"Nadie sabe a ciencia cierta qué va a pasar, y quien diga lo contrario, miente". Esta es la frase recurrente en boca de cualquiera de los dirigentes socialistas, pocos, no alineados ya ni en el "bando" de Pedro Sánchez, por utilizar la terminología del exsecretario general, ni en el de Susana Díaz. Todos en el PSOE dan por seguro la recogida de avales entre los 187.368 militantes, que empieza hoy y terminará a mediodía del 4 de mayo.
Pero eso no predetermina nada... Que se lo digan a Joaquín Almunia quien, en las primarias de 1998, las primeras que celebró el PSOE, tuvo a todo el ' aparato' a su favor y ganó en avales a Josep Borrell, perdiendo luego en las urnas. Porque "lo de los avales es muy engañoso", aseguraba este lunes Óscar López, coordinador de la campaña del exlehendakari, quien se presenta como el único capaz de romper la dinámica enloquecida en la que ha entrado un PSOE literalmente roto en lo afectivo.
El candidato es consciente de que logrará el mínimo de 9.368 firmas necesarias -un 5%- pero poco más. Es decir, ante la opinión pública empezará la campaña electoral tercero y por eso apela al "voto oculto" de una militancia hastiada que, supuestamente, le va a llevar al sillón de la Secretaría General en Ferraz. Afirmación que mueve a la sonrisa de sus rivales.
Díaz, por su parte, arranca con la ventaja fundamental que supone ser líder en la federación más importante, la andaluza, con el 25% del total de militancia en España, alrededor de 50.000 afiliados. Llegados a este punto, lo mismo Óscar López que los responsables del equipo de Pedro Sánchez, Adriana Lastra y José Luis Ábalos, advierten de que un sobreesfuerzo en la captación va a "quemar" a los cuadros del partido y a la militancia, el ansiado objeto de deseo de los candidatos. Al final, lo único que consigues, dicen, es que muchos firmen "de boquilla" pero luego, "el voto es secreto".
Susana Díaz arranca con la ventaja de que casi 50.000 militantes, un 25% de los que tiene todo el PSOE, proceden de Andalucía
A un mes de la votación del 21 de mayo, Susana Díaz y Pedro Sánchez parten con el reto de superar las 41.338 firmas que consiguió el exsecretario general en junio de 2014. En aquellas primarias, en las que su victoria en avales se correspondió luego con un triunfo en votos sobre Eduardo Madina -48,6% frente al 36,19% del diputado vasco y el 15,12% de José Antonio Pérez Tapias-, Sánchez logró un tremendo apoyo de Andalucía porque el entonces diputado madrileño anticipó así la fortaleza de su candidatura frente a la de Madina, al que avalaron 25.238 afiliados.
Pedro Sánchez superó en avales a Madina y a Tapias en 12 de las 17 comunidades autónomas, dato al que Susana Díaz aspira a dar la vuelta a su favor dos años y medio después de aquellas primarias.
Lejos de la tesis de Patxi López, la presidenta andaluza no le hace ascos a recoger cuantos más avales mejor. De hecho, el pasado martes, en un acto con militantes del PSM en Alcalá de Henares (Madrid), así lo dejó claro. "Yo quiero que respondáis por mí, que me ayudéis, que me avaléis", les dijo a los 600 reunidos.
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