Política

Asombro en el PP con la estrategia de Abascal de atacar a Feijóo: "Vox es el mayor proyecto para la izquierda"

Abascal empleó buena parte de su turno en criticar al líder de la oposición. En Génova apelan a la suerte de Don Tancredo: "No perderemos segundos de telediario en contestar"

En algún momento de su segunda intervención de este miércoles en el Congreso, el presidente del Gobierno esbozó algo parecido a una columna socarrona sobre el "divorcio" entre el PP y Vox. A colación de la reciente ruptura unilateral por parte de Santiago Abascal en los cinco Ejecutivos autonómicos (Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón y Extremadura) que ambos partidos gobernaban en coalición, Pedro Sánchez divagó en el "romper para siempre", sobre quién sufre más –el que deja o el dejado– o la posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo emprendiera una "relación a varias bandas".

Si bien plagado de recursos líricos, tan sólo fue una evocación, como el De qué hablamos cuando hablamos de amor de Raymond Carver. "No se sabe si han tenido una discusión de pareja o una ruptura en toda regla", ahondó en la chanza Sánchez casi al mismo tiempo, minuto arriba, minuto abajo, que la Universidad Complutense pedía investigar a su mujer, Begoña Gómez, por haber encontrado "indicios" de "apropiación indebida" con un software. Habida cuenta de la situación que intramuros vive Moncloa, fuentes cercanas al líder del PP tachaban de misericordioso el comportamiento de Feijóo en la réplica.

No obstante, fue la actitud de Abascal la que más perplejidad causó entre los estrategas de Génova. "Ha utilizado más tiempo en atacar a Feijóo que a Sánchez", valoraba, sorprendido, un vicesecretario popular en el patio del Congreso durante un descanso. De los 15 minutos con los que contaba el líder del tercer grupo del Parlamento, "más de la mitad" –calculan en el PP, "a partir del minuto cinco"– fueron recados para Feijóo. "Vox es el mayor proyecto de la izquierda en democracia", concluía el alfil de Génova anteriormente citado.

Y es que la estrategia de Abascal para escenificar que PP y PSOE son, en el fondo, lo mismo no tiene tregua. "Fingen discutir sobre calidad democrática cuando se han repartido jueces como cromos", comenzó el líder de Vox sobre el acuerdo firmado en Bruselas para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) cinco años y medio después de que su mandato caducara. A ojos del líder de la derecha radical, el pacto no significa sino "aliento" para Sánchez.

También los acuerdos alcanzados para nombrar a "Conde-Pumpido; el Tribunal de Cuentas, RTVE [no existe acuerdo aún], la Junta Electoral y las comisiones parlamentarias del Congreso y el Senado, además de los sillones en Bruselas". Abascal, además, se adelantó a una posible respuesta de Feijóo basada en el argumento de que son "el mejor aliado" de Sánchez: "Lo que no se entiende es que después de esto, señor Feijóo, se atrevan a hablar ustedes de la pinza de Vox y el PSOE".

"No haremos oposición a Abascal"

Pero Feijóo, en su réplica, como es habitual, empleó la suerte de Don Tancredo: perfil absoluto y Sánchez como único rostro de la diana. "Abascal hace ese papel porque quiere reemplazar a Feijóo, pero nosotros no entraremos al trapo", aseguran fuentes cercanas al líder del PP. Es decir: nada cambia. Esa y no otra ha sido la estrategia del gallego desde que llegó al mascarón de proa del principal partido de la oposición hace dos años y medio. ¿El motivo? "Dedicarle tiempo a Abascal es perderlo", razonan las fuentes consultadas. "No perderemos segundos de telediario en contestar".

No obstante, la sala de máquinas escudriña los pasos dados por Abascal, cuyos intereses ya sólo interfieren en los aproximadamente 150 ayuntamientos que PP y Vox gobiernan al alimón a lo largo y ancho del país, y no lo pierde de vista. Para el PP, que el líder de Vox se haya echado al monte responde a algo meramente estratégico, donde confluyen evidentes elementos tanto de política nacional como internacional.

La irrupción de Se Acabó la Fiesta en las últimas elecciones europeas del 9-J, y su posición ahora entremedias de PP y Alvise Pérez un monstruo alimentado por ambos partidos–, a ojos de un estratega de Génova, ha llevado a Abascal a "buscar una salida" ideológica para marcar territorio. Además, también existe el convencimiento de que el frenazo a Marine Le Pen en Francia y la integración en el Parlamento Europeo dentro de Patriotas por Europa, el grupo auspiciado por el húngaro Viktor Orbán, habrían radicalizado esa estrategia con trazos comunes que llevan los partidos de alt right internacional.

¿Y los menas? "Lo tenían decidido y se tiraron en la primera curva. Si no hubiera sido lo de los menas, hubiera sido otra cosa", estima otra voz autorizada del PP. No obstante, un diputado con mando en plaza en Vox lo justifica: "La gente nos vota para defender esa bandera hasta el final. Nadie quiere un centro de menas en la puerta de su casa".

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