Al menos diez barones regionales del Pp están a la espera de un gesto, un guiño, una insinuación de Alberto Núñez Feijóo para decidir su voto en el Congreso extraordinario que dirimirá el nombre del sucesor de Mariano Rajoy. En el cuartel general de Sáenz de Santamaría hablan de victoria sin pestañear. Cuentan los compromisarios a cientos. Ya superan los dos mil, según su versión.
Pablo Casado es más prudente, no canta victoria, aunque alguno de sus colaboradores, como Javier Maroto, hablan de 2.150 delegados. El cuerpo electoral de compromisarios electos asciende a 2.612. Se suman luego los electos, más de quinientos. Las cuentas no salen. "Algunos exageran al hacer números", decía este martes Santamaría. Resulta imposible extraer conclusiones a estas alturas, señalan los veteranos de Génova. "El voto es secreto, y aunque casi todos los compromisarios tienen cargos orgánicos y se deben al aparato, pueden surgir sorpresas", añaden.
Fernando Martínez Maíllo, coordinador general, rema a favor de la exvicepresidenta y recluta papeletas en su territorio de Castilla y León, según comentan fuentes regionales del PP. Juan Vicente Herrera, el presidente de la comunidad, puja por Casado. Un territorio decisivo, el tercero en número de votantes. Javier Arenas prepara el respaldo andaluz, el rincón más numeroso. Ya decidió la primera vuelta en favor de Soraya. Ahora, con la ayuda Juan Manuel Moreno, líder regional, da por hecho que repetirá la victoria.
Muchos dirigente autonómicos y provinciales tienen ya claro a quién apoyan. Incluso hacen campaña abiertamente a su favor. Asier Antona (Canarias) o Alfonso Alonso (País Vasco) se aliean con la exvicepresidenta en tanto que Luis Beamonte (Aragón) o José Antonio Monago (Extremadura) se inclina por Casado.
¿Qué hará Valencia?
La gran mayoría, sin embargo, unos diez o doce, no tienen claro hacia qué lado se inclinarán. Isabel Bonig, por ejemplo, es un mar de dudas, aunque en la Comunidad Valenciana apuestan por Soraya. Igual ocurre con Ángel Garrido, en Madrid, que cuida las formas, acoge a los dos candidatos e intenta mantener una prudente equidistancia, aunque todos saben que su corazón está con la 'exvice'. El militante, sin embargo, se vocó con Casado en forma abrumadora.
La clave es Feijóo, barón de barones, el eterno delfín que se quedó en su acolchado sillón de la presidencia de la Xunta y que, de momento, ha optado por mantener una prudente actitud de no involucrarse más que lo justo en la disputa. Ha hecho, eso sí, invocaciones a la necesidad de unas primarias competidas,en contra de las exhortaciones de la candidatura única que defiende Santamaría. Casado pasó este miércoles por Galicia, en un desplazamiento muy deseado, a la espera de algún gesto que finalmente no se produjo. Muy comedido, el presidente de la Xunta se refirió a su invitado como un candidato 'muy sólido', y poco más. El visitante prometió incorporarle a sus filas en el papel que se le antoje. Soraya hará lo próximo más adelante.
Retirado Rajoy, y sin liderazgo en el partido, Feijóo es la referencia a la que muchos miran. ¿Y a quién hay que votar', preguntan algunos de estos dirigentes provinciales. Maíllo, cuando le interrogan, intenta orientarlos, pero en determinados territorios, no se fían. Prefieren esperar a lo que diga Feijóo, si es que finalmente dice algo. "Es el único que puede inclinar la contienda. En la primera vuelta, en Galicia ganó Dolores Cospedal. Cabría pensar que el día 21 venciera Casado, pero las cosas nunca están tan claras. Hay que esperar a lo que diga el presidente", explica un alto cargo gallego. "Ni está todo el pescado vendido ni sabemos aún el color del pescado".
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