue que el adelanto electoral era una petición del PSOE y Ciudadanos. Según los protagonistas de aquella crisis, la secular indecisión de Rajoy y la insistencia de Sáenz de Santamaría en ir a las urnas pesaron más en el ánimo del presidente que las palabras de Pedro Sánchez y Albert Rivera. Los dos conocían las grandes líneas del 155 duro. Y estaban de acuerdo. Sólo ha pasado un año.        

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